Rascacielos

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1924.

El rubio no podía evitar clavar las uñas en su traje grisáceo favorito elegido para la ocasión, se mordía la mejilla interna hasta el punto de sentir la sangre pasar sobre su lengua sin opción a decir alguna palabra. Llevaba ya una hora o más escuchando las burlas desvergonzadas de los militares estadounidenses que lo escoltaban desde el aeropuerto naval hasta el centro de Washington DC, tal vez pensaban que él no podía entenderlos... O simplemente les daba igual. Gracias a la madre tierra al fin habían llegado hasta la entrada del gran edificio que dejó impresionado al germano pero la ilusión le duró poco al sentir cómo le empujaban un hombro con una parte de un fusil para que siguiese caminando, se sintió ofendido pues no era un prisionero para ser tratado de esa manera pero al menos gracias a su rápido aumento de altura ya no lo trataban como un niño. Pasaron algunos minutos en el ascensor y al abrirse las puertas caminaron por el amplio pasillo en donde la única secretaria le dijo que podía tocar la puerta pues lo estaba esperando.

Weimar tragó en seco al oír una voz grave del otro lado dándole el permiso de pasar, por un momento recordó pasar situaciones similares en casa con su padre, reunió valor por unos segundos y giró la perilla sintiendo la luz junto con el viento chocar contra su rostro al abrirse la puerta oscura.

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El de franjas rojas estaba cómodamente sentado en su silla giratoria tratando de imaginar qué clase de depredador germano entraría por su puerta cuando esta misma fue suavemente tocada, arqueó una ceja al no reconocer el ritmo pero dio el pase pensando en que sería una de las secretarías de pisos inferiores. A sus espaldas oyó el ruido de abertura y posteriores pasos suaves cerrándola por lo que decidió girar para ver de quién se trataba.

Él no esperaba ver a un joven tricolor de ojos claros semi opacos con ojeras, un lindo traje corto grisáceo y seria mirada de duda, sin duda era la viva imagen de Imperio Alemán lo cual lo sorprendió pues no sentía esa característica aura de ferocidad o siquiera una colmilluda expresión de supremacía combinada con fastidio.

—Guten Tag... Mi nombre es República de Weimar, teníamos una reunión acordada a través de las embajadas.. –Su melodiosa voz en perfecto inglés conservaba aún el tono alemán que se le hizo particularmente interesante al mayor pues era la primera vez que oía algo así, los alemanes eran demasiado orgullosos como para hablar otro idioma—

—Claro....toma asiento. –El de parche azul sintió por un segundo cómo lo consumía la curiosidad ante ese espécimen tan delicado y perfecto ante sus ojos, pero no se dejó llevar de más porque tal vez este podría poseer el mismo carácter animal que su predecesor– Exponme tus peticiones.

—Bueno... necesito un préstamo para poder llevar a cabo la reactivación de mi industria, tuve que pagar un fragmento de la deuda que nos pusieron y me quedé sin fondos... –A medida que hablaba se le iba la voz, era vergonzoso en extremo tener que ir con un completo extraño a pedirle dinero como si sólo fuesen unos centavos, pero ya no podía posponerlo más tiempo—

El angloparlante lo oía atentamente estudiando minuciosamente cada expresión que el menor hacía, no parecía estar fingiendo la timidez e incluso podía apreciar esos ademanes que uno hace al estar apenado. Cuando el otro terminó de hablar apoyó el mentón sobre sus manos mirándolo directamente logrando que se pusiera aún más tenso y parpadeara para no desviar la mirada, el de cincuenta estrellas lo miró conforme.

—10 millones como inicio. –Soltó este de la nada provocado que el tricolor abriese la boca ligeramente, parecía haberse congelado en su sitio así que que en lo que esperaba que procesase la información le mandó un fax a su secretaria con un petición– Pero antes...háblame de ti.

El germano volvió a parpadear saliendo de su pausa mental, ¿Para qué quería ese hombre saber sobre él?..

—Oh, no me mal entiendas por favor.... Simplemente es curioso ver a alguien tan joven dirigiendo una nación. –Se adelanto USA ante la expresión confundida de su invitado– Eres por demás distinto a todos los miembros de tu familia que llegué a conocer y me causas intriga.

—Entiendo....supongo. Soy el primogénito y heredero de... bueno.. –Se cortó ante la incomodidad de hablar de su difunto padre, el contrario entendió y asintió transmitiendo que podía saltarse eso– Me gusta la pintura y los idiomas... También el violín, tengo uno en casa pero no he tenido tiempo de volver a tocarlo..

El repentino toque de la puerta los distrajo, posteriormente entró la secretaria que había visto al llegar y traía una caja de cartón delgado con un emblema blanco atada con una cinta de tela del mismo color mientras que en la otra traía una charola de cristal con lo que reconoció como postres de distintas presentaciones. El anfitrión agradeció y luego la humana salió cerrando la puerta.

—Sé que el viaje desde Europa hasta aquí es largo, así que pensé que sería oportuno ofrecerte algo dulce para amenizar esta reunión. –El de ojo celeste ladeó la cabeza y sonrió, parecía muy amable...eso extrañó al de traje gris sin embargo decidió tomar uno para no ser descortés—

—Saben muy bien.. –Murmuró luego de pasar el pequeño trozo de galleta dulce con crema de limón, los sabores estaban perfectamente equilibrados en adición a una ligera espolvoreada de canela molida—

—En efecto, esta es una receta de mi hermana...su nación es como el Edén de la comida en todas sus ramificaciones. –El estadounidense no estaba exagerando en halagar a los humanos bajo el cuidado de la menor de la familia, hasta podría reconocer que los latinos eran unos genios de la cocina– No le digas que dije eso o se le subirá el ego más de lo que está..

Dicho esto soltó una pequeña risa que el europeo no pudo evitar seguir tímidamente, los dulces habían mejorado su humor y se sentía más tranquilo al saber que había logrado su objetivo principal de conseguir ayuda, ahora solo debía comenzar a planear la re apertura de sus fábricas para volver a girar la rueda de la industria e iniciar la estabilización.

Una hora después el de cabellos castaños mal atados tuvo que dejar ir a Weimar pues no podía seguir aplazando su siguiente reunión, la junta terminó con la garantía de que la suma le llegaría en los próximos días y le entregó la caja para que tuviese un viaje de regreso más ameno. De camino al aeropuerto naval el de ojos cielo no podía dejar de pensar en lo diferente que había sido el "Señor América" en persona comparado a los apuntes que tenía su padre en el expediente o incluso lo que oyó de algunos de sus soldados, se sintió extraño por la amabilidad que recibió luego de tanto rechazo por parte del resto del mundo. Otras 8 horas de cansado viaje y nuevamente estaba en su territorio rumbo a la mansión ansioso de darse un baño para alejar es estrés que acumuló pero quedó extrañado de no encontrar a su hermano en casa y al preguntar al personal respondieron que tampoco tenían idea de cuándo salió. El albino llevaba mucho tiempo encerrado en casa por lo que él sólo suspiró y lo dejó pasar pues salir era un paso para la superación de sus pérdidas....o eso creía.

Chicago Night's (USA × Weimar) [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora