Antigua Rutina

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-Despierta USA, tienes una reunión agendada para dentro de media hora, acaban de llamar de tu oficina -Inició en tono bajo el menor en lo que sus manos movían despacio un brazo del mencionado para que saliera del mundo de los sueños-.

-Es la primera vez que siento tanta emoción por levantarme a las 6 a.m.. -Murmuró el castaño soñoliento con una pequeña sonrisa, a lo que no tardó mucho en sentarse en la cama para bostezar- ¿Me vas a acompañar?

-Por la hora que es no tendría problema alguno por la escasa gente, pero no tengo ropa y la que dejé aquí ya no me queda -Weimar explicó alzando los hombros recordando ese detalle, anoche incluso tuvo que recibir ropa del mayor para poder dormir-.

-Has crecido regular, puedes tomar algo de mi closet y luego ya iremos a comprar algo para ti -El de ojo celeste se frotó el rostro terminando de alejar el sueño completamente mientras el otro pensaba, no era que hubiese aumentado tanto de altura por lo que la ropa ajena aún le quedaba muy floja- Nadie verá por debajo de tu abrigo, no le des tanta vuelta.

-Está bien, por suerte tus gabardinas son grandes y aún tengo mis botas -Finalmente asintió el germano para luego levantarse a desayunar, no les quedaba mucho tiempo para dicha reunión-.

Al salir de la habitación el par de grados menos que había en la sala los hizo temblar desprevenidos mas fue sólo cuestión de aumentar sus temperaturas corporales para aliviarse, de hicieron un par de sándwiches y café que comieron de pie apoyados en la encimera de cocina para no perder mucho tiempo.

-Este café está muy bueno.. -El europeo saboreó sorprendido aunque no era muy fan de las cosas amargas, sin embargo era necesario reconocer la calidad de los granos tostados-.

-Lo sé, me lo envió mi amiga Colombia luego de cerrar un trato hace unas semanas, según sé ella ha ganado muchos premios por eso -Comentó el de franjas rojas hablando con la boca algo llena mientras masticaba un poco apurado pues sólo les quedaban quince minutos antes de que llegara el chofer-.

-Vaya.. he oído muchas cosas increíbles de la gastronomía sudamericana, recuerdo esos tentempié dulces que me diste la primera vez que nos vimos, dijiste que eran receta del territorio de tu hermana -Le dio otro sorbo pequeño a la infusión de su taza y lo miró de soslayo tranquilamente-.

-Para ser sincero, ya se me olvidó -Soltó el castaño alzando los hombros con el ojo cerrado, para luego abrirlo un poco y mirar al más bajo con una expresión algo divertida- Lo único que recuerdo de ese día es un par de ojos preciosos y una risita encantadora.

En respuesta a eso el alemán rió y apoyó su cabeza en el hombro ajeno por unos momentos.

-Termina de comer ya, Romeo.. -Finalizó el de piel amarilla dándole un beso en la mejilla antes de caminar en dirección a la habitación para buscar algo decente con qué vestirse y no congelarse cuando saliera-.

• • •

El joven de ojos cielo parpadeaba en silencio intentando ignorar las miradas sobre él mientras el mayor hablaba en medio de su presentación sobre los cambios qué harían en las operaciones de su ejército, pero tampoco podía culpar a aquellos humanos pues aunque estuviese usando una apariencia humana, su abrigo rojizo y sus "Inusuales" ojos llamativos atraían la atención de los presentes que vestían trajes costosos o uniformes de rangos altos. Así que nada más se quedaría quieto en el asiento delantero en donde lo dejó el americano hasta que este terminara de hablar y se fueran de vuelta a su oficina para hacer papeleo.

Si vista se centró un rato en el gran mapa geográfico que había en una de las paredes, distrayéndose en recordar cómo era que lucía antes de la guerra y que ahora el territorio de Austria había "Desaparecido" tras acoplarse al desde hace algunos años al llamado "Tercer Reich Alemán".

-¿Estás bien?, llevo un rato llamándote, la reunión ya terminó -Habló preocupado el de estrellas alzando su diestra para posarla sobre la frente ajena intentando saber si se sentía mal o algo-.

-Si, lo siento, me distraje pensando en unas cosas pero no importa -Para calmar las cosas el europeo sonrió ligeramente y se levantó tomando el resto de documentos para así comenzar a caminar juntos a la oficina del más alto-.

Una vez se establecieron en la relativamente cambiada oficina comenzaron a revisar los papeles y separarlos una vez sellados para ser firmados luego por el americano, el cual rato después se cubrió el rostro con una mano emitiendo ligeros ruidos de queja llamando la atención del otro.

-¿Qué pasa? -Weimar se levantó de su asiento para acercarse al albino que ya resoplaba, parecía ser otra vez las secuelas del TDEPT- Querido está todo bien, respira despacio conmigo..

El mayor tembloroso seguía con algo de dificultad las órdenes de su amado quién con mucha paciencia tomaba sus manos acariciándolas a la par en que le hablaba en tono bajo. Un par de minutos después logró salir de ese estado de estrés y levantó la mirada chocando así con la del más bajo que lo observaba atento.

-Hace tiempo que ya no pasaba y dejé de traer mis píldoras, lamento eso -Suspiró América apoyándose en el pecho del rubio, sus episodios habían disminuido considerablemente pero no dejaban de ser una puta molestia en su vida-.

-Entonces yo las cargaré por ti, no te preocupes -El tricolor le murmuró hundiendo cuidadosamente sus delicados dedos en la melena chocolate del de franjas rojas, ahora que vivían juntos iba a cuidarlo sin quitarle el ojo de encima para que las cosas que lo aquejaran desaparecieran de una vez- Hay que tomarnos un descanso, los papeles no irán a ningún lado.

Chicago Night's (USA × Weimar) [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora