Capítulo veinticuatro

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Hyunjin parecía perder la paciencia conmigo, y yo sólo procuraba hacerlo nuevamente cada vez mejor

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Hyunjin parecía perder la paciencia conmigo, y yo sólo procuraba hacerlo nuevamente cada vez mejor. Quizá Hyunjin no explotaba conmigo porque veía que me estaba esforzando, así que agradecía que siguiera intentándolo y no llamar a los demás a decirle que era un fiasco. 

—Break, por favor, break —pedí, entre jadeos y respiraciones fuertes. 

—Toma agua —me dice con una sonrisa y eso hago—. Por ahora estás bien, te sabes los quince primeros segundos de la coreografía. Debo hacer que te aprendas más de la mitad para que pasado mañana puedas ir a la par con los chicos, lo sabes, ¿no?

—Sí, lo sé, pero nos tomará mucho tiempo —suspiré—. Además mañana iré a la práctica de rap con Changbin y Jisung, tenme piedad. 

—Te tengo piedad —dice, tomando un sorbo de su botella de agua—. Soy más estricto conmigo mismo, así que, créeme, esto es un juego de niños por ahora. 

—¿Cómo puedes ser más estricto contigo mismo? —pregunté con mucha sorpresa en mi voz y él se encogió de hombros. 

—Siempre he buscado mejorar más, nunca es suficiente para mí, necesito dar el 200 % de mí —me cuenta. 

—Bueno, en eso te entiendo, pero si te exiges mucho puede ser terrible para...

—Ya me conozco esa retahíla por parte de mi madre, gracias —me corta en seco—. No te pido que lo entiendas, simplemente te respondí. Te tengo piedad. 

—Bien, no puedo juzgarte. Soy peor conmigo misma —dije tras un suspiro—. Sigamos.

Hyunjin volvió a posición desde el inicio, por lo que fue sencillo por un momento, lo repetimos tres veces hasta que pude ver su sonrisa a través del espejo. Empezó a enseñarme la siguiente parte, que era un poco más compleja porque necesitaba coordinar mis brazos con mi cabeza y pies. Luego de cinco intentos, Hyunjin se hizo atrás mío y tomó mis brazos y los movió por mí mientras yo movía mi cabeza y mis pies. 

—Bien, eso... repítelo, inicia lento para luego hacerlo más rápido... eso, mmmm, no, más a la derecha... —me decía, analizando mis movimientos—. Repítelo un poco más rápido. No, mira... déjame... 

—¿Por qué eres tan estricto contigo mismo? —me atreví a preguntar, mientras él movía mi cuerpo por mí. 

—Quizá por la misma razón que tú finges ser hombre —me responde, sin mirarme a los ojos, sólo a mis movimientos. 

—¿Cómo comparas eso? —pregunté, sacada de onda. 

—¡No pierdas el hilo del baile! Repítelo —me regaña y hago lo que dice—. Lo comparo porque ambos buscamos nuestros sueños mientras sacrificamos nuestro cuerpo. 

—No estoy sacrifican...

—Sacrificas tu sexualidad, tu libre expresión, usas vendas todos los días —me dice, mirándome a los ojos por fin, su rostro lucía serio pero tan lleno de emociones que no podía leerlas todas, para mi pesar—, ¿Cuánto daño crees que le estás haciendo a tu cuerpo? Quizá no lo pareciera, pero estás sacrificando tu cuerpo, ¿para qué? ¿para estudiar economía en una universidad masculina? Hay varias universidades mixtas fuera del país que igualan o superan el nivel de Konsei, ¿por qué acá? 

—Porque crecí pensando que era mi destino estar acá, mi sueño, mi razón de ser —murmuré, muy consciente de qué él me estaba escuchando por la cercanía de nuestros cuerpos. 

—Me siento similar con el baile —comenta—. Es lo único en donde puedo ser yo, donde soy Hyunjin, el chico con sueños, sentimientos, cuando no bailo, soy Hwang Hyunjin, el heredero de una de las empresas más importantes del país y casi que del continente, quién tiene que lucir perfección ante los ojos de su padre, conseguir una buena esposa después de graduarme y hacer lo que él desee. 

—No sabía que lo tenías así —dije haciendo los pasos sin ayuda de él, quien sonrió al ver lo bien que me salieron. 

—Bueno, luce un poco mal si lo digo así, pero estoy acostumbrado a mi vida, tampoco es que sea mala, así que suelo no quejarme. Sigamos con la coreografía. 

Seguimos con la siguiente parte, empezaba a ser un poco fácil, mi cuerpo parecía seguir más animadamente los pasos de Hyunjin, no podía evitar mirarlo a través del espejo, lo concentrado que lucía y lo tranquilo que sus movimientos empezaron a ser, cómo si se hubiera quitado un peso de encima. Me permití sonreír, no sé por qué este sentimiento de satisfacción se instalaba en mi pecho, como si su felicidad y tranquilidad fuera parte esencial de la mía.

—Quizá tienes razón con lo que dices sobre sacrificar mi cuerpo —digo de repente—, pero sigo creyendo que es mi destino. He nacido para romper toda clase de reglas con tal de ser feliz. 

—Eso es bueno, te ayuda a tener una razón para ser feliz —responde, sin parar los pasos, al igual que yo. 

—Pero, puedo proponerme cosas para darme la felicidad y satisfacción que romper algunas reglas no me dan —digo, rápidamente sin pensar lo que estoy diciendo. 

—Ya veo...

—Me propondré verte feliz, Hyunjin —solté—, quiero verte feliz, no sólo bailando. Seré feliz mientras tú seas feliz —expliqué. Él paró de repente, y volteó a verme confundido. 

—¿Y exactamente cómo harás eso, Jun Hye? Es más difícil hacer feliz a alguien ajeno que sí mismo...

—No me importa, pude entrar a una universidad masculina a escondidas de mi madre, obligando a mi padre a ayudarme y tú me estás guardando el secreto igualmente, ¿por qué no podría hacer cualquier cosa para hacerte feliz siempre y cuando eso me haga feliz a mí? 

—Esto luce tan raro saliendo de la boca de alguien que luce masculino —murmura, suspirando y restregando su mano por la cara—. Lamento si hice parecer que soy infeliz, no lo soy. No tienes qué...

—Nadie es infeliz ni feliz al 100 %, pero puedo hacer mi esfuerzo. Seamos amigos, muy buenos amigos, de aquellos que buscan hacerse felices —le digo extendiendo mi mano, con una gran sonrisa. Él la miró dudoso y luego miró mi rostro. 

—Estás loca —suspiró y estrechó nuestras manos. 

—Para tu suerte, es así, querido Hyunjinnie. 


The lie in your eyes | Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora