Capítulo cincuenta y tres

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C a p í t u l o s   f i n a l e s

Me sentía bastante frustrada, Hyunjin me ayudaba a organizar toda mi ropa porque notaba que no sabía qué más hacer. Quería sentarme a llorar y maldecir a cualquiera que me hablara, sin embargo no podía hacerlo porque la culpa recaía en mí y solamente en mí, había hecho cómplices a Hyunjin y Jeongin, además de que Minho tenía la razón, estaba haciéndole daño a ambos, y mi madre hoy acaba de recordarme que la felicidad es finita. Las lágrimas caían sin poder evitarlo, mientras acababa de empacar. 

—Deberías quitarte las vendas —murmura Hyunjin, sin soltarme del abrazo en el que estábamos luego de haber metido toda la ropa en mi maleta—, no deberías hacerte más daño así. 

—No quiero, sólo por hoy —suplico entre sus brazos. Siento como Hyunjin se trata de alejar al oírse como se abre la puerta—. Minho ya sabe, ignóralo. 

—¿Que Minho ya sabe? —me pregunta en un susurro.

—Una historia para otro día —respondo sin prestarle a Minho que pasó cerca a nosotros. 

—¿Qué ha pasado hoy? —me pregunta preocupado. 

—Al parecer, de todo —balbuceo en un puchero. 

Sé que Minho nos observaba curioso aun así no decía nada, Hyunjin lucía incómodo y me sentía peor de culpable, pero quería ser egoísta un día más, antes de perder todo lo que tenía ante mí. El hecho de saber que debía explicarle a los otros cinco chicos sobre mi mentira y que debía irme, además de que no vería a Hyunjin diario como ahora me hacía sentir bastante mal, me sentía tan culpable que me era imposible pensar en hacer nada más que estar en mi camita. 

—¿Qué te parece si vamos a comer? —me pregunta Hyunjin después de un rato—, ¿no tienes hambre? 

—No mucha. 

—Deberías comer, ¿sí? Me preocupas mucho...

—¿Debería? —murmuro. 

—Vamos —Hyunjin se levanta, llevándome con él. Minho estaba en su escritorio y chocamos miradas, lucía expectante, pero no le diría nada, igualmente se enteraría mañana al ver que me iba junto con mis cosas y no volvería. Me sentía un poco traicionada por él, aunque estoy bastante segura de que él no llamó a mi madre, Jun Yoona solita se había enterado, esa mujer es de no creer hasta no ver, mi madre y yo teníamos eso en común. Hyunjin me llevó hasta la cafetería del edificio y me dejó en una de las mesas mientras iba por la cena, la noche había llegado en un par patadas, el tiempo volaba más de lo que quería y eso me tenía mal. Miré mi teléfono que vibraba en la mesa, mi padre me estaba llamando, con un suspiro previo, contesté. 

—¿Hola?

—Hye.

—Hola, papá. 

—¿Sabes lo histérica que está tu madre? 

—Lo sé. 

—¿Ya empacaste? Esa mujer me matará si no te saco de allí mañana mismo —podría jurar que se está acariciando el tabique por el estrés. 

—Sí, todo está empacado. 

—Bien, hoy me comuniqué con un amigo en Tarumi y pedí tu traslado. Quizá en un par de días ya estés en una habitación de allí para que te adelantes de los parciales —me avisa, haciendo que mis ojos se vuelvan a llenar de lágrimas. 

—Papá... 

—Te dije que fueras precavida —me reprocha—, ¿sabes cómo se dio cuenta? Te fue a buscar a Tarumi, porque hoy había viajado a Seúl con sus nuevas amigas. Estaba tan emocionada por verte por lo que preguntó por ti en registro académico y cuando le dijeron que no aparecías en el listado, se fue inmediatamente a Konsei. Algo así es la historia, me la gritó durante un tiempo y mi cerebro no sabía si atenderla a ella o la junta... —papá volvió a suspirar. 

—No quiero irme —pedí. 

—Deberías despedirte de tus amigos, Hye, diles la verdad o miénteles, no sé; debo encargarme de la universidad así que usa tu tarjeta mañana cuando te deje en el hotel, ¿bien? —papá sonaba cansado pero decidido.

—¿A qué horas vendrás? —pregunté, sorbiendo los mocos que amenazaban por caer de mi nariz. 

—En la tarde, hija, en la tarde. Debo llegar a Seúl primero. Aprovecha ese tiempo —me dice—. Debo irme, hablaremos mañana. 

—Hasta mañana... —respondo y papá cuelga. Hyunjin pone los platos en la mesa y me sonríe triste. 

—Comamos, ¿sí? 

Aunque comemos en silencio, notaba que el pie de Hyunjin pisaba constantemente el suelo como un tic, haciéndome caer en cuenta que él quería hablar pero por estar tan metida en mi mundo no se atrevía; le di una última cucharada a mi sopa y le sonreí. 

—¿Quieres decirme algo? —pregunté calmada. 

—¿Sí sabes que no te dejaré sólo porque te cambies de universidad, cierto? —me pregunta ansiosamente, haciéndome reír cortamente. 

—Sí, lo sé... aunque me duele no poder vernos todos los días.

—Nos veremos los fines de semana —responde sin dejarme acabar—, te recojo temprano y te quedas en mi apartamento, podemos estar juntos, o podemos vernos en las tardes cuando estemos desocupados y... 

—Lo sé, Jinnie, pero igualmente te extrañaré mucho —le digo, él me aprieta la mano. Sentía la misma impotencia de no poderlo abrazar o besar en público...

—Al menos sé que tu salud mejorará ahora que no te forzarás a ser un hombre —suspira—, igualmente te llevaré al doctor el fin de semana, quiero que estés bien. 

—Eres bastante sobreprotector —molesto, con una sonrisa. 

—Me preocupa que te pase algo y que no pueda hacer nada antes de tiempo —responde torpemente. 

—Eres una de las razones por las que no me arrepiento de haber hecho esta locura —le digo con una sonrisa—, y la haría mil veces con tal de conocerte de nuevo, Hyunjin. Gracias, por todo. 

—No lo digas como si te fueras a morir, no me hagas llorar a mí también —me dice con los ojos llenos de lágrimas, y estás empezaron a bajar—. Ay, ahora es inevitable, aaaa. 

—Dame un abrazo —pido y ambos nos acercamos entre las sillas para abrazarnos. 

—Te juro que estaré siempre para ti cuando me necesites, y estos primeros días iré seguido a Tarumi hasta que me digas que me largue y me consiga una vida —balbucea en mi cabello haciéndome reír. 

—Tendré que cuidarte porque estoy segura de que las chicas  de la universidad te querrán robar de mí. 

—Pues no tendrán suerte —bufa—, soy propiedad de Jun Hye hasta que me boté y se aburra de mí. 

—Lo dices como si fuera algo posible...

—Espero que no —responde, haciéndonos reír. Al menos tendré a Hyunjin a mi lado. 

The lie in your eyes | Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora