Capítulo 21

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Cory estaba solo cuando Brooke llamó y durante un momento, al ver su nombre reflejado en la pantalla, se descubrió a si mismo sonriendo, tan solo un poco, pero si lo suficiente como para que le molestase. Quitó la sonrisa de inmediato.

Tardó unos segundo en responder, preguntándose cual sería la razón de esa llamada. Brooke nunca antes le había llamado y el hecho de que lo hiciera ahora le preocupó. Supo que algo iba mal antes de si quiera contestar.

-¿Cory? -musitó en cuanto él descolgó. Notó el miedo en su voz y el corazón de Cory pareció acelerarse.

-¿Brooke, estás bien? -preguntó, reincorporándose del sofá donde estaba sentado. Ya se había puesto de pie. -¿Brooke? ¿Ha pasado algo? -se inquietó aún más al ver que ella no respondía, tan solo podía escuchar su respiración acelerada a través del teléfono. -¡¿Brooke?!

-Ha pasado algo -respondió ella por fin. Estaba llorando, él pudo saberlo sin necesidad de verla. -Ha pasado algo horrible y, dios mio, no sabía a quien recurrir, no sabía a quien llamar... yo no sé que hacer.

El hecho de que hubiera recurrido a él lo hizo sentir bien, por extraño que eso le pareciese. Era a él a quien había llamado.

-Has hecho bien en llamarme, no te preocupes -nunca antes había escuchado su voz tan... suave. Ni si quiera él sabía que podía hablar de esa forma. -¿Qué ha pasado?

Pero una vez más, ella volvió a quedarse en silencio. Tan solo podía oír sus sollozos.

-Mierda, Brooke. Vas a tener que decirme que ha pasado o voy a volverme loco. -Sintió la desesperación en su propia voz. Se estaba poniendo cada vez más nervioso, más preocupado. Se sentía impotente, deseando hacer algo por ella pero sin saber el que.

-Le he visto, Cory. Ha venido a verme.

-¿A qué te refieres?

Durante un instante pensó que se refería a Bryan pero rápidamente supo que no. 

-El hombre de esa noche, el de la cabaña. Ha estado aquí, ha venido a verme a la universidad. Creo... creo que estaba buscándome. Me estaba mirando, no dejaba de mirarme.

Cory, quien no había dejado de dar vueltas por todo su salón desde que había empezado esa llamada, se quedó ahora muy quieto. Su cuerpo se había congelado.

-¿Donde estás ahora? -preguntó. Ya había cogido las llaves y estaba bajando las escaleras de su portal. Dejó todo como estaba; la televisión encendida, las luces igual y la comida recién preparada en la mesa.

-En la cafetería que hay cerca de la iglesia con unas amigas... está por donde la fuente donde fuimos con Bryan. Estoy en el baño ahora.

Vale. Él sabía donde estaba ese lugar.

-De acuerdo, voy de camino. No te muevas de allí.

Brooke colgó. Cory hubiera preferido que no lo hiciera, que la llamada hubiese seguido corriendo aunque ninguno de los dos dijera nada.

Cuando Brooke salió del aseo, se preguntó como iba a hacer para dirigirse donde sus amigas y actuar con normalidad. Observó su propio reflejo y se asustó; tenía un aspecto horrible. El miedo se podía ver reflejado por todo su rostro. Tenía el jersey verde pegado a su espalda debido al sudor, la cabeza le dolía al igual que el pecho y su visión era borrosa, como si se fuera a desmayar de un momento a otro.

Se preguntó si Cory tardaría mucho en llegar y esperaba que no. Ni si quiera sabía por qué lo había llamado a él pero era la única persona que había pasado por su cabeza... y se alegraba de haberlo hecho.

-Sé que no paro de hacerte esta pregunta pero, ¿estás bien, Brooke? -le preguntó Amber en cuanto volvió a sentarse en la mesa.

-Estás muy pálida -agregó Meg, con la frente arrugada.

Le costó hablar. Ni si quiera podía encontrar su propia voz, como si ésta le hubiese abandonado para siempre. Le resultó demasiado difícil el hablar y el seguir respirando.

-Estoy algo mareada -musitó.

-Si quieres te llevo al médico. De verdad, no pareces estar bien -el dulce rostro de Amber estaba lleno de preocupación y ella odiaba mentirlas de esa forma, sobre todo después de lo bien que se habían portado con ella, pero no podía decirles la verdad. No podía decirles que acababa de ver un monstruo, un monstruo que iba tras ella.

-Ya se me pasará. -El trozo de tarta seguía intacto delante de ella.Incluso mirarlo le dio ganas de vomitar; tan solo observar el sírope de fresa que la adornaba le ponía los pelos de puntas. Le recordaba a la sangre.

Sintió mucho frío, no sabía si era por la temperatura de la cafetería o por el miedo que sentía. Quería irse a casa, ni si quiera había querido ir a aquel lugar, pero tampoco quería estar sola. Su madre tardaría unas horas en llegar.

Fueron tan solo unos cuantos minutos los que pasaron. Brooke supo que habían sido muy pocos, que no había manera de que hubiera llegado tan rápido.

Pero lo hizo.

Escuchó como un coche aparcaba fuera. Pegó un fuerte frenazo, lo que llamó la atención de todo el local y, entonces, al mirar hacía la puerta lo vio por el escaparate de cristal. En aquel instante, al ver a Cory salir de su coche, sintió como si el aire volviese a sus pulmones y cuando sus ojos se encontraron con los de ella, todo el cuerpo de él pareció relajarse.

No le importó que pudieran verlos juntos, ni lo que la gente pudiera llegar a hablar de ella. Tampoco le importó las miradas que sus amigas le dirigían, ni el silencio extraño'que se instaló entre ellas.

Él había venido... por ella. Y se estaba dirigiendo hacía la mesa donde estaba sentada.

-Tengo que irme -dijo, levantándose ya de su asiento.

No habían dejado de mirarse en ningún momento. La atención de ambos estaba puesta en el otro, como si no hubiera nadie más a su alrededor. Creyó escuchar a Meg preguntarle si realmente se iba a ir con él pero ella ya estaba en la puerta, saliendo.

Una vez fuera, se pararon uno en frente del otro. Tan solo los separó unos pocos centimetros y durante un instante, observarse fue lo uno que pudieron hacer... pero ella se sentía tan feliz de verle, tan agradecida y aliviada que no pudo resistirlo mucho más; Brooke acabó lanzándose a él, rodeando el cuello de Cory con sus brazos. Acercó su pequeño cuerpo al de él, casi por necesidad, como si de verdad le hiciera falta.

Durante los primeros segundos, Cory permaneció inmóvil, sin saber muy bien que hacer mientras notaba como Brooke se aferraba a él, envolviéndole. No estaba acostumbrado a los abrazos. Pero entonces, justo cuando ella creyó que iba a apartarla, comenzó a levantar sus fuertes brazos y éstos rodearon su cintura, haciendo que sus cuerpos se juntasen aún más, no dejando nada de distancia el uno del otro.

Cory nunca había dado un abrazo así, nunca antes había sujetado a una persona de esa forma, ni tampoco le habían sujetado a él. Y se sintió bien... hacía tiempo que no se sentía tan bien.

-Tranquila -susurró él, apoyando su barbilla en la cabellera roja de Brooke. -Estoy aquí.

Ambos sintieron ciertas miradas curiosas puestas en ellos pero, aún así, no se separaron pues lo cierto es que, después de todo lo que había sucedido, fue en ese instante, con su cuerpo junto al suyo, cuando Brooke se sintió a salvo por primera vez en todo este tiempo.

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Instagram: @ albarrdelamo

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Un beso xxx

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