Capítulo 25.

2.1K 212 50
                                    

Después de llevarse el primer bocado a su boca, entendió el porqué Paul se había mostrado tan entusiasmado ante el hecho de que la madre de Aaron hubiera preparado pasta. Brooke había estado en muchos restaurantes de lujos; gastándose un gran dineral en diminutos platos que siempre la dejaban con hambre, probando las especialidades de los renombrados chefs que habían ganado numerosos premios y, aún así, nada se acercaba a lo delicioso que estaba aquel simple plato preparado en una cocina demasiado pequeña.

-A veces pienso que solo me quieren por la comida de mi madre -se quejó de forma amistosa Aaron, que sin duda disfrutada al ver a sus amigos comer con esa emoción.

-No digas eso... también nos gusta tu coche y que arregles los nuestros -respondió Paul, que ya iba por su segundo plato.

La casa de Aaron era más grande que la de Cory. Contaba con dos plantas, en la primera se encontraba un pequeño salón, lleno de juguetes por todos lados y la cocina, mientras que arriba, desde donde se podía escuchar los gritos de las cinco hermanas de Aaron, había tres habitaciones. Sus hermanas compartían habitación, aunque ella no se podía ni imaginar como podían caber cinco niñas en una habitación. Algo que le gustó fue lo familiar que parecía aquel hogar; a cada lugar en el que miraba había alguna fotografía y las paredes estaban decoradas de dibujos que ni si quiera habían tratado de ocultar. Sus muebles eran antiguos y les faltaba espacio pero dentro de esa casa también sobraba amor. Aquella era la razón por la que tanto Cory como Paul adoraban pasar las horas allí. En esa casa veían todo lo que faltaba en las suyas; el cariño de unos padres, , la compañía de unos hermanos... el amor, al fin y al cabo, un amor al que ninguno de los dos estaba acostumbrado, un amor que aún pasando los años y haciéndose cada vez más mayores, todavía seguían necesitando.

Habían estado comiendo en una mesa alargada en la cocina. Hablaron de cosas sin importancia, Paul los hacía reír y por un instante el ambiente pareció relajado, como si tan solo fueran un grupo de amigos disfrutando del rato.

Cuando terminaron, Aaron se levantó para recoger los platos y Cory aprovechó para fumar, pero ni si quiera le dio tiempo a encender el cigarrillo pues Aaron rápidamente se lo quitó de la boca.

-Aquí no -le advirtió. -Mis hermanas te ven y luego quieren imitarte.

-Las hermanas de Aaron están un poco enamoradas de Cory -le explicó Paul a Brooke.

-Como ves, su gusto en los hombres es algo preocupante -se quejó Aaron.

-Esperemos que mejore con los años -añadió divertida Brooke, que sonrió un poco al notar como Cory la miraba de manera indignada.

-Pero no te pongas celosa, Brooke. Tan solo son unas niñas de no más de catorce años, no tienes que preocuparte -bromeó entonces Paul haciendo que todos soltaran una risa menos ella, que sintió como comenzaba a ponerse roja.

-¡No estoy celosa!

-Un poco celosa si estás -aseguró esta vez Cory, con cierta diversión. Ambos se miraron durante un instante, mantuvieron sus miradas, hasta que al final ella tan solo rodó los ojos, sonriendo también.

Al final, fueron al piso de Cory en el cual se podía fumar sin ningún tipo de problema y no tenían que aguantar el grito de ninguna niña. Fue en ese instante cuando por fin pudieron hablar de cosas más serias.

-Debemos de llevar cuidado con ese chico -aconsejó Aaron en cuanto Brooke les contó las nuevas noticias sobre Bryan.

-No os preocupéis, pienso dejarle las cosas muy claras -dijo entonces Cory y por el tono que utilizó, supieron que no se refería a la manera más pacífica posible.

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora