Capítulo 53

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-Recuerda que esta noche cenamos juntas, tengo algo que decirte. -le dijo su madre justo antes de que Brooke saliera de casa.

-Lo sé. -respondió. Era la tercera vez en el día en el que la decía aquello. -¿Y qué es eso tan importante que tienes que decirme? ¿Por qué no puede ser ahora?

Su madre esbozó una ligera sonrisa, con un ligero toque travieso, como si de una niña se tratase.

-Sí, mejor que sea esta noche. Pero es algo bueno, no te preocupes.

Brooke pensó que, por lo menos, alguna de las dos tenía buenas noticias. Se alegró por su madre y por cual fuera que fuese esa misteriosa noticia.

Fue Paul quien abrió la puerta y la que la envolvió en un agradable y cálido abrazo, haciéndola sentir durante unos segundos un poco mejor. Paul nunca rompía un abrazo, él simplemente te sostenía hasta que la otra persona sintiera que ya era suficiente y en aquel momento, después de los días que llevaban, Brooke lo cierto es que no quería separarse.

-¿Cómo estás? -le preguntó él, que había apoyado su barbilla en la cabeza de ella.

Brooke se limitó a encogerse de hombros y se apretó un poco más a su cuerpo.

Cuando entró en la casa de Aaron, ésta estaba en silencio, algo fuera de lo común allí.

-Mis hermanas se han ido a una excursión con el colegio o algo así. Volverán mañana. -explicó. Brooke casi echaba de menos los gritos de las pequeñas en la parte de arriba.

La madre de Aaron salió de la cocina, poniéndose la chaqueta a toda prisa. Su rostro pareció iluminarse cuando vio a Brooke allí sentada.

-¡Brooke, qué alegría verte! -la mujer se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos.Hacía ya un par de semanas que no la veía. Era el segundo abrazo que recibía en menos de cinco minutos y le hizo sentir demasiado bien. Las madres de quienes habían sido sus antiguos amigos no saludaban con abrazos, nunca habían sido tan cálidas ni cariñosas.-Llevaba días queriendo verte, tengo algo para ti. -antes de que Brooke pudiera decir algo la mujer dejó el salón y volvió segundos después con un sobre en sus manos. Se lo entregó. -Se que probablemente no sea mucho pero, toma, es tuyo.

-¿Qué es esto? -le preguntó mientras cogía el sobre.

-Tu sueldo por haberme ayudado con la tienda. Te lo agradezco mucho, de verdad.

-¡Oh, no! No hace falta, de verdad. Ya le dije que lo hacía tan solo por ayudarla, no se preocupe. Quédese el dinero. -Brooke estaba convencida de que ese dinero le iba a hacer mucha más falta a Anisa y a su familia que a ella misma. Odiaría admitirlo en voz alta pero ella no necesitaba más dinero, aceptarlo le parecía impensable.

-Esto es para ti, te lo has ganado, y no pienso aceptar ninguna reclamación. -sentenció la mujer. -Y ahora, os debo irme. Ya llego tarde al trabajo. Espero verte pronto y a ti -le dijo mientras señalaba a Paul -te he dejado pastel en la nevera.

Paul sonrió de forma amplia. Anisa era consciente de la situación del chico en su casa y no podía evitar tratarlos tanto a él como a Cory como si de sus propios hijos se tratase. Entones, desapareció por la puerta, dejando aún a Brooke con la palabra en la boca y ese sobre con dinero en sus manos.

Tras eso, se lo tendió a Aaron.

-Toma, quedatelo tú.

Él negó con la cabeza, con las manos en alto.

-De ninguna manera. Ese dinero es tuyo, Brooke.

-Aaron, sabes que no lo necesito.

-¿Estás diciendo que nosotros somos unos pobretones que sí lo necesita? -preguntó, con una ceja alzada, bromeando, lo que provocó que ella rodara los ojos.

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora