Capítulo 25

5.8K 312 108
                                    

Revelaciones.

No puedo quedarme dormida por los nervios que estoy sintiendo. La Gala se realizará muy pronto y a pesar de que tenga buenas ideas, no he asistido a las anteriores y me falta experiencia.

Son las tres de la mañana y el nudo que se ha formado en mi estómago me obliga a levantarme, encender una lámpara de escritorio y abrir mi libreta de dibujo, la cúal reserve especialmente para este encargo. Veo las páginas arrancadas y aquellas ralladas y tachadas.

Estoy segura de que el resto de diseñadores tienen un equipo a su cargo, pero por culpa de que Flora Cage, la jefa de vestuario, me haya excluido, no tengo a nadie con quien contar en esto. Y obviamente por muy buenas intenciones que tenga Dylan, no sabe de este mundillo.

Dejo ir un largo suspiro, frustrada. Y pienso que quizá una buena ducha me aclare las ideas. Así que voy en dirección al baño, cuando, de pronto, escucho unos gritos y golpes que provienen de fuera. Miro el reloj, no me inspira nada bueno que alguien haga eso en medio de la noche. Con sigilo y tratando de que mis pasos no se escuchen, me acerco a mi puerta y veo por la mirilla.

Se trata de una mujer que golpea la puerta del piso de enfrente una y otra vez. Según me dijo Jaden, en esta planta solo viven dos personas. Yo y la persona de enfrente. Así que es normal que nadie salga a pedirle que se calle.

Sin importar que estuviera en pijama, abro la puerta y llamo con educación a la chica. Se gira y veo que está en llanto. Su maquillaje le ha manchado todo el rostro y tiene el pelo revuelto. Tras fijarme unos segundos, me percato de quién es.

Flora Cage. Y me sorprende verla aquí. Solo espero que no venga a por mí y me mate con esas uñas tan afiladas. Levanta el mentón y me mira tratando de analizarme a través de sus lágrimas y cuando se percata de quien soy, se queda con la boca entreabierta.

—Tú.

—¿Qué haces aquí? Estas...haciendo mucho...ruido. —digo lentamente para no alterarla todavía más.

—Vivo aquí. —me acusa con el dedo. —¿Y tú qué coño haces aquí? Si has venido a matarme para llevarte mi puesto, adelante, mátame. Que ya he sufrido suficiente. —proclama tambaleándose y ya tengo su diagnóstico. Está borracha hasta las orejas o lo estaba hace poco.

—Si vivieras aquí ya estarías dentro de tu casa. —susurro pensativa. Todo es muy extraño.

—¡He olvidado las putas llaves! —confiesa y se deja caer apoyándose en la pared. Pero, alguna bombilla se ilumina en su cabeza, porque vuelve a levantarse ahora más animada. —Esto es...es una señal. El universo quiere que siga bebiendo y que me muera de una vez por todas. Soy solo un molde fallido, unas piezas que no encajan. —habla con una voz amarga pero con una sonrisa sobre sus labios. — Por eso él no me ama, ¿sabes?

—¿Él? —pregunto ya más que nada por la curiosidad.

—Timberlake. Me ha roto el corazón. Y duele mucho. —cuenta y estrella su móvil contra el suelo. —Voy a por unas cervezas al súper. —avisa y por poco me rio. En primer lugar, no hay ningún súper abierto a estas horas.

—No. Te propongo algo mejor. Entras a mi casa y me dices lo que te ha pasado.

—¿Para qué? Si todo esto te estará divirtiendo mucho. Con un poco de suerte serás mi jefa. Keane te ha aceptado demasiado rápido, hará cualquier cosa que quieras.

—De eso nada. Apenas me llevo con él, solo soy una empleada y bueno, parte de su equipo de vestuario...Y además, sé lo que es que te rompan el corazón. Y créeme, jamás me alegraría ver a alguien que esté pasando por lo mismo.

Dulce y posesivo © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora