Capitulo 25. Errores

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— Yorichi_san debes entrar

Una dulce sonrisa en su rostro, Sumiyochii, siempre tan amable que le llenaba con su calor, siendo tan hermoso como un amanecer después de una fría noche. Yorichii no podía evitar ver por varios minutos a su acompañante, aquel que le ayudo en su fría noche.

El Tsugikini asintió y se adentró a la casa, no recordaba que hacía en el patio mientras nevaba, cierto, solo recordaba a su familia. En ocasiones se dejaba ir por los recuerdos, a veces solo se perdía en el paso, en los buenos días... estaba viviendo buenos días. Hacía tiempo que Uta había fallecido, hace tiempo que su hogar había sido ocupado por otra familia que le había abierto sus brazos. No importaba cuánto amor le dieran, haber perdido a su mejor amiga, a su primer amor, a quien prometió proteger incluso cuando los cazadores le dieron la espalda. Los Kamado eran alegres, siempre hacían su mejor esfuerzo para que no se sintiera solo, aunque... Nunca sería lo mismo, tal vez Uta hubiera Sido muy buena amiga de esa pareja, tal vez hubiera Sido un futuro tan hermoso y tan brillante como un girasol.

Suyako siempre se quedaba dormida en cualquier momento y en cualquier lugar de manera inconsciente, estaba enferma del sueño, en tiempos actuales a ese padecimiento se le llamaría narcolepsia. Sin embargo, Sumiyochii y Yorichi solo sabían que ella estaba enferma, que debían cuidar de ella, así que le seguían en sus actividades diarias y dejaban que descansarán un par de horas. Sumire acompañaba a su madre en esas siestas y les daban tiempo a solas al Kamado y al Tsugikini, como en ese momento.

—¿Estás bien?

Yorichii seguía viendo a la nieve con melancolía pura, no había rastro de felicidad, pero tampoco de tristeza. Aquello preocupo de sobremanera a Sumiyochii.

— Uta, ella solía jugar en la nieve hasta que se cansaba, quería jugar también con nuestro hijo.

Un nudo en la garganta de Sumiyochii se formó tan pronto esa frase término, obviamente el portador del aliento del sol se dio cuenta de eso, los Kamado eran personas con una empatía enorme, lo más seguro es que su amigo se estuviera culpando por preguntar de manera tan "insensible". Así que Yorichii decidió tomar la manga del yukata de Sumiyochii e invitarlo a sentarse a su lado, para apreciar la belleza del paisaje invernal.

—¿Cómo se conocieron Suyako_san y tú? - Tanto su esposa como él conocían la historia de Uta y Yorichii, pero el mencionado no conocía la historia de la pareja que le había recibido.

— Al contrario de ti, ella y yo nos conocimos gracias a su enfermedad, yo vendía leños en el centro de la ciudad, Suyako me estaba comprando cuando quedó dormida repentinamente entre mis brazos. Todos nos asustamos - una risa salió de los labios de Sumiyochii. - Todo el mundo corría en busca de sus padres. Después de eso, una y otra vez pasó eso, incluso cuando ella presentaba sus canciones de guqin, es muy buena bailando.

Ciertamente, ambas historias diferían, aunque al final... Ambos terminaron casados con sus mejores amigas, tal vez fue el frío, tal vez fue la cercanía del momento, pero ambos terminaron hombro a hombro y sonriendo como dos amantes. Suyako despertó y no dijo nada, ella sabía que al final del día, solo era una amiga para Sumiyochii, se amaban aún que no de una manera tan pasional... ¿Podría ser que Yorichii fuese el alma gemela de Sumiyochii?

Las almas gemelas no necesariamente debían ser amantes, incluso se podrían presentar como amigos, familia, lo único necesario era esa conexión especial, esa cercanía única.

Suyako solo bajaba la cabeza y sonreía, ella no tenía problemas si ese par decidía estar juntos, únicamente quería que Sumire pudiera estar con su padre, vivir el mismo amor que ella vivió con sus padres. Solo quería eso, ella no importaba.

Flores en la sangre (KNY x Tu) FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora