Flores en la sangre (KNY x Tu) FINALIZADA

Episodio 30. Embarazo.

-—Estás embarazada

Un mes después de aquel encuentro ________ solo había recibido dicha noticia, muchas mujeres lloraría de felicidad, en su caso, solo podía llorar de frustración. No importaba si estaba dentro de los planes, aquella noticia fue una de las peores noticias que había recibido en su vida. Había decidido arriesgarse con la esperanza de ganar, solo perdió, incluso si todo salía bien

______ fue recluida en una parte de aquel lugar, ninguna luna, a excepción de Kokushibo, podía verla. Estaba estrictamente prohibido. Muzan sabía que si la veía constantemente la sometería a un estrés que podría afectar el embarazo, no iba a perder su única oportunidad. Así que coloco un demonio fiel con conocimientos en medicina y parto a su cuidado. Yumeko Yamada.

Todos los días y noches ______ se la pasaba escribiendo poesía, para poder aparentar que estaba sumergida en una profunda depresión, que de hecho sí tenía, pero fingía que no existía. Así que seguía escribiendo poesía, por el contrario, de lo que muchos pensarían, solo era poesía, odas que hablaban de lo hermoso que era el mundo, su tristeza o sus sueños, no eran ninguna clase de planes, los planes los haría su madre.

Kokushibo la había dejado para ir por tu comida, Yumeko había decidido ir por sus materiales para comenzar una revisión a su estado, _____ llevaba 8 semanas de gestación, al ser la primera vez que algo así ocurría, debían tener cuidado, nada debía ser dejado a la suerte. Así que ______ aprovecho esos cinco minutos sola.

— Perdóname - susurro mientras acariciaba levemente tu vientre - tal vez en tu próxima vida puedas tener una madre que te ame, yo no puedo, yo... No soy capaz de sacrificarme por ti. Lo siento. Hay personas que amo mucho más que a ti.

______ saco la sangre que Ume le dio y la bebió completamente, esta vez no detuvo el proceso, el cual era tan doloroso que comenzó a gritar, incluso cuando paso lo de los Kamado no había gritado tanto como ahora. O claro. En ese momento no estaba teniendo un aborto.

¿De qué serviría todo esto? ¿Tenía sentido tan siquiera? ¿No era más sencillo solo ayudar a los cazadores y ya? ¡No había necesidad de todo esto, ella era más que una herramienta! Solo... No, su misión era ganar tiempo, su misión era hacer que el demonio pudiera probar nuevamente la flor prohibida, incluso si eso hiciera que Hanahaki dejara de ser solo su apellido. Ella debía convertirse en la flecha que aterrizaría de manera limpia en el talón del invencible Aquiles.

Solo que no había contemplado algo, su don, su maldición, habían desaparecido completamente. Había perdido lo único que le ayudaba a poder seguir con el plan, que la hacía útil, incluso si sobrevivía, sería asesinada, por fin. Los dioses no bendecían a demonios. Aunque el dolor fuese insoportable, todo debía avanzar, así que decidió simplemente seguir el flujo de las cosas.

(...)

Hoy sería el día que Tomioka cumpliría su promesa, había viajado con Nezuko y Tanjiro a lo que era el templo de la dama de rojo, fueron recibidos por Yamato quien les dio todos sus avances en la investigación de la flor.

— Me alegro de que estén bien.

Yamato se había enterado de que Rengoku había sido gravemente herido, por suerte Kirari Hanahaki había previsto esto y envío a más cazadores a ayudarle, por desgracia el cazador de fuego había perdido una pierna y un ojo a manos de Akaza, quien le había ofrecido convertirse en un demonio. El cazador terminó sumergido en una depresión tan profunda que se negaba a escuchar nada que tuviera que ver con los cazadores, se sentía patético, al final del día ¿No era exactamente lo que su padre tanto clamaba de él? Solo era una idiota sin talento ni vocación.

Ni Nezuko o Tanjiro sufrieron graves heridas, eso calmaba al demonio, aunque verlos tan decaídos era sencillamente triste. Pronto todo volvería a la normalidad, aunque eso costaría muchas vidas. Yamato no era tan frío al final del día, había sido un sirviente que ayudo en la educación de sus amos y sirvientes de menor escala, así que ver a una de sus alumnas así de triste logro ablandar su corazón levemente, lo suficiente como para darle unas palmaditas en la cabeza.