22.

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Capítulo 22.


IRATI.


A Kellion parece darle igual el disgusto de Halsey porque el idiota se ríe desde la cocina. Frunzo el ceño preocupada, no es normal que el dragón se comporte de esa forma con el hada. Normalmente iría detrás de ella a rogarle su perdón.

Miro un segundo al par que devora la horrible comida que preparé con magia. De un salto me levanto de mi lugar y voy en busca de Kellion, su actitud tan extraña ha despertado mi curiosidad.

—Princesa. — musita cuando me ve entrar en el lugar, sus ojos me recorren y se detienen por un momento en mi vientre hinchado. Sus ojos se estrechan y un brillo atormentado se refleja en ellos, su aura se tiñe de un depresivo tono gris pálido.

— ¿Cómo va esa poción? — pregunto acercándome, tomo un frasco de los que ha traído y reviso su contenido. Kellion me mira, noto la hinchazón y el fuerte rojo que rodea sus ojos. Ha llorado.

—En camino, dentro de unos minutos estará lista para hervirla. Luego hundiremos esto, — eleva una gargantilla plateada en su mano, un pequeño dije de copo de nieve cuelga de ella. — en ella y listo. Todo ese vientre desaparecerá y cuando lo retires volverá.

—¿No tengo que beber nada?

—Podrías hacerlo... pero es mejor evitarlo. — su rostro se oscurece y ríe. — No queremos que tus hijos nazcan con algo extraño en ellos. De todas formas, ten, guárdalo mientras hago el resto. Yo podría perderlo de mi vista.

Tomo la gargantilla con cautela, el color plateado me recuerda la plata y produce un poco de desconfianza en mi ser. La reviso llevándola frente a mis ojos, es hermosa.

— ¿De dónde la has sacado?

—Un regalo para ti de parte de una vieja amiga. — me guiña un ojo. —Es mentira, era de Killay. Después de que consiguió ese molesto rubí no usa nada más.

— ¿Un rubí?

—No se lo quita. Nunca.

Elevo las cejas. Debe de ser muy importante para que nunca se lo quite. Guardo el collar de la dragona en mi bolsillo.

— Iré por allá. — señalo a los dos chicos que conversan en susurros.

Kellion asiente. Le doy una última mirada sin poder evitar la preocupación que se forma en mi pecho. El corte de cabello, la rojez de sus ojos, su cambio de actitud. Algo malo ha pasado.

— ¿Está todo bien? — pregunto preocupada mirándolo sobre mi espalda.

Kellion asiente con la cabeza. Frunzo el ceño, el dragón me da la espalda y cojea hasta la pequeña mesa, aprieta los labios en una mueca.

Salgo de la cocina sintiéndome extraña. Como cuando sabes que algo muy malo está ocurriendo pero que no puedes hacer absolutamente nada para ayudar.

— ¿Se comieron todo? — pregunto divertida viendo que no queda nada en el plato.

—Me ofende la pregunta Irati. —se queja Drake llevando una mano a su pecho indignado.

—Dramático. — le muestro la lengua, Aster me atrae a su regazo. Me acomodo y él posa sus manos sobre mi vientre. —Kellion está haciendo la poción para el hechizo.

—¿Y va bien? Está actuando extraño desde que llegó.

Hago una mueca.

—Creo que ha llorado. Sus ojos están hinchados y rojos. — murmuro.

El Reino Maldito (Guarrenclow #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora