2.

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Capitulo 2.

Ellos giran para mirar a Irati, pero ella tiene su mirada sobre mí. Sus ojos son una explosión de emociones, parece triste, pero a la vez luce fuerte, como si le diese lo mismo.

—Sí princesa, hemos hablado con los padres de Aster para que esto sea real.

— ¿¡Que dices!? — la voz de Irati se eleva, sus ojos comienzan a teñirse de ese rojo rubí furioso.

—No se moleste por favor. Hemos llegado a la conclusión de que eres infértil y para el bien propio del reino, es importante asegurar un descendiente.

Este grupo de nobles estaba muerto y no se daban cuenta que con cada palabra cavaban su propia tumba.

— ¿¡Infértil!? — una fuerte carcajada se escapa de los labios de Irati llamando la atención de todos en el salón. Gruñendo se saca los guantes y apunta al noble furiosa. — Aster es mío, es mi esposo y si se atreven hacer que se case con alguien más juro que arrancare su asquerosa cabeza y la clavare en la ventana de la casa de su familia.

El noble asiente repetidas veces bajando su mirada y el grupo se desliza fuera del alcance de Irati. Bien, supongo que, con esa amenaza de mi esposa, todo quedaba más que claro y deberían de dejar se fastidiarme la vida. Me dispongo a tomar mi pastel para seguir comiendo cuando mi trozo se estrella contra el traje que Halsey busco exclusivamente para la ocasión y no solo ese, sino que todo el pastel cae contra mí.

— ¡Tú grandísimo idiota! — solloza Irati. — ¿¡Así que querías tener otra esposa, eh!? — los sollozos se escapan de su boca. Furiosa toma lo que queda de postres y me los lanza contra el rostro.

—No saques conclusiones apresuradas. —tiro lejos los grandes trozos de pastel que cubren mi pecho—. En realidad —otro trozo contra mi rostro evita que termine de hablar.

Respiro con fuerza tratando de conseguir paciencia donde no la tenía. No podía tratarla mal, ni debía de discutir. Llevábamos días sin vernos, no merece un trato de esa clase.

Drake y Halsey están sobre mí ayudándome a limpiar el desastre de pastel, los invitados regresan a sus actividades, pero Irati no se ve por ningún sitio.

—¿Todo bien? —indaga Halsey, deslizando un pañuelo de seda mágico que deja limpio mi traje.

—Sí, no sean exagerados. —gruño tomando el pañuelo para limpiar mi rostro.

—¿Qué le dijiste Aster? —me pregunta esta vez Drake.

—Nada, los nobles siguen con esa estúpida petición de que tenga otra esposa.

—Listo, guapo y presentable. Asterino debes de ir a explicarle, sin tantos detalles, todavía no sabemos que provoca que te vuelvas loco. —musita Halsey.

—¿Por dónde se fue?

—Sígueme Asterino, yo conozco el camino. —responde Drake con una ridícula mirada de suficiencia.

Sin más que decir, el dragón me obliga a seguirlo al enorme jardín trasero del reino de Irati. Caminamos durante minutos entre la vegetación del lugar. Para Drake todo es distinto, sabe dónde se encuentra sin ningún problema, pero yo me sentía desorientado mirando que todo era idéntico y que realmente estábamos dando vueltas sin descanso.

—Hemos llegado a su destino Asterino, por favor, tratar con delicadeza a la dama encerrada en ese castillo. —señala un gran árbol con una casa del árbol.

—¿Ahí? —cuestiono incrédulo.

Él asiente sonriendo divertido al ver mi expresión confundida, sin más que decirle al tonto dragón me encamino al árbol, subiendo por las viejas escaleras y golpeando mi cabeza con fuerza en la pequeña puerta. Suelto una maldición.

El Reino Maldito (Guarrenclow #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora