Tercera flor.

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El dolor había marcado su cuerpo, empequeñecido por el dolor que le obligaban a retraerse, gran parte de sus extremidades estaban magulladas por la tortura. ¿Había habido piedad para _____? La respuesta pudiera ser un no, pero muchas de aquellas heridas no habían sido infligidas por nadie más que ella misma, unas en un intento de terminar con todo, otras para incentivar al resto de demonios a devorarla.

Siempre era curada por Muzan hasta que un día, simplemente, una gota había rozado los labios de la menor, una gota tallada como la pintura para labios por el mismo pulgar de Muzan, acariciando suavemente sus mejillas y ayudando a estabilizar del dolor que rápidamente recorrido en el cuerpo de ______. Cuando noto que aquellas convulsiones se volvían más violentas, procedió a abrazarla.

-Te estoy dando una oportunidad, no creo que la desaproveches, deja de ser una niña estúpida y conviértete en una mujer que pueda ayudarme.

Aquella voz tan profunda había sido como un abismo, uno que había marcado el final de la humanidad de Hanahaki ______.

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Habían cambiado las vestimentas de Hanahaki a un kimono demasiado costoso, ya sus cabellos habían sido peinados como si fuera la señora de una gran familia, adornado por joyas de valor enorme, un grillete estaba en su cuello. ¿Cuánto tiempo había pasado?

Tal vez un año o dos, incluso tres, siempre encerrada en una habitación donde la luz del día nunca llegaba, encerrada en aquella casa tan extraña que tenía Muzan. Había experimentado con ______ ¿Qué tanta sangre se necesitaba hacer beber a una humana para que fuera un híbrido de humano y demonio, careciendo de todas sus habilidades, pero también de sus defectos?

Sabía que tenía hambre, pero la comida humana no le satisfacía y la carne humana con su solo aroma hacía que vomitara, vivir únicamente de sangre y arroz, era triste. A cambio de que su querida familia estuviera bien, hacía lecturas del futuro y pasado de Muzan para que consiguiera sus pequeños o grandes objetivos. Aquel demonio con el que alguna vez mantuvo conversaciones sobre flores y biología, que le había brindado conocimiento que muchos le hubieran negado por ser una mujer, ahora solo fingía amabilidad para seguir sacando provecho a una pobre flor casi marchita. Seguía dándole conocimiento, pero no satisfacía a ______ de ninguna manera, incluso si había regalos, había abrazos y dulces palabras, todo estaba vacío.

— Bienvenido Kokushibo_dono - saludo cuando la primera luna ingresó a su solitaria habitación. Colocó su katana en su cuello y rompió el grillete. — No tengo una regeneración tan rápida como la de usted, por favor, evite hacerme tanto daño.

Lo había visto y vivido, si intentaba huir terminaría siendo derribada por un tortuoso martirio desde el interior por culpa de la sangre de Muzan, quería evitar eso, el pequeño rasguño que había hecho el filo de su arma ya era suficiente para amedrentar, siendo que había comenzado a cicatrizar. Una segunda arma se escuchó caer en el suelo, un sable curvado en el suelo era lo que descansaba a su lado.

— Es momento de dejar de descansar, entre más rápido aprendas a defenderte, más rápido podrás ayudar a la búsqueda.

Hanahaki no podía comprender qué bueno tenía vivir la eternidad, pero sus ansias de vivir habían sido eliminadas, así como sus esperanzas de morir, solo quedaba obedecer y procurar cuidar a los suyos, aunque estos no lo supieran. Por qué ya no podía ser una dama tranquila. Pero no fue la única en volverse más fuerte.

Flores en la sangre (KNY x Tu) FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora