Capítulo 54

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Cory aún no sabía que ocurría pero tan solo ver el pálido rostro de Brooke, el temor que había en sus ojos, vio que algo iba mal. Rápidamente, casi como por acto reflejo, echó mano a la pistola que tenía incluso cuando ni si quiera sabía que era lo que podía haber en esa casa. Tan solo sabía que no era bueno.

Pero justo, en el momento en el que ya casi había sacado el arma, la figura de una mujer apareció en la puerta tras Brooke lo que le hizo guardarla de inmediato.

-Brooke, ¿por qué tardas tanto, quien ha llamado a la...? -pero la pregunta de su madre quedó suspendida en el aire cuando lo vio allí parado, junto a su hija. De pronto, la sonrisa se le borró y aunque cierto es que hizo un gran esfuerzo por lucir cordial y cómoda, Cory pudo notar lo que había tras esa máscara; desconfianza, confusión. -Vaya, hola. No sabía que tendríamos otra visita hoy.

Era más que clara la incomodidad entre los tres, tanto que durante unos segundos ninguno supo muy bien que decir. Lo cierto es que Brooke nunca se había imaginado que Cory llegara a conocer a su madre y de haberlo hecho, por supuesto que no hubiera sido de esa forma. Ella sabía que su madre sabía que andaba con él, que pasaba tiempo con aquel chico y que quizás hubiese algo más; había ciertas cosas que no se les podía ocultar a una madre. Y aunque la mujer nunca se había mostrado en desacuerdo con la relación que habían ido formando ambos, - ni con la de los otros chicos - estaba claro que tampoco era algo que le entusiasmaba. Y mucho menos ahora delante del hombre que estaba conociendo, al cual deseaba impresionar... el mismo hombre que probablemente tan solo se hubiera acercado a ella con la simple idea de asesinar a su hija y a sus amigos. Lo cierto es que las cosas no podían ir peor.

Por otro lado, Cory se relajó al ver a la mujer. Las cosas no podían ir tan mal si ella estaba allí, ¿no? Aquello debía de ser una señal de que Brooke estaba bien, de que a pesar de sus preocupaciones, nada había sucedido. Pero no dijo nada; no saludó ni se presentó. Simplemente se quedó en silencio. A él no se le daba bien los padres, en realidad, no se le daba bien relacionarse con otras personas que no fueran los chicos y Brooke. Quiso dar una buena imagen a la mujer, dios mio, incluso pensó en hacerle algún cumplido, sonreír si fuese necesario, cualquier cosa que le hubiera hecho quedar bien delante de ella, que le hiciera sentir que él era bueno para su hija. Lo habría hecho, por Brooke. Pero entonces, tras la mujer apareció una tercera figura, una que le aterrorizó como nunca antes alguien lo había hecho.

-¿Todo bien? -preguntó el hombre y daba igual lo mucho que fingiera ser una persona normal, ambos sabían el verdadero monstruo que había tras esa bien lograda fachada.

Cory se quedó de piedra, apenas fue capaz de hacer mucho más que dar un paso más hacia el lado, colocándose así más cerca de Brooke. Se echaron una rápida mirada, silenciosa para el resto pero cargada de palabras entre ellos. Ninguno podía creer lo que estaba sucediendo y mucho menos como salir de aquella. Brooke sabía que por su madre debía de volver ahí dentro y seguir con aquella terrorífica farsa, mientras que Cory tenía muy claro que no había escenario posible en el que fuera a dejarla allí sola.

Así que si debía jugar, él iba a hacerlo.

De pronto, puso su mejor sonrisa, esa que hacía que sus hoyuelos se marcasen lo que le daba siempre un aspecto más tierno.

-Perdone, se me había olvidado por completo que Brooke estaba ocupada hoy. -Brooke, que tan acostumbrada estaba a su voz, se sorprendió al escucharle esa vez. No había en ella esa frialdad que la solía caracterizar; era más suave, más afectuosa... más falsa, terminó por deducir la chica que estaba expectante por ver como continuaba todo. Lo cierto es que, por un momento, Cory parecía tener todo bajo control. -Soy Cory, por cierto. Es un placer conocerla al fin.

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora