Capítulo 41: Jaden

3 0 0
                                    

Cuando nos levantamos de la cama definitivamente, noté como mi brazo me pedía a gritos que metiese en mi organismo la mayor cantidad de analgésicos posibles. Fui directo al baño a acribillar la caja de ibuprofeno aunque aún no tuviera nada en el estómago. La ropa de Becca estaba limpia sobre la taza del váter, supuse que mi madre llevaba despierta desde que llegamos a casa casi amaneciendo y le había dado tiempo a poner las cosas un poco en orden.

Mientras me metía bajo el agua caliente, intentando no mojar demasiado el brazo herido, pensé en lo feliz que se había puesto Becca minutos antes. Dios mío no era consciente de lo buena que podía ser esa chica hasta que no me había dicho lo de Columbia. Columbia. ¿Quién entraba en Columbia? Sé que los que van a las universidades de la Ivy Leage tienen que ser alguien, pero no pensaba que le pudiese ocurrir a ella, no porque no lo mereciera, que lo merecía. Si no porque había estado tan ocupado pensando en otras cosas que ni siquiera me había preocupado por esa faceta de su vida. Estaba claro que no pertenecíamos a la misma liga, al menos en ese aspecto.

Me froté la cara, la tenía dolorida de toda la tensión de las últimas horas, los músculos de la frente parecían clamarme por un masaje, cosa que no iba a pasar. Unos grititos inundaron la atmósfera húmeda del baño y no podían ser otros que los de Thalía. Cuando abrí la puerta apenas con unos pantalones de chándal como vestimenta, la vi jugando en el suelo de mi habitación junto con Becca, con unas muñecas que debían ser nuevas porque no me sonaban de nada. La que le había prestado generosamente a su acompañante de juegos se parecía a ella, con la piel clara y el pelo casi rubio, pero sin llegar a serlo del todo. El pelo de Becca descansaba sobre su hombro derecho, ondulado por el baño que se había dado, había visto a pocas personas que me parecieran tan preciosas al natural. No le hacía falta nada, solo con un camiseta vieja y su olor estaba más que perfecta.

Me espabilé cuando mi sobrina llamó mi atención y me acerqué a jugar con ellas, llevando la ropa limpia de Rebecca conmigo. Supuse que quería vestirse un poco más de lo que estaba en ese momento. Tenía las mejillas coloradas y una sonrisa gigante, producto de la noticia que había recibido. Aunque supuse que la felicidad también era a causa de aquella niña dulce que la miraba como una fanática, al fin había encontrado una compañera de juegos que no era tan mayor como su madre ni tan pequeña como sus compañeras de clase. A ella le gustaba jugar con "mayores" pero no con "viejos". Creo que hasta yo entraba en la categoría de viejo para ella. Desde luego en ese momento me sentía así, viejo y desgastado, como si un camión me hubiese pasado por encima.

- Tío mira, a Ashly le gusta Becca. -Dijo señalando a la muñeca.

- ¿Se llama Ashly?

- Mamá llama a las chicas de Manhattan Ashly.

Me eché a reír porque sabía la razón de ser de aquello. Lena odiaba a todos aquellos que se sentían superiores a ella por vivir al otro lado del río, y los dos altercados que había tenido trabajando en la cafetería habían sido con dos chicas que se llamaban Ashly.

- Yo vivo en Manhattan y no me llamo Ashly. -Dijo Becca sonriendo por la inocencia de la pequeña Thalía.

- ¿Ah, sí? Pues entonces no lo entiendo...

La niña se debió de pasar un buen rato dándole vueltas al razonamiento de si tenía sentido que todas las mujeres de una isla de Nueva York se llamasen Ashly. Después de que Becca se cambiase bajamos al piso de abajo mientras ella seguía jugando, no me esperaba otra reacción que la que encontré, pero en ese momento me sentó como una patada en el culo. Mi madre y Lena me miraron con cara de asesinas en serie, sobre todo después de ver el destrozo en la cara de Rebecca. La pobre tenía las facciones de muchos más colores de los que me hubiese gustado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 05, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

New York State of MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora