Capítulo 6.

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Los segundos se hicieron eternos. Ninguno parecía tener del todo claro lo que hacer y durante un instante, tan solo se limitaron a mirarse los unos a los otros, esperando quizás a que alguno se atreviera a hacer algo. Y mientras ella los observaba ahora, no pudo evitar pensar en el hecho de que era bastante probable que ninguno de esos chicos fuera nuevo en situaciones como ésta. Si hacía caso a todas las cosas que había escuchado a lo largo de su vida, la gente como ellos no se mantenía nunca alejada de los problemas. Y entonces se odió por pensar de esa forma en ese momento, por todos esos prejuicios que tenía hacía personas que acababa de conocer. Ella bien sabía que no podía juzgar a alguien tan solo por haber nacido en un determinado lugar, por no haber tenido la vida que ella sí, pero en aquel pueblo siempre se habían regido de esa forma; por esos dos bandos que los separaba y diferenciaba tanto.

-No podemos quedarnos aquí parados toda la noche -se quejó Aaron, que parecía estar pensando a toda prisa, tratando de buscar una solución. Volvieron a moverse, esta vez ya no andaban de forma acelerada sino que simplemente habían comenzado a correr, aún sin saber muy bien donde se dirigían. A su alrededor tan solo había árboles y tenían que ser cuidadosos por donde pisaban pues entre las ramas y las piedras, podría resultar bastante fácil el tropezar. Brooke tuvo el presentimiento de que alguno de ellos podía correr mucho más rápido pero que se estaba amoldando a la velocidad de los demás... puede que tan solo a la de ella.

Se adentraron aún más en el bosque y a pesar de que no escuchaban nada a su alrededor, no pararon de moverse. Recorrieron unos cuantos metros más y a lo lejos pudieron ver una pequeña cabaña de madera.

-¿En serio? -preguntó Paul, con la respiración agitada. -¿Soy el único al que no le parece una buena idea?

El silencio de los demás le dio la respuesta. Aquella cabaña parecía ser sacada de las peores películas de terror. Quizás meterse en aquel lugar no era lo mejor que podían hacer, pero seguir corriendo y encontrarse con un peligro mucho más mayor tampoco parecía serlo. Los cuatro seguían allí delante, inmóviles. Por suerte, había silencio. Las pisadas que antes habían escuchado parecieron haber tomado la dirección contrario, alejándose de ellos. Tan solo se oían sus respiraciones aceleradas, tratando de que vuelvan a la normalidad tras la carrera.

-Recordadme que deje de fumar. -oyó como murmuraba Paul, mientras apoyaba su espalda en una de las paredes de la cabaña que, por suerte, no se vino a bajo. Brooke no confiaba mucho en aquella estructura; estaba bastante convencida de que se derrumbaría con tan solo un pequeño roce.

-Parece que se han ido. -susurró Brooke que no pudo evitar sentir cierto alivio. Cabía la posibilidad de que aquellos hombres se hubieran marchado, de que pudieran sobrevivir a esa noche sin problema alguno, ¿verdad? Trató de pensar que así sería, pero en realidad aquello tan solo era algo que deseaba con todas sus fuerzas, no algo que creyese que fuera a suceder.

-No podemos confiarnos -respondió Aaron que parecía ser el que mejor se encontraba físicamente. Los pulmones de Cory y Paul estaban mucho más perjudicados. -Podemos escondernos aquí. Está lo suficientemente oscuro y desde fuera no se ve nada. Esperaremos un rato y entonces, si vemos que todo está calmado, nos vamos. Este sitio está destrozado, nadie se arriesgaría a entrar.

-Nadie, excepto nosotros -interrumpió Paul por lo bajo, que seguía sin estar convencido con el plan.

Aaron le ignoró.

-Probablemente estos tíos quieran abandonar la escena del crimen lo antes posible. No creo que su plan sea entrar aquí. Tan solo querrán huir antes de que alguien los pueda ver -siguió diciendo. Su voz sonaba nerviosa pero todo lo que decía parecía sensato. Brooke admiró la manera en la que el cerebro de aquel chico trabajaba pues ella ni si quiera podía acordarse de como se llamaba.

-Parece buena idea -contestó Cory, aunque en realidad a él todo lo que Aaron decía le parecía buena idea. Tanto él como Paul seguirían a Aaron a cualquier lugar, fiándose al cien por cien de su palabra. Al ver que ninguno tenía nada que decir, él mismo se acercó a la puerta, tratando de abrirla. Debido al paso de los años, ésta se encontraba totalmente atascada. No tenían ni idea de cuanto tiempo llevaría aquel lugar cerrado y aquello tan solo hizo que pensamientos horribles pasaran por la cabeza de Brooke, ¿y si estaba lleno de bichos? ¿Y si se encontraban otro muerto allí dentro? O aún peor, ¿y si el techo se les caía encima? Era consciente de que quizás estaba siendo algo paranoica pero le había sucedido tantas cosas esa noche que sentía que ya tan solo le quedaba ponerse en lo peor.

Todo parecía formar parte de un mal sueño, de una horrible pesadilla de la que no parecía despertar nunca.

Después de varios intentos, Cory consiguió abrir la puerta, provocando un ligero ruido que aunque no resultó ser tan fuerte, desearon que no hubiera sucedido. Todos entraron y él fue quien cerró tras ellos, echando una última mirada al exterior, asegurándose de que no había nadie. Atrancó la puerta con el cerrojo y Brooke sintió un escalofrío por todo su cuerpo, ¿es que acaso creía que alguien podía llegar a entrar? Ella sabía que era una probabilidad pero ni si quiera quería pensar en ello.

Nadie iba a entrar. No podían entrar; ya habían pasado suficientes cosas.

Por otro lado, Cory no podía alejar el presentimiento de que lo peor estaba a punto de suceder. 

ALIADOS. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora