Todo estaba oscuro, casi no veía nada, me sentía mareado, no sabía en donde estaba pero tenía frío, tenía miedo... Algo no estaba bien.
—Owen —sentí un pinchazo en el pecho, esa voz.
—¿Mamá...? ¡Mamá! —chillé en busca de su voz, de pronto todo se iluminó, estábamos en la mansión.
La observé fijamente, tragué saliva, sintiendo el pánico recorrer mi cuerpo. Estaba llena de sangre, parada al frente de mí, su mirada perdida y triste me destrozó. Corrí a ella y la abracé.
—O-Owen... Mi Owen —habló con voz monótona, una voz vacía— ayudala, mi Owen.
¿Qué? ¿A quién debía ayudar?
—¿De qué hablas, mamá? ¿A quién debo ayudar? —fruncí el ceño, ella no me veía.
—Ayudala, a ella sí puedes ayudarla Owen, ella te necesita —su voz empezó a sonar más débil, más lejana. No entendía nada, ¿Qué estaba sucediendo?
Su cuerpo se fue disminuyendo poco a poco, ¿Pero qué?
—¿Mamá? ¡Mamá no te vayas, dime quién me necesita! —entonces se desapareció en mis brazos— ¡Mamá, por favor, dime! ¡Mamá!
Sollocé, cubrí mi rostro con mis manos, estaba frustrado, confundido.
—¡Owen! —chilló a lo lejos con desesperación.
Abrí mis ojos de golpe, mi corazón empezó a latir con más intensidad.
—¿Mar? —mi respiración se volvió agitada —¿Mar? ¿Eres tú?
—¡Owen, ayúdame por favor! —su llanto era desgarrador, me mataba por dentro— ¡Ayúdame, no permitas que me vaya, Owen!
—¡Mar! ¡¿En donde estas?! ¡Mar! —vi a mi al rededor con angustia, con un dolor en el pecho que me estaba matando.
Corrí en busca de su voz, recorrí toda la casa pero no la hallé en ningún lado, con desesperación caí al suelo lastimando mis rodillas. Esto no podía estar pasando, ¿Qué era lo que está pasando?!
Abrí los ojos asustado, recuperando la respiración, mi ritmo cardíaco iba muy rápido, estaba sudando y me sentía muy cansado, fatigado, aturdido. Sobé mi cuello haciendo una mueca de dolor, me dolía, ¿Qué había pasado? Bostecé limpiando mis ojos. Me levanté observando el lugar, ¿Qué hacía en Divina obsesión? No recordaba nada, fruncí el ceño al ver mi atuendo, llevaba la ropa de Ewan, ¿Por qué? Ah, no entendía absolutamente nada.
Vi la hora, era demasiado tarde, Mar debía estar esperándome en el departamento, corrí a la salida, sin embargo, la música del lugar me cautivó por unos momentos... Ese tipo de música era extraña, pero me gustaba, las luces cambiaban de color y había mujeres desnudas bailando en tubos. Respiré hondo, me sentí caliente, empezaba a sentir una extraña adrenalina por mi cuerpo, tragué saliva cerrando mis ojos por un momento.
Quería quedarme aquí, seguir escuchando esa música atrapando todos mis pensamientos, llenándome de placer por este lugar que me estaba haciendo sentir diferente de alguna manera exitante. Agarré mi cabeza, algo no andaba bien... Estaba pensando en cosas que no debía, estaba anhelando mucho ir hacia esas mujeres y hacerlas mías, eso no estaba bien, no estaba para nada bien. Apreté mis puños y con fuerza de voluntad salí del lugar, abrí las puertas y sentí el aire libre, se sentía bien.
Mi cuerpo quería volver a ahí dentro, sentía pequeños espasmos y ansiedad por regresar y tomar posesión de todo. Mi garganta estaba seca, teniendo el impulso de volver...
Owen.
No, no debía, yo tenía que estar con Mar, con la mujer que amaba, retrocedí yendo a tomar un taxi que me llevo rápidamente al departamento.
Por una extraña razón me sentía inquieto así que al salir del taxi corrí escalera arriba con rapidez llegando agitado, la puerta estaba entre abierta, con un presentimiento en mi cuerpo entré. La luz estaba tenue, el lugar estaba desordenado por completo, fui a la habitación de Mar y al abrir esa puerta mi corazón se detuvo por un segundo, mi cuerpo entero sintió fuego quemarme, mi pecho se desgarró de dolor. Me tambaleé un poco, espabilé repetidas veces asimilando lo que mis ojos estaban viendo, lo que me estaba empezando a matar.
—¡Mar! —chillé cuando reaccioné, corrí a su lado, su cuerpo bañado en sangre me recibió —¡¿Qué te pasó, mi amor?! ¡Háblame, por favor!
Sostuve su cabeza entre mis manos y besé sus labios lentamente, estaba fría, no sentía su pulso, no podía ser, negando empecé a darle reanimación cardiopulmonar con mis manos en su pecho.
—Esta muerta, Owen —habló tras mi espalda, no giré a verlo.
—¡Vamos, cariño, despierta! —seguí intentado una y otra vez— ¡Vamos, despierta! ¡No me dejes!
—Ya déjala, Owen... No vale la pena —tomó mi hombro, le di un manotazo furioso.
—¡No! —bramé— ¡Mar, despierta! ¡Abre tus ojos ya! ¡Vamos!
—Ya no puedes hacer nada, hermano —mofó— ¿No te das cuenta de que ya no respira?
Me levanté furioso, tomando a Ewan del cuello y pegándolo a la pared con fuerza.
—¡¿Qué le has hecho, Ewan?!
—Calmate, hermano... Déjame explicarte.
—¡Dime, dime qué le hiciste! —demandé sintiendo un dolor por todo mi cuerpo, destruyendo mi ser.
—¡Suéltame! ¡He hecho lo mejor para ti, Owen! —gritó— ¡Ella en realidad no te amaba!
—¡Cállate, eso es mentira! —chillé golpeando la pared con toda mi fuerza, lastimando mi mano— ¡Ella me amaba, ella era mi vida, Ewan!
Agarré mi cabeza aturdido, no, esto no podía estar pasando. Mar no está muerta, si ella moría yo me moría con ella, porque si mi amada esposa dejaba este mundo yo también lo haría.
—Debes entenderlo, Owen, ¡Mírame! —me tomó del brazo haciendo que lo mirara— ¡Ella no era buena para ti!
—¿Y tú sí lo eres? —lo observé, mis ojos se llenaron con lágrimas— dime, ¿Eres bueno para mí?
Hipé, sentía un nudo en mi garganta, no me sentía para nada bien. Él se me quedó viendo por un momento sin decir nada, luego me abrazó tomándome por sorpresa, contuve mi respiración nuevamente.
—Grabate algo en tu cabeza, Owen —sobó mi cabello— yo soy tu otra mitad, yo y solo yo puedo ayudarte, recuerda hoy y siempre que con la única persona que realmente cuentas es conmigo.
Mi mandíbula tembló, mi mirada estaba fija en la pared y entonces entendí que ese día morí de una manera desgarradora, sin embargo, ese mismo día también nació un nuevo Owen Marshall, uno que tenía escondido muy en lo profundo de mi ser. Al principio le temía, no quería aceptarlo, pero ahora sabía que él era el que mandaba en mí y siempre lo había hecho.
—Si el mundo te vuelve vil y hostil entonces no hay manera de cambiar lo que eres... Ahora sé que siempre he sido un monstruo —limpié mis lágrimas con brusquedad.
—¿Owen...? —Ewan frunció el ceño al verme.
—¿Por qué amar cuando no puedes ser amado? Es más fácil odiar y ser odiado...
Todo por dentro se me seco, cada sentimento, cada dolor, cada emoción... Ya no había vuelta atrás, de ahora en adelante no más el amoroso Owen, ahora era solo Owen Marshall y todos verían de lo era capaz de hacer.
Sonreí sin emoción, si la vida era despiadada yo lo sería aún más.
Nota
Ay mi bebé *se pone a llorar* okno, amé el capítulo muajajjaja 😈🔥
Espero y les haya gustado, voten y comenten que les pareció, es muy importante para mí 💕😊
Nos leemos luego! Besitos malvados con sabor a chocolate 😁
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Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-
Ficción GeneralEwan y Owen Marshall tan idénticos pero tan diferentes a la vez. Ewan: arrogante, frívolo, controlador, compulsivo, mientras que Owen era todo lo contrario, dulce, amable, divertido y hasta romántico, sin embargo, la envidia de Ewan al ver que era d...