Sonreí ante lo que Owen me contaba tan emocionado, de la gran hazaña que había hecho con dos mejores amigas y no sé qué más. Ambos estábamos en la mesa comiendo mientras charlabamos un buen rato. Pasar tiempo con él me gustaba bastante, bueno, ahora porque antes era tan soso e irritante que solía ignorarlo, pero este nuevo Owen era tan increíble que podía llegar a asustarme, había hecho cosas que jamás pensé que haría, ahora que lo ví me sentí orgulloso de él.
Tomé una servilleta y limpié mi boca, bebí un poco de agua.
—Todo suena muy bien, Owen, pero, ¿Tuviste cuidado no?
—Obvio hermano, no soy un idiota —rodó sus ojos con una sonrisa. Negué divertido.
—¿De qué conversan mis niños? —inquirió nana llegando a la cocina, nos dió un beso en la cabeza a cada uno.
—Owen asesino a dos chicas —solté, el el mencionado me vió mal. Nana dejó de sonreír para verlo enojada.
—Owen, ¿Es en serio? Te dije que ya no matarás a ninguna chica, ¿Sabes el dolor que sentirán sus familiares? Pero bueno, buscaré a sus familiares y les daré algo de dinero para recompensarlos... —rodó sus ojos— pero ya no lo vuelvas a hacer, mi niño, ¿Vale?
Los tres presentes sabíamos perfectamente que Owen seguiría matando a chicas nada más por placer. Una locura a mi parecer pero haya sus gustos y había que respetar, ¿Verdad?
—Sí, pero... —rascó su cabeza— ¡Ewan pretende secuestrar a una chica!
Está vez fue mi turno de verlo mal. Nana giró a verme ahora con seriedad. Le sonreí.
—Es que la amo, Nana y ella es tan perfecta —suspiré hondo, esa mujer me tenía bastante mal.
—¿Y no puedes salir con ella como una persona normal, Ewan Marshall? —se cruzó de brazos. Negué.
—No, nosotros no somos normales y además la quiero día y noche a mí lado...
—Secuestrar a alguien no es tan fácil, Ewan, ¿Qué haré yo si te llevan a la cárcel? ¡Me muero! —chilló exagerada, Owen soltó una carcajada, rodé los ojos.
—Por todos los cielos, eso no va a pasar —aseguré— además tengo todo bien ejecutado, todo saldrá a la perfección, no te preocupes Nana.
—Eso espero, si algo les pasa a ustedes dos yo me muero, ¿Entienden?
—Sí, lo sabes Nana... —dijimos al mismo tiempo Owen y yo. Nos sonrió, dejándonos solos.
—Te mataré —le dije a Owen.
—Tú empezaste —dijo él— además no serías capaz de hacerme daño, hermanito.
—Ponme a prueba —le guiñe el ojo, rodó sus ojos— sabes que no, ¿No recuerdas nuestra promesa?
Sonrió asintiendo, claro que la recordaba a la perfección, nosotros éramos uno y siempre sería así sin importar qué.
—¿Cuando traerás a tu amada?
—El sábado, ya tengo absolutamente todo ordenado —sonreí emocionado— la he estado visitando por la noches en su casa, a pesar de que tienen vigilancia es demasiado fácil salir y entrar —me encogí de hombros.
—Suenas como un gran obsesionado, hermano...
—No es obsesión, es amor —lo corregí— el día en que la traiga no te quiero aquí, ¿Entendido?
—¿Qué? ¿Por qué? Yo quiero ver a la chiquita que te trae loco —rió.
—Lo harás, pero no el mismo día, no quiero que se espante tan rápido por tu culpa.
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Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-
General FictionEwan y Owen Marshall tan idénticos pero tan diferentes a la vez. Ewan: arrogante, frívolo, controlador, compulsivo, mientras que Owen era todo lo contrario, dulce, amable, divertido y hasta romántico, sin embargo, la envidia de Ewan al ver que era d...