Owen

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Terminé de arreglar mi cabello, me vi en el espejo y di un suspiro. Mis manos sudaban, estaba tan nervioso y a la vez, ansioso. Hoy era un día muy especial, le preguntaría a Mar si quiere ser mi novia, después de tres años de estar conociéndonos, era el momento de dar el segundo paso.

Listo bajé, me topé con nana y vino a mi mí.

— Owen, cariño ¿No comerás? — inquirió, hice una mueca.

— No, nana yo... yo tengo una cita — informé, ella arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

— ¿Con quién? ¿En qué estas metido, Owen? — indagó, me observó expectante.

Disimulé un bufido.

— No estoy metido en nada malo — aseguré, rodando los ojos — es que, voy a salir con esa chica, ya te había hablado de ella... hoy le pediré que sea mi novia — expliqué, vi la hora en mi reloj, demonios, ya era tarde.

— Awwww, Owen que lindo ¿Por qué no me habías dicho? Pensé que...

— Te prometo que te lo diré todo, pero ahora me voy porque se me hace tarde — la interrumpí, besé su frente y salí de ahí.

— ¡Suerte, cariño! — oí ya cuando estaba por arrancar, sonreí.

(...)

— Hola, Owen — se sentó, llevaba un vestido holgado rosado, sus rulos los llevaba sueltos. Se veía hermosa.

— Mar, llegaste — sonreí, tragué saliva — ¿Qué vas a pedir?

— Ehh, a ver... — ojeó la carta — pediré pasta con carne ¿Tú? — sonrió.

— Pediré lo mismo — le indiqué al camarero lo que queríamos, junto con algo de beber.

— Te ves muy hermosa — halagué, ella soltó una risita.

— Lo sé, gracias — guiñó un ojo, mi corazón aumentó su ritmo cardíaco. Se veía demasiado tierna haciendo eso.


Luego de haber terminado de comer, pagué y salimos, nos subimos en la motocicleta y la llevé a el parque de atracciones.

— ¿A qué juego quieres ir? — inquirí, giré hacia ella, veía con emoción todo el lugar.

— A uno que no me mate — aseguró con una mini sonrisa. Rodé los ojos, divertido.

— Como quieres...

(...)

— ¡Ahhhh, Owen! — chilló y se aferró más a mí — ¡Bajame de esta cosa! — cerró los ojos y contuvo la respiración.

No pude aguantar y solté una carcajada, me dolía la barriga de tanto reír.

— Tranquila, ya falta poco para que termine — aseguré, ella aún no se despegaba de mí, no me quejaba la verdad.

Cuando la montaña rusa terminó de dar su recorrido, ella bajó de golpe.

— ¡Casi muero ahí, animal! — gritó, estaba roja, solté otra carcajada, hasta se me salió una que otra lágrima — ¡No te rías, Owen! — se quejó, indignada.

— Vamos, no te enojes — la tomé de la mano — además nunca dejaría que murieras — informé y sonreí, ella reprimió una sonrisa.

— ¿Lo prometes? — inquirió, hizo un puchero.

— Lo prometo, Mar siempre estaré para ti — le di un golpecito en la nariz de modo juguetón.


— Esta bien — soltó una risita — ¿A donde vamos ahora?

— A la cama... — solté sin pensar, ella abrió los ojos de más y sus mejillas se tornaron rojas.

— ¿Q-qué? — su rostro se descompuso y tragó saliva. Exploté en risas, agarré mi estómago, ella me vio confundida.

— H-hubieras visto tú cara — reí, me vio con un ademán de pocos amigos. Se cruzó de brazos.

— No es gracioso — rodó los ojos — eres un tonto...

— Tranquila, no iremos a la cama, no a menos que tú quieras — le guiñé el ojo — se esta anocheciendo, ¿Quieres ir a bailar? —inquirí, giró a verme y asintió, sonriendo.



Entramos al lugar, era de ese tipo donde la música te daban ganas de bailar sin parar y el ambiente era tranquilo y lindo.

La tomé de la mano y empezamos a mover nuestros cuerpos al ritmo de una canción movida, hice unos pasos divertidos y Mar rió, su risa era una maravilla para mí, ella me siguió los pasos y ambos reímos. Después de varias canciones movidas vino una lenta. La apagué a mi cuerpo, puse mis manos en su cintura, ella rodeó mi cuello con las suyas.

Tenerla tan cerca era tan increíble, sentir que estaba con ella me ponía feliz, me gustaba, sí que me gustaba. Mi corazón latía con intensidad, el momento era perfecto. La sujeté de la cintura con fuerza y la levanté mientras dábamos una ligera vuelta, nos movemos al son de la música lenta, la tomé de una mano y luego la hice girar hacia mí, la abracé por atrás, olí su aroma, olía jodidamente exquisito.

La giré y quedamos frente a frente, uní mi frente con la suya y cerré los ojos.

— Mar, cuando te vi por primera vez supe que eras la chica que indicada para mí, me encantas, tú voz, tus ojos, tú manera de ser y toda tú me gustas como no tienes idea — sonreí débilmente — en estos tres años me di cuenta que eres una chica talentosa, divertida, increíble y muchas cosas más...  te quiero y necesito a mi lado, por eso ¿Quieres ser mi novia? — despegue mi frente de la suya y abrí los ojos para verla.

Tenía expresión confundida, espabiló repetidas veces. Mi respiración se cortó, me iba a rechazar... joder, estaba muriendo ¿Por qué no decía nada?

— Owen, estoy conmovida y asombrada — se rascó la cabeza con nervios — es decir, sí... sí quiero — sonrió y me abrazó.

Pude respirar nuevamente, la felicidad me invadió. Le devolví el abrazo con euforia.

— Tengo algo para ti — busqué en mi bolsillo — ten...

— Oh, Owen es hermoso, gracias — sus ojos brillaron y extendió su sonrisa — ponmelo.

Se giró y subió su cabello para que yo pudiera ponerle el collar con forma de micrófono.

— Te queda genial — la tomé con delicadeza de sus mejillas y me acerqué a ella.

Moría por besarla... uní mis labios contra los suyos y sentí como una corriente de emoción me recorría todo el cuerpo.

(...)

Llevaba plasmada una tonta sonrisa en en mis labios, era mi novia ahora y la haría feliz. Di un suspiro, nada podría arruinar este día tan especial, sin embargo, los gritos e insultos que provenían de adentro de la casa todo lo arruinó. Bajé de la motocicleta y corrí hacia la puerta, si mi padre estaba golpeado a mi madre no lo permitirá, ya era suficiente.

Al entrar vi a mi madre tirada, desnuda en el suelo, lloraba y sufría, mientras el infeliz de mi padre la golpeaba. Apreté mis puños con rabia, lo odiaba... no podía soportar más esto.

Caminé hacia él y lo separé de ella, le di un golpe tan fuerte que cayó al suelo.

— ¡Owen! — chilló mi madre y trató de evitar que lo golpeara, sin embargo, estaba cegado por la rabia y el odio hacia él, que no le preste atención.

Lo seguí golpeando sin parar, ya no era ese niño débil que él solía decir, ya no iba a permitir que siguiera maltratando y humillando a mi madre.


— ¡Te voy a matar, maldito infeliz!




Autora:

¡Holis! Lamento la tardanza en actualizar xd espero y les este gustando como va la historia, gracias por votar y comentar, me hace feliz uwu

¡Nos leemos luego, besos!

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Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora