Epílogo

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Epílogo.



Irati.

Frunzo el ceño cuando siento una dolorosa contracción en mi vientre. Respirando profundamente voy hasta el sofá más cercano de la casa y me siento haciendo una mueca, saco el maldito teléfono que Aster me hizo comprar para comunicarnos y marco el número de Halsey.

Mi esposo está trabajando. Luego de que Siriom fuera destruido por Aster el puesto de rey quedó vacío y el pueblo entró en graves conflictos y pequeñas guerras entre sus habitantes para disputar el puesto de gobernador. Al final Cassiopea al ser la última heredera que quedaba viva y con el suficiente poder para nombrar un nuevo rey decidió hacer de su hijo el rey. Aunque Aster no estaba muy feliz al principio termino aceptando de buena gana y ahora pasa un par de horas en el de los demonios tratando de no matar a sus asesores reales ni de enterrarlos vivos.

Una dolorosa contracción hace que me retuerza en mi lugar, deben de haber pasado unas cinco horas desde que el elfo se fue y dos desde que comenzó la horrible tortura.

Vuelvo a llamar a Halsey haciendo una llamada grupal esta vez con Lenni y Odí. La primera en contestar es la sirena.

— ¡IRATIIII! —chilla emocionada, debajo de su brazo esta Yoon haciendo una mueca con una mezcla extraña en su cabello.

Odí contesta después.

— ¡Por todas las diosas Lenninsha! Deja de gritar por todo. — se queja y luego me mira. — ¿Qué tal estás cariño?

Hago una mueca y un lloriqueo se escapa de mis labios.

—Creo que los gemelos ya quieren nacer.

El grito de Halsey y el quejido de Kellion son lo que sigue. Ambos están acostados en algún tipo de sofá flotante y Kellion se ve adormilado.

—¿Estás totalmente segura? —pregunta ella sentándose en el sofá.

—Créeme, estos últimos días me han enseñado a distinguir de una contracción normal y justo la que estoy sintiendo ahora no es nada... ¡Por todas las diosas! — exclamo viendo el líquido deslizarse por mis piernas. —He roto fuente. —musito.

—Por las Diosas, estoy en camino. —se apresura a decir Halsey saltando fuera del sofá y cortando la llamada.

—Yoon llévame con Ira. — exige Lenni soltando al mocoso, Yoon se queja, pero aun así en menos de un parpadeo tengo a la sirena a mi lado revisándome. — ¿Tienes el bolso con tus cosas y las de los bebés? — pregunta pasando una mano por su cabello rubio, hay mechones azules en sus puntas que desvían un segundo mi atención. Luego gimo al sentir el dolor.

—En mi habitación, segunda puerta del armario. Ten cuidado con las cosas que Lun dejo anoche regadas en el piso.

—¿Quieres que la pase a recoger? — pregunta Odín.

—Por favor.

—De acuerdo, iré por la niña. Eres fuerte cariño.

La llamada se corta. Me quejo y Lenni aparece por el pasillo para mirarme y luego desaparecer. La puerta de la casa se abre y Halsey entra como un torbellino.

—¿Necesitas que te ayude en algo? —pregunta mirándome.

—Ayúdame a llamar a Aster, está cosa no sirve. — me quejo tirando el teléfono a mi lado.

Halsey llama a Aster.

...

Juro por las diosas que esta es la última vez que tengo un hijo. Aprieto con fuerza la mano de Odín, que ha entrado conmigo a la sala de parto en cuanto Aster llega. La puerta se abre y el elfo, vestido de traje y con una corona en la cabeza, entra rápidamente.

—Suerte cariño, te quiero. — se despide Odí besando mi frente. Se detiene frente a Aster y le murmura algo. Estoy segura de que es sobre mi reciente mal humor.

Chillo sintiendo la horrible contracción. Llevo horas acostada en esta maldita cama y con una maldita poción mágica que reduce el dolor, porque maldita sea que no sirve para nada. Estoy segura de que el doctor debió de escucharme cuando le dije que debía de ponerme dos en vez de una, pero él se quejó diciendo que aquí el médico era él y no yo.

Respiro aliviada cuando Aster se detiene a mi lado.

—¿Ya te dieron algo para el dolor? —pregunta tomando mi mano.

—Podría ser que sí. No me di cuenta, ese idiota no escucho mis órdenes. — me quejo.

—La reina ha recibido ya varias dosis de pociones anestésicas para evitar el dolor y adormecer el cuerpo. — el doctor encargado le explica a Aster. Yo en cambio lo miro muy mal, estoy segura que yo misma hubiera puesto mejor las pociones.

—Está bien. —asiente suspirando.

—Estoy de muy, muy mal humor. — me quejo.

—Lo sé esposa, lo sé. —musita Aster mirándome—. Solo intenta no asesinar al doctor.

—Trataré.

El doctor, que posiblemente sea un elfo, se acerca a nosotros con un paquete en la mano y nos lo muestra con una sonrisa.

—No se preocupe mi reina, justo después de que le ponga esto en la vena nacerán los bebés.

Elevo una ceja y lo miro no muy convencida. Los elfos y sus tratamientos mágicos son un poco extraños.

—Vale.

A los pocos minutos después de que pone la poción en mi vena, es como si mi cuerpo terminará de estar listo para dar a luz y tengo a unos cinco doctores rodeándome. Aster a mi derecha tomando mi mano.

—¡Mierda! —me quejo al sentir el horrible dolor.

Vale, no voy a ser una madre que describe el nacimiento de sus hijos como la cosa más hermosa del mundo, porque en parte lo es y en otra parte es muy doloroso por más pociones y anestésicos que usaran. Es doloroso, muy doloroso. Tanto que la mano de Aster comienza a ponerse blanca debajo de la mía por la fuerza con la que apreto.

El primer llanto llena la sala y a los minutos lo sigue el otro. Los doctores usan magia para limpiarme y curarme mientras que otros limpian a los gemelos.

Dos enfermeras se acercan con ambos bebés, me entregan uno y el otro a Aster. Miro al pequeño en mis brazos totalmente hipnotizada por su ternura.

—Hola bebé. — le sonrío acariciando su pequeña manita, elevo la vista y miro a Aster cargar al otro gemelo. Ambos bebés tienen una espesa cabellera negra que me recuerda a él.

—Mira que hermosura de niño. —susurra Aster inclinándose ligeramente para que vea al bebé que carga.

—Por todas las diosas, mira esos ojitos tan bellos. — me inclino viendo como tiene un poco abiertos sus ojos.

—Ah, son como el vómito. —se queja Aster girando sus ojos.

—No te pases, Aster. — gruño. Miro a ambos bebés, el mayor es el que está en abrazos del elfo y el menor es el que tengo en mi pecho acurrucado. — ¿Quieres elegir quien es Astra y quien es Astin?

—Astra —señala con su barbilla al bebé entre sus brazos— y Astin.

Sonrío emocionada.

FIN. 

El Reino Maldito (Guarrenclow #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora