Capítulo 14

11.7K 580 301
                                    

Nunca más.

Al final he tomado una decisión que quizás no me agrade tanto, pero que era lo necesario. La tan esperada cita para el acuerdo con Keane llegó y tuve que decirle que mi única condición para guardarle el secreto era ser una de las jefas de vestuario. Es decir, encargarme del diseño de trajes para los roles que hacen.

Sí, hubiese querido participar en dichas actuaciones, como lo dije en más de una ocasión, pero existen prioridades. Y mis prioridades para salir adelante con mi carrera y hacerme lugar en este mundo es fabricar los trajes que usarán las personas más influyentes en el país y en el mundo.

Keane dudo bastante con aceptar, pero no tenía otra alternativa, lo tenía contra la espada y la pared. Él también ponía más valor a que su hermano no sepa de esto que a concederme el puesto. Mantuve un tono neutral y profesional con él, sin embargo, por dentro chillaba "¡victoria!"

Estaré trabajando de la mano de una de sus manos de oro más preciadas. Una mujer llamada "Flora Cage" Y en mi mente solo rezo para que no sea una creída y acepte mi colaboración. Creo que me volveré una perra como tenga que volver a enfrentarme a alguien como Elí o Erika. Ya no tendré más paciencia con personas así.

Pues como vi con Joseph, mis bocetos demuestran que soy competente en este ámbito y nadie me hará creer lo contrario. Y si juego bien mis cartas, es posible que me haga reconocida.

Debo dejar de lado ciertas cosas menos importantes, porque cuando empiece el curso, estaré trabajando en la mañana, yendo a clases en la tarde y estudiando de noche. Ya me arriesgué lo suficiente con sacar más tiempo de donde no lo tengo para mi verdadera afición en la vida.

Aprovechando que no tengo clases todavía y porque Bryce no me dejó en paz con el tema, he accedido a ir a su casa y conocer a sus amigos.

Me limpio las manos y dejo mi delantal en la percha, hoy hubo una fila masiva en la cafetería. No di a basto y tuve que hacerme mi propio café para no quedar dormida en el sofá de mi compañero.

Lo espero mientras hace el recuento de la caja y la cierra con llave. Se pone su chaqueta de cuero negro y me acompaña a la salida. Bajamos la persiana después de apagar todas las luces y caminamos hacia no sé qué calle. Me limito a seguirlo. Por ahora estoy haciendo jornada completa, ya que debo adaptarme y todavía estoy libre.

Veo un parquing de motos, se detiene al lado de una y empieza a ponerse el casco.

– Toma. – dice dándome el del repuesto que tenía guardado.

– Gracias. – digo y me lo ajusto.

Esto me recuerda a aquella vez que sentí esa adrenalina de escaparme en la moto de Ben. Un buen recuerdo. Una sonrisa aparece en mis labios y Bryce levanta una ceja.

– No recuerdo haber dicho nada gracioso. Al menos por ahora. – me dice.

– Nada, nada. Cosas mías. ¿Nos vamos?

Niega con la cabeza a modo de burla y se sube de un salto. Hago lo mismo. Cuando arranca trato de no pegarme a él, ya que sabiendo lo pervertido que es, luego andaría presumiendo que estampe mis tetas contra su espalda.

Aunque agarra bastante velocidad y nada, me veo obligada a abrazarlo para no caerme. Su cuerpo es cálido y se nota que va al gimnasio muy seguido. Se desvía por una carretera casi vacía. Nos alejamos de la ciudad y a mi derecha puedo ver el horizonte de color rosado, bañado por las olas del mar. El paisaje es increíble.

Él aprovecha el espacio y hace una maniobra que deja todo nuestro peso sobre la rueda trasera, pues levanta la parte delantera. Rezo a los dioses para no morir, mis uñas se clavan en sus abdominales. No lo escucho, pero por las vibraciones que emite su cuerpo me doy cuenta que se está riendo. Maldito.

Dulce y posesivo © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora