Capítulo veintiséis

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Me levanté muy temprano para mi gusto, casi que al mismo tiempo que Minho, pero eso era porque estaba realmente nerviosa. En la noche sería el concurso de talentos al cuál llevaba semanas practicando para poder hacer un show decente, porque los chicos se esforzaban tanto por ser perfectos que sentía que sólo haría verlos absurdos, pero Hyunjin y Han seguían diciéndome que podía hacerlo. Minho tomó su toalla y corrió al baño, mirándome serio mientras cerraba la puerta, pues creía que le robaría la ducha primero. Bufé y traté de acostarme nuevamente, pero la ansiedad no me dejaba. ¿Qué sentido tenía tratar de cerrar los ojos? Me preguntaba como podía Hyunjin dormir tan cómodamente, ¿acaso no le preocupaba lo de esta noche? Aunque tampoco es que necesitara preocuparse, Hyunjin podía hacer la coreografía hasta con los ojos cerrados y seguirá siendo excelente, mucho mejor que lo que yo lo haría concentrada al 100 %. Suspiré y me resigné a preparar mi ropa para las clases, la vestimenta para la presentación la habíamos comprado días antes, aunque realmente el que las eligieron fueron Seungmin y Jeongin. Habían hecho una elección muy buena, debía admitir que todos lucíamos bastante bien y esperaba que eso nos diera muchísimos puntos. 

Cuando salió Minho, entré yo, mi alarma empezó a sonar por lo que le grité a Minho que la apagara, pero me ignoró rotundamente, así que bufé en la ducha. Si algo había aprendido de Minho, es que él hacía lo que quería como quería y cuando quería. Me caía bastante bien cuando permanecía de buen humor, había oído suficientes historias de los chicos de cómo se comportaba cuando algo no le gustaba, y esperaba no ser un testigo más de sus comportamientos extremistas. Me vestí cómodamente y salí, aproveché que tenía suficiente tiempo mientras Hyunjin se arreglaba para acabar de perfeccionar uno de los trabajos que entregaría hoy. Si algo debía admitir, es que me había descuidado un poco en los trabajos por el concurso, pero sentía que seríamos lo bastante recompensados luego. Hyunjin se levantó, quejándose de su alarma y siguiendo su rutina diaria, haciéndome reír. 

Cuando ya estábamos todos listos, salimos de la habitación, nos encontramos con Felix, por lo que los cuatro nos subimos al ascensor y presionamos el piso 1. 

—¿Emocionados por lo de hoy? —nos pregunta Felix, sonriéndonos. 

—¡Estoy nervioso! —respondí con un puchero. 

—Todo saldrá bien, no hay de qué preocuparnos —bufa Hyunjin y yo ruedo los ojos. 

—Sé que al menos yo estaré bien —añade Minho, y yo sonreí complacida, ¡quiero ese autoestima, querido Minho! 

Las clases se pasaron lentas, una cada vez más lenta que la otra, los demás parecían no sufrir por ello, pero yo sí. ¿Por qué el tiempo se volvía más lento cuando necesitaba que volara? ¡Maldito espacio-tiempo! Por lo que para mi pesar, las cuatro de la tarde llegaron demasiado tarde. Me sentía agotada mentalmente, con sueño y ganas de posponer la presentación para mañana. Minho me tomó del cabello y me miró con enojo. 

—Nada de ser flojos en este momento, toma tu lindo trasero y báñate para que te dé ánimos. Quiero ver que cojas tu traje y entres al baño, ¡vamos! —me soltó y me señaló el baño. Suspiré e hice lo que me ordenó. Luego de una ducha fría mi ánimo pareció mejorar. Minho estaba acabando de abotonarse la camisa, y Hyunjin estaba amarrándose una cinta en su cintura.

—¿Podría hacerte unas trenzas en tu cabello? —le pregunté.

—¿Qué? —Hyunjin me mira sin entender y yo sonrío de forma inocente. 

—Estoy seguro de que te verías totalmente bien si te hago unas dos trencitas, ¿puedo hacértelas? —él frunció el ceño pero luego suspiró. 

—¿No me veré muy afeminado? 

—¡Para nada, estoy cien por ciento seguro de que te verás muy bien! Al diablo con los estereotipos —bramo con una sonrisa, y él me la devuelve. 

—Todo tuyo —bromea, sentándose en la silla de su escritorio, le agradecí en un susurro, ya que Hyunjin era mucho más alto que yo. Sus raíces empezaban a notarse por lo que pude confirmar mi teoría de que era tinturado, su cabello era negro si me guiaba por sus raíces. Tomé unos mechones de su cabello y empecé a trenzarlo, se sentía totalmente relajante además de íntimo. Me gustaba la sensación de ser solamente nosotros dos en el mundo. 

—Eh, Hye, ¡buen tip! —dice Minho, mirando como quedaba Hyunjin, yo salí de mi burbuja y le sonreí. 

—¿Es así? Trenzar a Soo-ra todos estos años sirvió de algo. 

—Pregunta, ¿Kim Soo-ra es pelirroja natural o tinturada? —me pregunta Minho, acabando de verse al espejo. 

—No sé si debo responder a eso —le digo riendo incómodamente. Tomo mi teléfono de mi cama y me tomo una selfie en los sillones cerca a la entrada. 

—¿A quién le enviarás la foto? —me pregunta Hyunjin, cauteloso. 

—A mi papá, hace rato que no le envío fotos. 

—Hablando de fotos, ¿no tienes instagram? —me pregunta Minho y mi corazón empieza a latir lentamente por los nervios, ¡si buscaba mi nombre aparecería mi cuenta femenina! 

—No... no me gusta —respondo, con una sonrisa torcida. 

—Cada día me doy cuenta de lo raro que eres. Pero bueno, vamos, chicos, el resto nos está esperando en el backstage —bufa Minho. 

Le sonrío a Hyunjin y sigo a Minho, que iba caminando rápidamente hacia la salida de la habitación. Para cuando llegamos al auditorio donde sería el concurso, pude notar que habían muchas personas esperando porque empezara el show, me sentía nerviosa nuevamente, por lo que cuando nos reunimos con los otros seis chicos, ya estaba hiperventilando. Felix me abrazó pero seguía sintiéndome nerviosa. 

—No te preocupes —me dijo Hyunjin, una vez estando solos—. No dudes de ti, estarás espectacular, Hye, te lo juro, has practicado mucho y lo has hecho muy bien en las últimas prácticas, confía en mí, porque yo confío mucho en ti, ¿bien? —me dice con una sonrisa ladina. Sin poder evitarlo, lo abrazo. Los nervios parecieron esfumarse apenas aspiré el olor de su fragancia en mis fosas nasales y de sentir su abrazo de vuelta, debía admitir que para este punto, Hyunjin había obtenido una relevancia casi imponente en mi vida, y no me disgustaba. Los sentimientos que estaban empezando a nacer no me incomodaban en lo más mínimo, al contrario, estaba disfrutando de cada uno de ellos. 

—Muchas gracias, Jinnie —respondí, aún con mi rostro contra su pecho. 

The lie in your eyes | Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora