Tiempo. [Edward Cullen] ✓

Capitulo 21.

Despedidas.
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El funeral había terminado, reinos importantes de otras partes del mundo habían asistido, algunos lamentaban la perdida, otros simplemente se giraban y se iban de nuevo a sus reinos ya que sabían que el difunto rey no era para nada bueno.

El pueblo entero estuvo de luto, algunos lo hacían por obligación, otros por respeto y otros lo hacían porque no tenían opción.

Anastasia se sentía un poco culpable ya que creía que era su culpa que su padre haya muerto, porque ella lo había alterado. Pero los demás le insistían que nada había Sido su culpa.

Los Mcfly le explicaron a Anastasia el porque habían ido a evitar que ella renunciara, le contaron todo lo que Lorraine le había dicho a Evangeline por lo que la castaña se sorprendió de sobremanera, porque ya había planeado salir en barco para viajar por el mundo. Se había vuelto loca cuando le dijeron que Jhonson asesinaría a su hermana, estuvo a punto de buscarlo y matarlo con sus propias manos, pero Jacob la detuvo y le dijo la solución para que ninguna de ellas muriera.

Anastasia se había negado a dejar a Jacob, la simple idea de que él se fuera a su época la aterrorizaba, él no podía dejarla, su lobito no podía abandonarla, se negaba. Ahora que por fin había encontrado el amor en un buen chico se lo arrebataban, porque no eran de la misma época, porque no eran del mismo tiempo.

Evangeline se había mantenido callada, sabía que ellos se irían, que ya era hora de que se fueran y no volvieran, aquello le dolía como no imaginaban. Tenía que darles su collar para que puedan volver a su época ya que el otro se había destruido. Aquel terrible momento que siempre le había causado pesadillas desde que los vampiros y los lobos habían llegado, ahora está terrible pesadilla se estaba cumpliendo, dejarlos ir a su época era su pesadilla. Sabía que era momento de dejar ir a Edward, de dejarlos ir a todos.

Sabía que Edward quería que ella lo olvidara, pero sería imposible olvidar a tu primer amor, aunque ella se enamore de Lucas, siempre amará a su cobrizo. Edward Cullen siempre sería el dueño de su corazón.

Por otro lado Edward ya estaba resignado, había intentado alejar la idea de no verla nunca más, había intentado disfrutarla, disfrutar sus besos, sus caricias, todo de ella. Pero ya era hora de partir, él tenía que volver a su época y estar torturandose siempre con él recuerdo de ella, mientras deseaba que su Evangeline lo olvidará, que fuera feliz con otro que no fuera él.

¿Le dolía?

Por supuesto que le dolía, sentía como si estuviera en el mismísimo infierno al no poder tenerla ya entre sus brazos, porque sabía que esa sería la última vez que estaría con ella, la última vez que disfrutaría sus besos, su amor. Extrañaría con todo su ser a Evangeline Rosewood.

Aunque tenía la esperanza de que ella renaciera en su época, y que puedan estar juntos esta vez, sin ser separados nunca más.

Evangeline le había entregado su collar a Lorraine para que pudieran volver, pero la rubia estaba tan triste que decidió que al día siguiente se irían, quería verlas una vez más aunque el tiempo se acabe.

El tiempo era muy maldito que había veces que no dejaba a los enamorados estar juntos.

La familia Cullen miraba con tristeza a Edward, pues sabían que el cobrizo había sufrido demasiado para encontrar a su compañera y ahora que la tiene se la arrebataran de sus brazos otra vez, los vampiros abrazaron a sus compañeras por miedo a que ellas se separaran de ellos. No podían comprender el dolor que en ese momento estaba pasando Edward pues era demasiado, habían intentado por lo menos consolarlo pero el cobrizo se negaba, no quería su lastima, pero no era lastima lo que su familia sentía. Si por ellos fuera se llevarían a Evangeline a su época para que su hijo fuera feliz, pero sabían que eso era algo imposible.

Al igual Anastasia que en todo lo que restaba del día no se había separado de Jacob, los dos permanecían paseando por los jardines del castillo Rosewood, no se querían separar pero debían hacerlo pues mañana sería el día en el que se irían de vuelta a su época.

Evangeline estaba recostada en el pecho de Edward mientras esté le tarareaba una Nana que la azabache desconocía pues nunca la había escuchado creía que tal vez era una pieza famosa de su época. Lo que ella no sabía es que esa nana la había escrito Edward especialmente para ella.

—Te amo— susurró el cobrizo.

—Yo tambien te amo Edward— musitó la azabache sintiendo como un nudo se formaba en su garganta y sus ojos se criztalizaban— Por favor no me olvides.

—Evangeline Rosewood, yo jamás te olvidaría porque tú eres mi razón de existir— suspiro mientras se levantaba y abrazaba un poco más fuerte a su amada— Nunca me perdonaré haberte dejado aquí, no sabes cuanto deseo poder llevarte conmigo, poder tener un final feliz, solo tú y yo.

—Te amo, te amo, te amo— repitió mientras sollozaba.

Aquella noche sería la última que tendrían juntos, la última en la que podrían disfrutarse.

—Prometo encontrarte en otra vida— sollozo el cobrizo sin lágrimas.

—Y yo prometo amarte en otra vida.

Se acercaron lentamente para después unir sus labios en un desesperado beso, aquel beso sellaba la promesa que habían hecho y ahora estaban seguros de que si se cumpliría. Edward sentía las lágrimas de su amada mezclarse entre el beso pero no le dió importancia. Quería besarla hasta cansarse porque sabía que sería la última vez que lo haría.

No sabían si volverían a verse pero tenían la esperanza de que pudieran encontrarse nuevamente en otra vida, y harían todo lo posible para que el tiempo no los separara está vez.

Estoy hecha un mar de lágrimas.

No se preocupen que está historia todavía continuará, todavía faltan más capítulos para que termine.

Espero que les haya gustado. Muy pronto subiré el siguiente capítulo.

No lloren que esto no termina aún.

¡Los amo!

Gracias por leer.

—Alexa🍏🐍💚