Capítulo 51

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Si al hombre les sorprendió la visita de los dos muchachos, no lo mostró y dedicó una gran sonrisa a ambos.

-Justo me habéis pillado en mi media hora de descanso. ¿Os apetece ir a tomar un café mientras hablamos? -propuso y los dos aceptaron, dirigiéndose así a una pequeña y humilde cafetería que había cerca de la comisaria.

El tío de Aaron era un hombre muy parecido al padre de éste; de piel negra, en sus cincuenta años, ojos oscuros y amables y un pelo que poco a poco había ido desapareciendo de su cabeza. Había estado presente en la vida de Aaron desde que era tan solo un bebé pero después del divorcio con su mujer había decidido cambiar de aires por lo que había desaparecido, físicamente, de sus vidas durante unos largos años. Ahora que había vuelto, no podía evitar sorprenderse al ver en lo que su sobrino se había convertido, las historias que contaban sobre él y sus rebeldes amigos.

-No os habréis metido en algún lío, ¿verdad? -les preguntó mientras daba un sorbo a su taza de café negro. Los dos chicos dejaron de respirar durante un instante pensando tan solo que la palabra lío se les quedaba pequeña para todo lo que estaba sucediendo.

-Todo está bien, tío... por extraño que parezca. -respondió Aaron con una sonrisa y Paul al verle no pudo evitar pensar en lo mal que se le daba mentir a su amigo. O quizás es que él le conocía demasiado bien.

-¿Donde está vuestro otro amigo? -volvió a cuestionar el hombre, echando una rápida mirada a la silla libre que quedaba al lado de Paul, como si de cierta forma perteneciese a la persona ausente. -Ese seguro que está en algún lío... siempre lo está. -gruñó el hombre que aún a pesar de todo, no podía negar que sentía cierto cariño por el muchacho que había tenido que sacar del calabazo unas cuantas veces.

-¿Cory? Él... también está bien, en realidad. -comentó Aaron y realmente lo decía en serio pues a pesar de todo lo que sucedía, no recordaba haber encontrado a su amigo tan bien como ahora.

-Intentando mantenerse alejado de los problemas.-agregó Paul con cierta sorna, sabiendo bien que si había una cosa que Cory no estaba haciendo, era esa.

-No faltará mucho hasta que vuelva a meterse en alguno. -lamentó el hombre y entonces, se recostó en su silla, mirando a los dos muchachos. -Entonces, si no estáis en un lío, ¿a que se debe esta visita?

El rostro de Aaron se iluminó un poco, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

-Pues, verás, el caso es que si necesito tu ayuda pero no para nada de lo que piensas. -aclaró, antes de que su tío pudiera decir algo. -Se debe a una cosa de la universidad. -el hombre se relajó de inmediato al oírlo. -El otro día asistí a una charla muy interesante donde vinieron varías familias que, por desgracia, habían tenido que sufrir la desaparición de algún ser querido. -Aaron iba improvisando sobre la marcha, tan solo deseando que las palabras que salieran por su boca a continuación tuvieran sentido las unas con las otras. -Habían varios tipos, desde personas que seguían luchando por descubrir que había pasado después de más de veinte años o algunas que tan solo habían transcurrido unos pocos meses y ya habían decidido archivar el caso.

Una mueca se formó en el rostro del tío.

-Lo cierto es que el tema de las desapariciones es... delicado. -comentó. -Se producen muchas denuncias por ésto a lo largo del año pero una gran parte de ellas acaban en sobreseimientos provisionales o archivadas.

-Pero, ¿cómo es eso? ¿Simplemente dejáis de investigar? -preguntó esta vez Paul, haciendo que Aaron le dirigiera una mirada con algo de pánico. La pregunta en sí no era ninguna tontería pero temía que su amigo siguiera abriendo la boca pues, en ocasiones, su amigo tenía la costumbre de hablar más de la cuenta.

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora