Capítulo 28

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-¿Crees que te reconoció? -le preguntó Brooke a Aaron, una vez que él terminó de contar lo sucedido. Aaron aún se encontraba inquieto. La última vez que se había encontrado tan asustado, Ezra acababa de ser detenido.

-Él no me vio esa noche pero tendríais que haber visto como me miró en el taller... lo vi en su mirada. Sabe quien soy, nos conoce a todos.

-¿Te dijo algo?

Aaron negó con la cabeza.

-Vino por un problema con su coche. Era un jaguar rojo al que le fallaba el motor... en el taller de mi padre nunca entra ese tipo de coches.

-¿Y conseguisteis solucionarlo? -preguntó entonces Paul, ganándose así la mirada de todos.

-¿Qué? -quiso saber Aaron, incrédulo.

-El coche, ¿se lo arreglasteis?

-¿Y qué coño importa? -intervino Cory, de malas maneras.

-¡No lo sé! Simplemente estoy nervioso. -exclamó Paul, llevándose las manos a la cabeza. Se dirigió hacía la nevera para traer cervezas para todos. -No quiero asustaros, pero estamos muertos.

-Pero que muy muertos -añadió Aaron, dándole la razón.

Cory los miró con dureza.

-Será mejor que os calléis.

Tras unos segundos de silencio, aún analizando la situación, Brooke se levantó del suelo.

-Tenemos que hacer algo -dijo y entonces comenzó a dirigirse hacía la puerta, pero al darse la vuelta vio que nadie la estaba siguiendo. -Pero, ¿qué hacéis ahí parados todavía? ¡Vamos, moveos!

-Estaré encantado de hacer lo que digas Brooke, pero... ¿qué vamos a hacer exactamente? -preguntó Paul, al que no se le veía muy convencido.

-¿Que importa? Vamos -respondió Cory con una pizca de emoción en sus ojos. Fue el primero en seguir a Brooke y tras él, fueron los otros dos.

*

-¿Estás segura de que esto es una buena idea? -preguntó Aaron una vez que se encontraron en frente de aquella gran mansión a la cual miraba con desconfianza. Los tres amigos no pudieron evitar sentirse impresionados por aquella casa; era tres veces más grande que la de Brooke, algo que ya de por sí les había parecido imposible.

-Probablemente no, pero dada las circunstancias creo que es necesario arriesgarse. Han ido a verte, Aaron. Tenemos que parar esto.

Cruzaron el bonito jardín que rodeaba la casa y una vez parados en la puerta principal, Brooke llamó al timbre. Esperaron durante unos segundos pero nada pasó. Lo volvió a intentar una vez más, pero siguieron sin obtener respuesta. Tras un tercer intento fallido, Cory se adelantó y algo cabreado y frustrado, comenzó a pulsar aquel timbre durante segundos, haciendo que aquel sonido sonara sin cesar. Los demás arrugaron sus rostros.

-¿Piensas tirarte toda la tarde así? -le preguntó Brooke, enarcando una ceja.

-Parece que no hay nadie -comentó Aaron.

-Vaya, enhorabuena. Se nota que eres el más listo de todos -ironizó Paul, poniendo los ojos en blanco.

Los cuatro se quedaron allí parados, preguntándose que tenían que hacer a continuación. Al final, Brooke soltó un suspiro de derrota.

-Bueno, supongo que es hora de volver a casa. Ha sido un viaje inútil.

-No sabía que eras de las que te rendías tan rápido, Brooke -comentó Cory con una divertida expresión. Él no parecía tener intención alguna en irse. -No vamos a irnos todavía.

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora