Tiempo. [Edward Cullen] ✓

Capitulo 18.

Un cumpleaños desastroso.
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Evangeline había notado algo distante a Edward esas dos semanas, siempre que salían a pasear él ponía la excusa de tenía algo importante que hacer con su familia. Al principio no le daba mucha importancia pero eso se estaba haciendo muy seguido y eso en cierta parte la ponía un poco triste.

Las semanas habían pasado rápidamente y eso preocupaba a todos, el cumpleaños de las princesas había llegado lo cual también era el día en el que los príncipes llegarían al castillo Rosewood. Evangeline estaba nerviosa, ella nunca quiso eso, solo quería ser feliz, Anastasia estaba molesta y Jacob trataba de controlarla.

Edward caminaba de la mano junto a Evangeline, paseaban por el bosque, cada uno metido en sus pensamientos. La azabache miraba de vez en cuando al cobrizo pero este no le devolvía la mirada, Edward sabía lo que pasaría después de que ellos llegarán, Jhonson le pediría matrimonio a su compañera y ella sería obligada a aceptar, pero él no quería eso. Quería destrozar al que sería asesino de su Evangeline.

—¿Estás bien?— preguntó la azabache.

—No, no lo estoy— suspiro frustrado— No puedo estar bien cuando te casarás con alguien que no soy yo.

—Pero yo no quiero casarme— susurró con ojos cristalizados— Me están obligando.

—lo sé.

El cobrizo la abrazo sintiendo su dolor, ella lo quería solo a él y Edward lo sabía porque la amaba mas que a nada en el mundo.

—Cariño, por favor perdóname— murmuró con lágrimas en los ojos que nunca podrían caer.

Evangeline soltó lágrimas mientras lo miraba confundida, ¿Porqué le pedía perdón?

—¿Qué?

—Siempre te amaré mi hermosa Evangeline, Siempre.

—Yo También te amaré siempre.

Edward la besó sintiendo las saladas lágrimas de su amada las cuales bajaban por sus mejillas. No la quería dejar, eso estaba más que claro, pero debía irse, ya era hora de que volviera a su época, de que volviera a su tiempo.

Horas después tuvieron que separarse, porque la hora había llegado, ellos habían llegado.

Ninguna princesa festejaba su cumpleaños ya que al rey le parecía algo infantil y patético, así que pasaron toda la mañana con los Cullen y los lobos y después cada una se iba a festejar con su pareja. Edward le había regalado a su compañera una linda pulsera con un corazón azul, a la azabache le había encantado.

Anastasia ya había llegado al gran salón mientras aguantaba las lágrimas que querían salir, Jacob le había prometido que se la llevaría pero ella sabía muy bien que eso era imposible, no podían alterar la línea temporal por más que quisieran.

Evangeline había llegado y se había puesto aun lado de su hermana en las sillas del trono mientras su padre las miraba victorioso, pues él había ganado.

—Feliz cumpleaños mis niñas— musitó burlón.

Ninguna contesto, Anastasia le había dado una mirada asesina mientras Evangeline desviaba su mirada evitando que él viera sus lágrimas que estaban a punto de bajar por sus mejillas.

El rey sonrió triunfante para después hacer una señal de que abrieran las grandes puertas. Evangeline necesitaba la mirada comprensiva de Lorraine, la necesitaba ahí pero Felipe le había prohibido estar presente. Necesitaba a Edward, necesitaba escaparse con él y no volver nunca con el odioso de su padre.

El mayordomo Scott había empezado a decir los nombres de los príncipes, las puertas fueron abiertas abruptamente mientras dos figuras masculinas se adentraba al gran salón, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Felipe se acercó y los abrazó dándoles la bienvenida. Anastasia los veía con una mala mirada, mientras que Evangeline solo miraba hacia el suelo, no los había visto en ningún momento.

—Ellas son mis hijas, las princesas Anastasia y Evangeline Rosewood— presentó el rey indicando a cada una de sus hijas.

Anastasia y Evangeline se levantaron de sus lugares para presentarse adecuadamente.

—Principe Jhonson, mi lady.

En ese momento la azabache levantó la cabeza y observó al hombre que tenía enfrente. Era atractivo, ojos cafés pequeños, mandíbula marcada, tez clara pero algo moreno, cabello negro corto y rizado, el hombre era guapo, pero no lo amaba, no era su cobrizo, él no era Edward. Se saludaron adecuadamente mientras esté la miraba con sus intensos ojos cafés, lo que Evangeline no sabía era que estaba viendo los ojos de su propio asesino en un futuro.

—Principe Lucas.

Musitó una voz más clara, Evangeline miró a su lado observando como Anastasia rechazaba la mano del principe que tenía delante. Aquel castaño que se llamaba Lucas la miró y se perdió en los hermosos ojos de la azabache, ella era preciosa, Evangeline Rosewood era perfecta para él.

Ahora no entendía porque sus padres decidieron casarlo con Anastasia y no con Evangeline. Lucas desde ese momento quiso a Evangeline, pues en tan poco tiempo lo volvió loco, pues ella era hermosa.

Evangeline lo observó mejor, Lucas era muy atractivo, se podría decir que mas que Jhonson. Su cabello castaño estaba un poco largo y se veía que era muy suave, tez algo pálida y sus ojos azules los cuales miraban tan intensamente a Evangeline, no eran tan azules como los de la azabache pero aún así eran bonitos.

Anastasia observó como los dos príncipes miraban a su hermana, uno la miraba con lo que parecía ser adoración mientras que el otro la miraba con malas intenciones. Uno la quería para bien, mientras que otro quería hacer algo mal con ella. Anastasia sabía que a Lucas le gustó Evangeline y no le molestaba para nada pero ella sabía que su hermana nunca le correspondería pues ella solo tenía ojos para Edward. Mientras que Jhonson miraba a su hermana la azabache con maldad como su estuviera planeando algo, en cierta parte le causó algo de miedo.

Y debería tener miedo.

Maratón 1/3.

Así es el guapo de Timothée Chalamet es el príncipe Lucas 😏