Capítulo 21: Jaden

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Vi como su cuerpo se relajaba sobre la taza del váter y sabía que se había quedado dormida, o eso o se había desmayado, probablemente una mezcla de las dos. La incorporé un poco e intenté que reaccionará pero fue en vano. Por lo menos la escuché decir algo sin vocalizar, lo cual no entendí pero que al menos me hizo saber que estaba viva.

- Joder, Becca. ¿Qué hago ahora contigo? -No recibí respuesta.

La dejé sentada en el suelo y apoyada en la pared. Cogí un poco de agua del lavabo con la mano y le limpié la boca, la pobre había echado toda la papilla. Me hizo algo de gracia y sonreía al verla así, nunca había salido realmente de fiesta, y esa era la señal de que habías desfasado demasiado. Probablemente a la mañana siguiente se sentiría horriblemente mal, pero con el tiempo lo recordaría como una experiencia memorable. Busqué mi camiseta, que estaba es una esquina hecha una bola y me la volví a poner, la muy hija de puta me había puesto como un tren. Me había sorprendido la iniciativa que había tenido, y estaba claro que si en algún momento no quería seguir no lo haríamos, pero disfruté de esos momentos en los que sí que había querido.

La cogí en brazos y salí de ahí, la gente ya iba muy borracha para darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, aunque algunos no pasaron por alto que cruzase la casa con una tía inconsciente en brazos. Mario me vio desde lejos y vino apresurándose hacía mí.

- ¿Qué ha pasado? -Dijo mientras miraba esa cara angelical que descansaba sobre mi pecho.

- Está K.O, mucho alcohol. Dame sus cosas y mi sudadera por favor. -Asintió sin dudarlo.

- ¿Qué vas a hacer con ella?

- Ni idea.

Le eché el abrigo por encima con ayuda de mi amigo y salí hacia el coche sin ponerme la sudadera porque no quería soltarla. Hacía un frío de cojones y tuve que hacer malabares dignos de un circo para abrir la puerta del coche, la dejé sobre el asiento y me subí por el otro lado, puse la calefacción automáticamente para entrar en calor. Volví a intentar que reaccionara pero aunque movía su cara para apartarse de mis manos y seguir durmiendo, no conseguía que reaccionara. No podía dejarla sola en su casa ¿y si vomitaba dormida? Tampoco iba a quedarme en una casa que no era la mía. Me rasqué el pelo intentando pensar y al final me sentencié a que la única solución era llevarla a mi casa. Me iba a matar al día siguiente pero era lo único que podía hacer en ese momento.

Conduje hasta casa, eran más de las tres de la madrugada y las calles estaban desiertas, la llevé hasta el sofá en brazos y una vez que estuvo acurrucada sobre los cojines tuve que volver al coche a coger sus cosas y las mías, esperaba para que mi madre no se despertase justo en ese momento. Cuando volví dentro tuve la suerte de que no fue así, así que me relajé un poco ya dentro de la estancia que estaba algo más cálida que el exterior. Llené un vaso de agua del grifo e intenté que bebiese, debía de tener la garganta como el asfalto de la carretera. Cuando conseguí que reaccionase lo suficiente para que bebiese vi como arrugaba la cara disgustada, debía de haberle dolido bastante, sobre todo después de vomitar con tanta intensidad.

Cuando conseguí que se bebiese al menos la cantidad del contenido la subí a la plata de arriba. Podría haberla acostado en la cama de mi hermano, pero si se despertaba a la mañana siguiente en una habitación que no conocía y sin nadie alrededor que pudiese darle explicaciones probablemente le daría un infarto. Había dejado mi habitación hecha un desastre, ropa en el suelo, la cama sin hacer y el cenicero lleno de colillas en la mesita rodeado de ceniza. La tumbé sobre el colchón y recogí todo lo que pude para que a la mañana siguiente no sintiese que estaba en una pocilga. Me quité la camiseta y sustituí los vaqueros por unos pantalones de chándal. Cuando la miré a ella no supe qué hacer, no creía que lo más cómodo fuese que pasase la noche vestida pero tampoco quería desvestirla.

- Me cago en toda mi puta madre. -Me pellizque el puente de la nariz y suspiré.

Después de unos segundos saqué una camiseta negra de manga corta que le debía quedar de vestido y me acerqué a ella, la zarandeé como último intento de que se despertase pero fue en balde. Al final cogí el jersey por la parte de abajo y se lo quité por la cabeza tan suavemente como pude, aunque no quise no pude no mirarle las tetas. Madre mía, si hubiese estado despierta se las tocaría hasta que me volviese a gemir en el oído como había hecho antes, pero estaba inconsciente, así que aparté la vista y le puse la camiseta. Cuando logré bajársela hasta la mitad del muslo pasé a intentar quitarle los vaqueros, eso sí que me incomodó en exceso, tuve que desabrocharle el cinturón y los pantalones y cuando mis dedos rozaron la piel de su vientre me sentí como si estuviese abusando de ella. Estuve a punto de simplemente dejarla así pero sabía la mierda que era dormir con vaqueros, así que intentado no tocar más de lo necesario se lo bajé. Cuando acabé el proceso que pareció no tener final respiré aliviado y me metí también en la cama, si de normal ya me sentía apretujado allí, estar con ella no me dejó ningún margen de maniobra, no podía retirarme de ella, no había espacio físico. Me tumbé de lado para dejarle algo de espacio y me sorprendí cuando se movió y se hizo una bolita amoldándose a mi torso. Estaba muy caliente, era reconfortante dormir así con alguien. Le pasé un brazo por debajo del cuello y el otro lo tuve que pasar por su cintura, aunque no la agarré, solo lo apoyé ahí porque no podía dejarlo en otro sitio. Tuve que ignorar a mi polla, porque estaba reclamando que me rozase y besase cada centímetro de piel pero finalmente el sueño pesó más y acabé cerrando los ojos para dejarme llevar dentro de esa burbuja de calor. 

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