Capítulo cincuenta y uno

1.1K 115 20
                                    

C a p í t u l o s   f i n a l e s

Mi alarma sonó incesante, haciendo que me quejara entre los brazos de Hyunjin. Estaba agotada, y no quería levantarme, pero mi mente me recordaba que teníamos parciales y por nada del mundo debíamos perdérnoslo. Con un suspiro, abrí mis ojos mientras me estiraba a apagar mi alarma, me solté del agarre de Hyunjin y me senté en la cama. Me había vuelto a poner su camiseta antes de irnos a dormir, y él sus calzoncillos. Me restregué los ojos antes de levantarme con un suspiro, tomé mi teléfono y busqué mis calzoncillos por la habitación, los tomé del suelo, viendo como Kkami dormía sobre los pantalones de Hyunjin... ¿será que el animal nos oyó anoche? 

—Carajo —murmuré cuando me golpeé en el dedo pequeño del pie con la cama. 

—¿Umm? ¿Hye? —la voz adormilada de Hyunjin me hace voltear a verlo. 

—¿Despertaste? —pregunté viéndolo sentarse en la cama, aún con los ojos cerrados—, iré a bañarme, ¿bueno? No podemos llegar tarde a la universidad. 

—Está bien —él suspira—. Dormiré cinco minutos más , solo cinco... 

Bufé entrando al baño, lo mataría si llegábamos tarde. Dejé los calzoncillos sobre el mesón del baño y me quité la camisa. Nunca me había acomplejado mucho por mi cuerpo, pero sabía que había muchísimos mejores que el  mío, miraba mi reflejo del espejo con un suspiro, ¿realmente le gustaba a Hyunjin así? Desvié mi vista hacia mi nuca y noté un chupón. 

—¿Pero en qué momento...? —reprimí un gritito—, ¿cómo esconderé eso? Maldita sea, Hyunjin...

Me mordí el labio para no maldecirlo más, me volteé para abrir la puerta de vidrio de la ducha y entré en ella, abrí la ducha, dejándome llevar por el agua fría. Me restregué el chupón varias veces con una esponja llena de jabón pero seguía ahí, como si no quisiera borrarse y hacerme preocupar. Salí, me sequé para ponerme los calzoncillos nuevamente, me enrollé en la toalla y salí del baño para encontrarme con Hyunjin aún durmiendo. Me acerqué a él y lo moví. 

—Hyunjin, levántate, debemos ir a la universidad, tenemos parciales —le recordé. 

—No quiero —hace un puchero, cerrando mucho más los ojos. 

—¡Hawng Hyunjin! —bramé. 

—No te enojes conmigo por estar cansado —me dice lloriqueando. 

—No estoy enojada, pero necesito que te levantes, si quieres, podemos dormir más tarde pero debemos llegar a la universidad. Ve a bañarte mientras me termino de vestir —le digo y él se sienta en la cama. 

—Voy, voy —se levanta, arrastrando los pies hacia el baño. Es un niño, pensé, sonriendo. Me acerqué a mi ropa que había doblado y dejado sobre la mesita de noche, con un poco de pereza tomé mis jeans para ponérmelos primero, luego me puse el brasier deportivo y miré a las vendas con un poco de pereza. Me miré la pequeña herida de la que Hyunjin habló anoche, estaba aún roja, por lo que debería empezar a aplicarme cremas. Empecé a ponerme las vendas, haciéndome arder la herida—. Te tengo que llevar al doctor. 

—No seas exagerado —bufé—, solo es una herida sencilla, con cremas se irán. 

—¿No crees que tus senos quizá estén siendo afectados? Necesito que te vea un médico antes de que algo pase —Hyunjin gruñe, acercándose a su armario. 

—Estoy bien, no hay nada de que preocuparnos, en serio —le sonrío, pasándome la camisa por encima de la cabeza. 

—Insisto. 

—Entonces al finalizar la semana, ¿te parece? Deja que salgamos de parciales. 

—Está bien —él suspira, acabando de vestirse.

Desayunamos antes de ir hacia el carro, por lo que me ponía ansiosa ver la hora. Debía llegar a cambiarme, tomar mi agenda y darle un repaso de camino al salón. Mi mente se enfocaba primordialmente en eso, pero Hyunjin lucía más alegre y emocionado. Sonreía bastante. 

—Si sigues así, cualquiera creerá que te hice un amarre —bufo, cerrando la puerta del copiloto. 

—Fue algo mejor que un amarre —me molesta robándome un beso. 

—No puedo creerlo —molesto, riéndome. 

Al llegar a la universidad, me cambié rápidamente en el baño de la habitación. Minho estaba por lo que dijo que nos esperaría. Me cambié por una camisa que me tapara el chupón sin problema alguno y unos pantalones en tela que combinaran. Al salir, de camino al salón, yo leía mis apuntes pero Minho lucía curioso. 

—¿Anoche durmieron bien? Me sentí mal porque no llegaran antes del toque de queda...

—No te preocupes, Minho, no hay problema alguno —respondí, tratando tranquilizarlo, igualmente no fue su culpa. 

—Aun así... por cierto, ¿está bien tu clavícula? Me pareció verte un morado antes de que te cambiaras —me pregunta, aunque la pregunta lucía inocente, sus ojos lucían feroces. Estaba empezando a dudar de Minho. 

—Sí, anoche me golpeé con uno de los estantes de la cocina, ¿no es así, Hyunjin? —volteo a mirarlo, él asintió rápidamente. 

—Hye es bastante torpe cuando se lo propone —Hyunjin añade. 

—Tampoco, fue tu culpa. 

—Sí, claro. Era obvio que ese estante estaba ahí. 

—Ni tan obvio. 

—Ustedes son bastante graciosos —murmura Minho—, bueno, andando. El parcial nos espera...

El parcial era francamente sencillo, eran los temas que había repasado, por lo que no me sentía para nada preocupada, aun así, revisé e hice al rededor de tres veces el parcial para cerciorarme de que nada estuviera mal. Debes en cuando sentía la mirada punzante de Minho; y es que empezaba a tenerle miedo, algo me decía que debía tener cuidado, pero no entendía por qué. Cuando por fin salimos de los dos parciales que habían después, Minho me pidió que hablara con él un momento. Mi corazón latía desenfrenado de camino a uno de los bancos que habían por todo el campus. 

—¿De qué quieres hablar, hyung? 

—¿Sabes lo que más odio en el mundo? —me pregunta, sin mirarme. 

—¿No? 

—Las mentiras. Las detesto con mi vida —me dice—, mi madre me mintió bastante durante muchos años, a mí y a mi padre, por lo que las mentiras son casi que un ataque directo hacia mí. 

—No sé a qué vas con e...

—Sé que eres mujer —me dice, mirándome mal pero sin dejar de sonreír. Mi boca empezó a saberme a papel. 

—No sé a qué te refieres... 

—¿No acabo de decir que detesto las mentiras? Ya sé qué lo eres, sé que mantienes una relación con Hyunjin y puedo jurar que Jeongin sabe algo.

—¿Cómo te enteraste? —me resigné. 

—Eso no interesa; lo sé —bufa—. ¿Cuándo te cambiarás a Tarumi? 

—No lo haré —respondo, frunciendo el ceño. 

—¿Por qué no? No entiendo qué haces aquí. 

—No tienes que entenderlo —le digo, empezándome a enojar—, que te de igual yo que hago con mi vida. 

—Tu vida está involucrada ahora con mis mejores amigos, ¿crees que soportaré como le mientes a mis amigos? ¿Crees que Hyunjin se merece no poder hablar de su relación? Lo conozco desde hace más de diez años, él se muere por gritarlo, lucirte y todas esas cosas, porque él es así. ¿Por qué tienes a Jeongin de cómplice? Es un niño, por Dios, Jeongin siempre ha sido el consentido de todos porque es muy inocente para este mundo de mierda. Piénsalo, Jun Hye, si en dos semanas no te has ido, me encargaré de que te echen. 


The lie in your eyes | Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora