Capítulo 15

10.2K 629 206
                                    

Un beso para olvidar.

Mis párpados pesan, pero hago mi esfuerzo para abrir los ojos. Lo primero que veo es un techo blanco, luego las paredes verde pastel. La brisa entra por una ventana abierta y es de día. Aprieto las sábanas, algo confusa. Lo último que recuerdo es haber comido unas pizzas con los amigos de Bryce.

Me asusto, pensando que quizá haya ocurrido una desgracia o un accidente del que no soy consiente ahora. Estoy en un hospital, de eso estoy más que segura. Es la segunda vez que me encuentro en una situación así. A diferencia de que ahora no tengo ninguna vía conectada. Doy un salto de la cama al suelo.

Empiezo a revisar todo mi cuerpo y para mi tranquilidad no encuentro heridas. No sé exactamente cuánto tiempo he estado aquí, pero el hambre remueve mis entrañas. Acaricio mi estómago por encima de la tela de bata color blanco.

Camino despacio. No tengo calzado, así que siento una desagradable sensación al pisar el suelo frío. Paso por el marco de la puerta. No hay nadie en todo el pasillo. Estoy desorientada, por los colores ni siquiera parece el mismo hospital en el que estuve ingresada la vez anterior. Voy hacia donde acaba el pasillo y veo a un hombre de espaldas en la sala de espera.

Mis pasos son inaudibles, por lo que no se percata de mi presencia. Soy yo la que se dirige a él. Por algún lado llega la mujer de recepción y me mira sorprendida, provocando que el sujeto también se gire en mi dirección.

Es Bryce. No duda en levantarse y llegar hasta mí en tiempo record. Me abraza fuerte y luego, cuando se da cuenta de que apenas me deja respirar, me suelta y toma min cara entre sus manos. Le miro a los ojos buscando una explicación. 

– ¿Estás bien?

– Sí. ¿Por qué estoy aquí?

Baja la mirada.

– Has tenido una crisis nerviosa Lilith.

– ¿Qué? ¿Por qué?

Desde su perspectiva se da cuenta de que voy descalza. Acto seguido me levanta y me lleva hasta uno de los sillones.

– La doctora James me ha pedido que no te cuente la razón, hasta que hable personalmente contigo.

Dejo escapar un bufido. Me cabrea que siempre este en las situaciones donde todos saben todo excepto yo. Donde yo soy la única idiota que no se entera de cómo son las cosas. Bryce se da cuenta de ello y toma mi mano besándome el dorso de esta. Y mi barriga incomoda todavía más el momento rugiendo como fiera.

– Hay una cafetería aquí. Pero cuando he ido a pedirte algo, vi ese horrendo menú. – pone una mueca de asco. – Vayamos a algún otro lado.

– Pero ahora mismo, tengo mucha hambre. – aviso.

– En cualquier caso, siempre puedes comerme a mí. – bromea y ruedo los ojos acompañando el gesto con una leve risa. – Solo espero que no te lo tomes a literal y descubra que en verdad eras una caníbal.

– Uy, si, serás mi próxima víctima.

Suelta una carcajada.

– Por tu culpa tendré que llevarte en brazos todo ese infinito pasillo. – señala. – Como lo rara que eres tenías que venir descalza. En vez de pulsar el botón rojo de la camilla para llamar a alguien del personal.

– ¿Había un botón rojo?

(..)

Una vez vestida vuelvo con Bryce, el cual está hablando con la recepcionista. Firma algo y entrega unos billetes. Curiosa me acerco y miro por encima de su hombro, pero antes de que pueda ver algo más que una ficha con mi nombre, se despide, me toma de la cintura y me empuja con suavidad hasta el ascensor.

Dulce y posesivo © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora