Owen

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Desperté por la tonta luz que me molestaba en los ojos, me moví con fastidio.

— Nana, la luz — me queje, pero no hubo respuesta, sin más abrí mis ojos y estaba solo, ni Ewan estaba.

Me levanté y salí, no me gustaba estar solo. Llegué a la cocina y no había nadie, subí a mi habitación y Ewan no estaba...

¿Donde están? Él dijo que no me dejaría sólo y ese mentiroso no cumplió. Me encaminé a la habitación de mamá.

Toqué tres veces de manera rítmica y después de un momento se escuchó la dulce voz de mamá en un adelante entré con emoción y la vi, estaba acostada en su cama mientras veía el techo. Me subí a la cama.

— ¿Mami? — pregunté, al parecer no me había visto.

Ella giró a verme y abrí los ojos sorprendido, estaba toda golpeada, su mirada se veía triste y sin vida, estaba demacrada.

— O-owen, mí pequeño angel — trató de sonreír, pero no pudo.

— ¿Mami, qué te pasó? — pregunté con enojo, me dolía ver a mamá así.

— Tranquilo, sólo tropecé y caí — acarició con dulzura mi cabello.

— No soy tonto, mamá — informé — ¿Lo hizo él verdad? ¿Fue papá?

— N-no cariño...

— ¿Por qué te dejas? ¿No eres fuerte? — la interrumpí — ¿Acaso no te ama?

— Sí, él me ama y...

— Si te amara no te golpeara así — la volví a interrumpir, hablé con amargura.

— Owen, basta — me reprimió — esto pasó porque dije algo malo, no te metas por favor yo estoy bien.

— Me meto porque me importas y no me gusta que te hagan daño, mami — asegure, ella me abrazó con fuerza, le devolví el abrazo.

— Te amo, Owen — besó mi frente — eres una parte de mí al igual que tú hermano y siempre los protegeré sin importar qué...

— Yo también te amo, mami — besé su mejilla y me acosté a su lado.

(...)

Terminé de comer lo que estaba en mi plato y me fui a la habitación, estaba aburrido ¿Donde estará Ewan? De seguro esta con mi padre ¿Por qué no me lleva a mi? Era igual a Ewan, creo...

— Owen, cariño la profesora llegó, por favor baja — mi nana me informó y salió.

Bajé las escaleras con desgana, no era que me gustara mucho estudiar, pero no me quedaba de otra.

— Hola ¿Eres Ewan o Owen? — la profesora sonrió de manera exagerada.

— Soy Owen — respondí con sequedad y me senté en mí lugar.

— Lo lamento, Owen pero es que son tan idénticos — aseguró, tomó unos papeles y me explicó lo que haríamos hoy.

Aveces me preguntaba el porqué teníamos que estudiar en casa y no en la escuela como los demás niños, no tenía amigos, mi hermano y yo nunca salíamos de aquí. Y aunque tuviéramos de todo tipo de distracción yo quería salir y explorar como los demás niños de mi edad.

— ¿Entendiste, Owen? — preguntó quitándose los anteojos feo y grandes, que tenía. Asentí dos veces.

— Sí, claro que entendí no soy un tonto... — le informé, ella sonrió mostrado sus dientes, tenía una linda sonrisa, no como la de mi mami pero linda.

Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora