Capítulo 8

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Tentaciones incontrolables.

Perspectiva de Dylan:

Quedamos agotados, el clima tropical nos remató, dejándonos sudorosos a más no poder. Llegar al volcán es un camino de más de dos horas y ya ni hablar de tener que volver. Al menos estoy satisfecho, Charles y Hernán disfrutaron de la aventura. Pudimos fotografiar a un montón de especies exóticas.

Son unos chicos de los más humildes, algo que valoro mucho en las personas. Y uno de los motivos por los que me enamoré de Lilith. Ella es tan frágil, tan delicada. Me dan ganas de envolverla en mis brazos eternamente para que nada malo le pase. Pero suprimo ese deseo, pues ella necesita aprender a volar sola y a seguir sus sueños.

Cada día intento mantenerme positivo, pienso en que solo necesita tiempo y que algún día me mirará a los ojos y me dirá que estemos juntos. Quiero presumirla como mi pareja, porque sé que ella no causa en mí ningún sentimiento de vergüenza.

Al contrario que el maldito desgraciado de su ex, a mi no me importa su procedencia, ni su estatus social, ni me importa nada más que eso, solo ella, su esencia, su amor y su manera de ser. Le recomendé visitar a Blacke, porque Lilith debe aprender a amarse a sí misma antes de poder amar a otros. Me gustaría tener más tiempo para conocerla, hacer cosas juntos. Ahora que va a trabajar y a estudiar simultáneamente es muy probable que nos veamos menos y más si se mudará a otro piso.

Me doy una ducha fría y entro a la habitación, donde la veo sonreirme. Está ojeando una revista.

- Creo que he mirado por todos lados y todavía no he visto ningún apartamento accesible. Los más baratos ...Ni siquiera pueden llamarse así. Son como sótanos y renovarlos me costaría igual que alquilar uno caro. En otros, ni siquiera permiten mascotas.

- Se paciente, estos asuntos suelen tardar meses. Prometo que llamaré a mis contactos para ver si saben de alguno que esté disponible.

Se levanta y me rodea el cuello con sus brazos, poso mis manos en su cintura y nos besamos. Lo hace cada vez que me agradece algo. Puedo decir que me produce ternura. Me fijo las dos bolsas que ha dejado en una de las sillas.

- ¿Qué has comprado? Si se puede saber.

- Es un secreto. - declara tocando mi nariz.

- Los secretos están para contarlos y para chismear sobre ellos. - bromeo y la agarro por las nalgas, tirandola suavemente encima de la cama. - Puedo sonsacartelo a base de cosquillas.

- Oh, no, no, ¡eso ni de coña! - se cubre con los brazos y me mira amenazante.

- ¿Y quien me lo va a prohibir? ¿Una pequeña personita como tú?

Me acerco más y empiezo a torturarla. Las carcajadas que salen de su boca son melodía para mis oídos. Disfruto de cada instante en el que ella muestra felicidad, porque sé lo doloroso que es verla sufrir. Así como en el hospital o después de la ruptura.

- Luego no te quejes si empiezo a mordisquearte. - me dice limpiándose las pequeñas lágrimas de risa.

- Creo que pasas demasiado tiempo con tu perro, se te están pegando las costumbres de Coco.

Se incorpora y deja el peso de su cuerpo apoyándose en sus brazos. Muerde su labio inferior y me mira con ojos de cachorrito.

Dulce y posesivo © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora