Sentir que tenía todo el poder que quisiera me llenaba de gozo, todos se arrodillaban ante mí, me respetaban más que a León y me encantaba eso, lo único que me faltaba para tenerlo todo era a la pequeña Adeline a mí lado y es que cada día pasa y se acerca el momento divino.
Ahora tenía más dinero, con Divina obsesión conseguía dinero, sí, pero deseaba más y más, por eso empecé con el tráfico de armas, también con la trata de blancas y obtenía más de lo que pudiera imaginar y lo mejor de todo era que yo era el jefe, como debía ser.
Hoy hacia un día fresco, era genial para acabar con las personas que se la querían salir de listos conmigo, a mí nadie me roba ni mucho menos me pisotea.
Me puse un chaleco antibalas, agarré mis armas y me subí al auto con mis hombros también armados para hacer correr sangre.
Al llegar al lugar todos bajamos con cautela, poniéndonos en posición para cualquier movimiento. Los hombres de Claus podrían estar en cualquier lugar.
Claus Mercy era el hombre que pretendía pasar por sobre mí y robarse mi mercancía, será imbécil... Con Ewan Marshall nadie, pero es que nadie se metía sin atenerse a las consecuencias.
—Marshall, veo que viniste armado —soltó una risa seca saliendo de su escondite.
—Sería un idiota si no lo haría, y dejame decirte que yo no soy como tú —salí también, dándole la cara.
Su aspecto era imponente, iba bien vestido y arreglado... Lastima que moriría hoy.
—Estamos aquí solo por una cosa, Marshall y es hacer derramar sangre —sus hombres salieron armados y los míos también.
Sonreí ladino, si eso era lo que quería...
—¿Qué estamos esperando entonces? —arqueé una ceja sacando mi arma y apuntando justo en su cabeza.
Y de ahí para adelante los disparos no cesaron, era pura sangre por todos lados. Corrí hacia la mercancía mientras disparaba a quien se cruzara, llegué y justo cuando la iba a agarrar, sentí un arma en mí cabeza, me quedé quieto en mi lugar.
—¿Creías que iba a ser tan fácil? ¡¿Ahh?! Venir y llevarte mi mercancía así como si nada, eso no lo permitiré —me di la vuelta viendo de frente a Mercy.
—Solo me llevaré lo que me pertenece porque lo que es mío está conmigo —le propiné un buen golpe en la mandíbula, haciendo caer el arma.
Se levantó de manera rápida y me devolvió el golpe en el estómago, lo volví a golpear repetidas veces en la cara hasta que su cara estuviese llena de sangre. Me separaron de él mientras me volvían a apuntar.
Mercy rió tratando de pararse, cuando lo logró me observó.
—Gané yo, Marshall —escupió la sangre— mi hombro te matará antes de que puedas hacer algo...
—Yo no estaría tan seguro.
—¡Mátalo! —le ordenó, sin embargo, el hombre quitó el seguro pero no disparó— ¡¿Qué estás esperando?! ¡Mátalo!
Solté una carcajada llena de burla, Mercy me vio sin entender, lo que él no sabía era que Well en realidad era uno de mis hombros que había mandado infiltrado para saber muchas cosas.
—¿Quién ganó? —inquirí con burla— lo hice yo, como siempre Ewan Marshall gana... Mátalo, Well.
Me di la vuelta para agarrar mi mercancía, escuché el disparo, sonreí satisfecho.
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Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-
Ficção GeralEwan y Owen Marshall tan idénticos pero tan diferentes a la vez. Ewan: arrogante, frívolo, controlador, compulsivo, mientras que Owen era todo lo contrario, dulce, amable, divertido y hasta romántico, sin embargo, la envidia de Ewan al ver que era d...