Capítulo 15

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Todavía sentía el calor de su mano sobre la piel de mi pierna, podía percibir como temblaba sutilmente por el impacto que me había causado su roce y sus palabras. De repente me había sentido pequeña, ridícula, insignificante a su lado. Jaden jugaba en una liga en la que yo ni siquiera participaba, ni siquiera le había respondido el beso a la altura de cómo lo estaba haciendo él. Con la reacción del coche debió pensar que era efectivamente una cría y probablemente se estaría riendo de mí en ese momento.

Por mi mente pasó el recuerdo de Jenssen, en que si Jaden lo viese también se reiría de él, eran como la noche y el día, él era la descripción gráfica de chico que es popular en el instituto porque juega en el equipo de fútbol del instituto, aunque este no sea nada bueno y jamás haya ganado ni los regionales. Era algo más alto que yo pero no demasiado, no como Jaden, a él solo le veía el pecho si no miraba hacia arriba. Jenssen era el prototipo de chico que la gente pensaría que es mi novio, rubio con el pelo algo ondulado, un tupé perfecto que se le mueve ligeramente con el viento y los ojos tan azules como el mar, despertaba la atención de todas las chicas que se cruzaban con él, al menos a las chicas con las que yo me había relacionado hasta ese momento. Era claramente guapo pero era otro tipo de belleza diferente a la de Jaden, él era... masculino, su voz, cómo movía su cuerpo, como me había agarrado mientras nos besábamos, la expresión de deseo que cruzaba su cara. Me hacía temblar solo con mirarlo y derretirme a la misma vez.

Me obligué a dejar de pensar en eso, había sido un acontecimiento esporádico que me había servido para comprobar que efectivamente, no estaba preparada para ciertas experiencias aún. No compartíamos espacios como para tener que encontrarnos más allá del papel que jugaría en las fiestas, si se quedaba escondido en una esquina haciendo sus cosas ilegales no tendría que volver a verlo. Probablemente él no querría volver a verme a mí tampoco, así que todo estaba bien. No iba a decirle a Mad lo que me había propuesto, si quería hablar con ella que la buscase, yo no me iba a meter en ese jardín.

Me decidí a disfrutar la experiencia en Nueva York y le pedí a Mad que me llevase a hacer un poco de Turismo los siguientes días, aún no habíamos empezado la época en la que tendríamos que hacer muchas cosas de clse, así que era ahora o nunca. Alice y Clarke también se apuntaron al plan y un par de chicos con los que habíamos empezado a hacer amistad en el club. El primer lugar al que me llevaron casi me bastó para no querer seguir visitando nada, decidieron ir a cenar a Times Square para que contemplase esa maravilla creada por el ser humano, pero casi me dio un ataque de ansiedad al observar lo que tenía a mi alrededor. Los edificios eran bastante altos, no llegaban a ser rascacielos pero las pantallas que emitían imágenes luminosas que cubrían las fachadas hacían que se me cortase la respiración. Si me pareció que en Harlem había gente por las calles, lo que había allí no era explicable. No podía dar pasos largos porque tenía a decenas de personas a mi alrededor, sentía que no podía escapar de ahí y casi pude sentir como un leve mareo se apoderaba de mi cabeza. Cuando paseamos un rato por esa gran avenida decidieron que era hora de cenar y tomamos asiendo en el restaurante de una cadena de comida rápida, había tantas por la zona que no me acordaba ni cuál era, solo sabía que la hamburguesa se merecía que repitiese otro día, a esa comida debían de echarle algún tipo de aditivo porque mi nivel de salivación no era normal. El lugar estaba bastante abarrotado pero me relajé un poco al estar sentada en una mesa con los demás. Después paseamos hasta el Empire State Building, entendía que fuese famoso porque su altura abrumaba, mareaba contemplarlo desde el suelo, estaba iluminado por las luces en mitad de la noche y volví a sentir esa sensación de soledad agradable que provocaban las grandes ciudades. Antes de volver a casa quedamos para ir a la Estatua de la Libertad, estaba bastante lejos, había que coger un ferri así que pensábamos echar el día por la zona, era como una excursión.

A pesar de la ansiedad que en un principio me había provocado Times Square había disfrutado mucho del plan, ver y hacer cosas nuevas era divertido y había fotografiado muchos lugares que dejarían sin palabras a cualquiera. Quise controlarme y no volver a subir esas fotos a Instagram por si provocaban envidia pero al fin y al cabo esa era mi vida ahora y quería mostrarla, así que publiqué una foto de todo el grupo en Times Square, de la cena y otra del Empire State Building iluminado en la noche. Como ya había pasado la hora de la cena mi hermano estaba en su habitación haciendo quién sabe qué y mis padres estaban viendo un programa que parecía ser bastante aburrido. Yo subí hasta mi habitación para ponerme el pijama y leer un rato antes de dormir.

Cuando ya estaba inmersa en la lectura escuché un ruido en la terraza que asumí que estaba provocado por el viento, pero un par de segundos después vi como alguien entraba en la terraza desde la escalera de incendios, el corazón pasó de latir normal a salírseme por la boca. ¿Habían entrado a robar? Estaba a punto de gritar cuando vi que el perfil de la persona que estaba bajo la oscuridad de la noche levemente iluminado por la luz de mi habitación. Cuando me di cuenta de quién era se me aceleró aún más del corazón en lugar de calmarse. Salí inmediatamente de la cama y me dirigí sigilosamente hasta allí, si mis padres lo veían ahí lo matarían y luego me matarían a mí. Entrarían en pánico si veían que estaba con un chico y sobre todo con esa clase de chico.

Cuando abrí la puerta se escuchó un "clac" seco que esperé que no hubiese llegado hasta la primera planta. El aire frío de la noche de primeros de octubre entró por debajo de la tela del pijama, de repente me sentí ridícula con el pelo recogido en una coleta despeinada y el pijama azul cielo con estampado de mariposas. Más ridícula me sentí cuando una gran sonrisa se dibujó en la cara de Jaden al verme entrar en la terraza.

- No sé si esto supera al uniforme. -Empezó a reírse a carcajadas.

- ¡Shh! Como te vean mis padres nos van a matar a los dos. ¿Qué haces aquí? ¿Te gustó subirme por la escalera de incendios o qué? -Me crucé de brazos para amortiguar el viento.

- Estaba por la zona y pensé que podía pasarme. -Di un paso hacia atrás cuando vi que se acercaba un poco más, no quería que pareciese que le tenía miedo, pero la realidad era que un poco sí, no porque pensase que me quería hacer daño sino porque quería cosas para las que yo no estaba preparada.

- Bueno pues ya te has pasado. -Me di la vuelta para salir de ahí pero me detuvo antes de que pudiera abrir la puerta. Me agarró de la muñeca y yo sentí como la piel se me erizaba.

- Espera, he venido a hablar, tranquila. -Eso provocó que estuviese todavía menos tranquila. Todavía no me había soltado la muñeca.- El otro día te asusté, y te entiendo, supongo que igual que yo no estoy acostumbrado a chicas como tú, tú tampoco lo estás a... -En ese instante una ola de inseguridad y enfado me invadió por dentro.

- Sí, ya lo sé, soy una mojigata, no hace falta que me lo digas. – Frunció el ceño confundido y me apretó todavía más la muñeca para que no pudiera escaparme.

- Yo no he dicho eso.

- Pero lo piensas.

- ¿Por qué lo iba a pensar? No me has dado razones.

- Pero te las daré, así que es mejor que no sigamos con lo que sea que estábamos haciendo.

Conseguí zafarme y me dirigí hasta la puerta para entrar en casa pero en dos zancadas me alcanzó y puso la mano sobre el metal de esta para que no pudiese abrirla. Me giré indignada como si eso sirviese para que me dejase salir de allí.

- No sé por qué estás tan enfadada, ni siquiera te he pedido nada, solo me estoy disculpando. -Cerré los ojos y me calmé porque sabía que era verdad.

- Es cierto, lo siento. No sé qué me ha pasado. No te preocupes por lo del coche, estoy bien con eso.

- Yo lo que quiero saber es si te apetece repetirlo. -Me tensé al instante.

- No puedo darte lo que buscas. No voy a mentirte. -Era raro decir esas cosas, normalmente me moría de vergüenza al hablar de esos temas pero con él era bastante sincera. Era mejor eso que crear falsas expectativas.

- ¿Qué crees que quiero de ti?

- Ya me lo dijiste... -Sentí como la voz me salía algo temblorosa y recé para que no lo hubiese notado.

- ¿Qué quería follar? -Sonrió con ternura.- Claro que quiero, pero para follar los dos tienen que querer. Ahora mismo me conformo con comerme esa boca de vez en cuando.

Me quedé congelada en el sitio con mi pijama calentito de mariposas mientras él se inclinaba lentamente y volvía a posar sus labios sobre los míos, eran tan carnosos y cálidos que tenía que cerrar los ojos ante su contacto. Esta vez fue más lento, más pausado, su lengua no invadió mi boca igual que la vez anterior, era más suave, me dejaba acostumbrarme a ella, a moverla a su vez y aclimatarme. De repente escuché sonido en las escaleras y nos separamos los dos a la vez, me apretó el culo con suavidad antes de dirigirse a la escalera de incendios para marcharse.

Nos vemos, Becca. -Y desapareció en la noche. 

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