Capítulo 22

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Intenté abrir los ojos cuando la luz empezó a entrar con fuerza desde la ventana, los sentía pesado, al igual que los labios. Conforme empecé a ser consciente de mi cuerpo me di cuenta de que el sol entraba desde una perspectiva diferente a la que estaba acostumbrada y que mi estómago parecía estar asesinándose a sí mismo. Abrí los ojos, aunque me costó bastante porque las pestañas estaban pegadas una con otras, lo que veía no era mi habitación. Me incorporé un poco sobresaltada y miré a mi alrededor. Cuando lo hice vi que Jaden estaba tumbado a mi lado, abrazándome, y aún seguía dormido porque sus facciones reposaban relajadas sobre la almohada. El corazón empezó a latirme muy fuerte y empecé a ponerme nerviosa. Cuando me miré a mí misma vi que iba vestida con una camiseta que desde luego no era mía pero me tranquilicé un poco al sentir que mi ropa interior seguía estando en su lugar correspondiente. Suspiré aliviada y los flashback de la noche de antes empezaron a plagarme la mente.

- Por Dios, Rebecca. ¿Qué has hecho?- Me tapé la boca con la mano e intenté no recordar más de lo necesario porque ya me sentía suficientemente ridícula.

Miré a la cómoda que había enfrente de la cama, encima estaba mi ropa, mi bolso y mi abrigo. Respiré aliviada y salí de la cama lo más lentamente que pude para no hacer ruido. Cogí todo y abrí la puerta con cuidado intentando buscar un baño, por suerte estaba justo enfrente de la habitación. Miré a ambos lados del pasillo, no había nadie. Aún sentía el sabor del alcohol en la boca y debí de vomitar mucho porque tenía la garganta destrozada, me dolía hasta tragar saliva.

Cuando estuve dentro del baño cerré la puerta con cautela y respiré un poco más aliviada. Era una estancia humilde, con una bañera de cortina y un lavabo que era simplemente la pila. El espejo tenía unas puertecitas a los lados, donde debían guardar las cosas de aseo. Necesitaba hacer pis como si se me fuese la vida en ello y después de eso pasaría a preocuparme por el maquillaje corrido que bañaba mi cara.

Sabía que no era lo más adecuado para la piel, pero era el único jabón que había allí y yo necesitaba quitarme el maquillaje de la cara. Me restregué la cara con jabón de manos, el cual olía bastante bien y cuando acabé me miré al espejo. Vale, podría ser peor, se había quedado algo de rímel bajo las pestañas inferiores pero no se notaba demasiado. Me enjuagué con todo el agua que pude la cara y la boca para quitarme ese regusto asqueroso y me sequé con la toalla que había en el lateral del lavabo.

Me puse mi ropa y dejé la camiseta encima de la cisterna del váter, salí del baño e intenté encontrar la salida, ni siquiera sabía dónde estaba geográficamente. Menos mal que mis padres no estaban. Mierda, mis padres. Cogí el móvil apurada, me habían llamado hacía una hora, les mandé un mensaje disculpándome diciendo que se me habían pegado las sábanas, que esa tarde los llamaba porque me iba a poner a estudiar. Sí, ya, a estudiar... ¿Qué me estaba pasando? Llegué a las escaleras y las bajé suponiendo que la salida estaría allí, y así era, sin embargo cuando bajé lo suficiente para visualizar el salón-cocina que estaba a la derecha de la puerta me quedé congelada al ver que una mujer de un poco más de cincuenta años me miraba sentada desde la mesa de la cocina. Casi se me paró el corazón por unos segundos, se me había olvidado que Jaden dijo que vivía con su madre. Mierda, mierda, mierda. No sabía si volver arriba o seguir bajando, pero la señora ya me había visto, no había marcha atrás. Terminé de bajar los escalones con toda la dignidad que pude, ella me miraba con una leve expresión de diversión, como si le hiciese gracia verme con la expresión de miedo que debía tener.

- Hola. -Dije con la voz más ronca que había tenido en mi vida.

- Buenos días. ¿Quieres algo de desayunar? -Dijo señalando el vaso de zumo que tenía entre las manos.

- No, no hace falta, ya me iba.

- Anda ya, no digas tonterías.

La mujer se levantó de la silla apoyándose en un bastón, me impactó ver a una persona tan joven usando ese utensilio, y entonces recordé que Jaden también mencionó que estaba enferma, así que me acerqué yo a ella para no hacerla andar demasiado.

New York State of MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora