Ewan

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Solté una risa incrédula, vi a Owen y arqueé una ceja con burla. Él me observaba serio.

—¿Te casaste? ¿En serio?

—Sí, ¿Cuál es el problema? —bramó.

—¡¿Qué, cuál es el problema?! ¡Has hecho la peor estupidez, Owen! —borré mi sonrisa.

—Para ti tal vez sea una estupidez, pero para mí es lo mejor que he hecho en mi vida...

—Primero lo de jugar al doctorcito y ahora esto de casarte... Esa niña no trae nada bueno —lo interrumpí.

—¿Y qué de bien me traes tú? —enarcó una ceja y se acercó a mí. Sonreí de medio lado, me acerque a su oído.

—Lo mejor que tienes tú es a mí —demandé— entiende, Owen que yo solo quiero lo mejor para ti, hermanito...

—Lo mejor para mí es que aceptes a Mar, solo eso.

Lo observé por unos minutos sin decir nada, faltaba poco para poder ir con mi muñeca, solo estaba pensando en eso últimamente, pero, creo que debería centrarme más en Owen y dejar para después a Adeline. La actitud de Owen se estaba saliendo de control y no podía permitir eso, él debía ser a mi imagen y semejanza, lo haría fuerte como yo. 

—¿Sabes que te quiero verdad? Recuerda que después de lo sucedido con nuestros padres solo me tienes a mí, no confíes en más nadie —hablé lentamente— pero si lo que quieres es vivir con Mar, pues adelante... Pero vivirán aquí.

Su cara se iluminó, sonrió y me abrazó.

—¿De verdad? Muchas gracias, hermano, iré a decirle a Mar.

Y sin más salió dejándome con una sonrisa de satisfacción en mi rostro, esa chiquilla no iba a arruinar mis planes para Owen, la quitaría del camino cuando yo quisiera, pero primero me divertiría un rato con ella.

Terminé de beber mi champagne y seguí trabajando.

(...)

En la noche cuando llegue a casa ya todos estaban durmiendo, mejor para mí, solo pasé por la cocina por un vaso de agua y me fui a mi habitación. Al parecer Owen y su tonta novia aún seguían despiertos, me acerqué un poco para escuchar su conversación.

No sé, Owen... ¿No crees que es mejor vivir en nuestra propia casa?

—Lo sé, cariño pero está es mi casa, aquí podemos quedarnos un tiempo.

—No me siento muy cómoda aquí.

—¿Por qué? Cuando conozcas a mi hermano te sentirás mejor, él es una gran persona.

Sonreí, sí, era una gran persona.

Bueno, está bien, pero si no me siento bien en unos días nos vamos, ¿Vale?

—Sí, cariño.

Rodé los ojos, pero que mujer tan insoportable, era patética si creía que se llevaría a Owen, él de mi lado no se iría nunca. Me fui a mi habitación, su conversación me daban náuseas. Me duché disfrutando el agua recorrer mi cuerpo por un rato.

Tomé mi teléfono y observé la foto de Adeline, me recorría una sensación extraña cada que la veía, era perfecta... Era mía.

Di un suspiro ahogado, un poco frustrado, ella debería estar aquí conmigo ya, la necesita a mi lado. Cuando termine con el problema con Owen y su estorbo ya la tendría conmigo.

(...)

Nana había preparado un almuerzo para que yo pudiera conocer a la mujercita esa, me había prometido "Que me iba a comportar" que ridiculez, ella se debía comportar ante mí. En fin, me vestí elegante como siempre y bajé lentamente hacia el comedor. Ya en ella estaba Nana, Owen y su novia, hablaban animadamente hasta que me vieron en el umbral de la puerta. Su primera expresión fue de asombro, luego la cambió rápidamente por una sonrisa incómoda. Me acerqué a ellos y tomé asiento.

Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora