Capítulo 5.

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Por un momento sintió como su corazón se paraba. Estuvo convencida de que iba a desmayarse, de que era muy probable de que le diese un infarto. No creía que su cuerpo fuera a soportar todo aquello y cuando creyó que éstos serían los últimos segundos de su corta vida, oyó una suave voz susurrar en su oído, una voz que en un principio no supo si le tranquilizaba o aterrorizaba aún más.

-Tranquila -volvió a decir el chico, hablando muy bajo, intentando hacer el menor ruido posible. Brooke no supo como lo logró, pero aquella voz consiguió que su corazón volviera a latir. -No grites, ¿vale? No voy a hacerte nada. -Y tras decir eso, retiró su mano de la boca de la chica que no hubiera podido emitir ningún sonido ni aunque lo intentase. Confundida, observó a los chicos que estaban a su lado y pensó que quizás salir corriendo era lo más sensato de hacer. Pero no lo hizo. No lo hizo porque entonces sus ojos se cruzaron con los de Cory, el chico de mirada oscura que había conocido hacía tan solo una hora

Si antes había pensado que se encontraba en una situación horrible, ahora, con esos chicos junto a ella, quizás debería sentirse mucho más asustada. Sin embargo, se dio cuenta de que estaba tranquila, aliviada incluso. Por lo menos no estaba sola.

-Ha pasado algo horrible. En la carretera. -logró decir.Su voz temblaba al igual que su cuerpo. -Había un chico muerto en el suelo y tres hombres, uno llevaba una pistola y... -entonces dejó de hablar. Se fijó en ellos; eran tres chicos, al igual que los que había visto en la carretera. Las siluetas que había visto no eran del todo parecidas pero sin embargo, fue suficiente para que se pusiera en alarma.

-No nos mires así -soltó con cierta dureza Cory. Ya no había ni rastro de la dulce voz que había utilizado antes para tranquilizarla. -Nosotros hemos visto lo mismo.

Le creyó al instante, quizás por qué confiar en ellos era lo único que le quedaba ahora.

-Y para que lo sepas, ninguno de nosotros somos gran fan de las armas. -aclaró el más bajito de todos; un chico con el pelo tan rubio que casi parecía blanco. Parecía el más nervioso de los tres.

Los cuatro se observaron durante unos segundos. Por lo menos estaban bien escondidos y lo suficientemente lejos de la carretera para que se sintieran algo seguros, a pesar de que no lo estaban para nada.

- ¿Qué estás haciendo tú aquí? -preguntó Cory. Una vez más, su voz sonaba demasiado grave.

-¿Y tú? ¿Qué estáis haciendo vosotros aquí? -le cuestionó ella, a pesar de que ambos sabían que ninguno estaba en la posición de exigir nada al otro.

Pero ninguno de los dos contestó, en su lugar fue otra voz quien habló.

-¿Os conocéis? -preguntó Aaron, el otro chico. Era tan alto que Brooke tuvo que levantar la cabeza para poder mirarlo a la cara; de piel morena, rasgos duros y ojos oscuros pero muy expresivos.

Ninguno de los dos respondió, pero no dejaron de mirarse.

-Tenemos que hacer algo. -intervino Paul.

-Deberíamos llamar a la policía. -propuso ella, rompiendo el contacto visual con Cory que tan solo estaba poniéndola aún más nerviosa. ¿Cómo era posible que aquel chico estuviera tan tranquilo aún con todo lo que había sucedido?

-La palabra policía no existe en nuestro vocabulario -le hizo saber Paul, que seguía mostrándose bastante inquieto.

-Primero salgamos de aquí -propuso ahora Cory, aunque más bien parecía una orden. -Estoy seguro de que esa gente aún están cerca. -Y Brooke sabía que era muy probable que él tuviera razón, pero sin embargo, deseó que se hubiera ahorrado esas palabras.

Agradeció no encontrarse sola. Ya no le importaba si esos tres chicos resultaban ser una de las peores personas de todo el pueblo, no le importaba la fama que tuvieran, ni las cosas que podrían haber hecho. En aquel instante eran lo único que ella tenía y no la habían abandonado. Se habían quedado a su lado.

Fue Cory el primero que se movió y todos comenzaron a seguirle, manteniéndose muy cerca los unos de los otros como si así pudieran protegerse de alguna forma. Brooke estaba entre medias de los tres, preguntándose como era posible que pudiera estar moviéndose cuando apenas notaba sus piernas. Cada poco tiempo miraba hacía atrás, quizás para asegurarse de que no los estaban siguiendo, pero al hacerlo tan solo se encontraba el rostro de Cory que cuando notaba que ella lo miraba, asentía con la cabeza como si intentara tranquilizarla, hacerla saber que de momento todo estaba bien. Paul iba en cabeza, seguido de Aaron.

Estaban más adentrados en el bosque, y parecieron tomar el camino de regreso al pub. Al fin y al cabo, allí había más gente. Pero entonces, cuando tan solo llevaban unos pocos minutos, escucharon unos ruidos que hicieron que los cuatro parasen de golpe.

-¿Qué ocurre? -susurró Brooke, que se asustó aún más al ver el cambio en la expresión de los chicos. Incluso Cory parecía algo más nervioso ahora, aunque una vez más se estaba esforzando por ocultarlo. Sin embargo, notar ese ligero cambio en su rostro, esa preocupación, hizo que ella supiera que algo malo realmente estaba sucediendo.

Al final, él respondió:

-Alguien se acerca. 

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora