Capitulo 19.

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Dejarla ir.
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Edward caminaba desesperado alrededor del castillo de los Rosewood, una semana, una maldita semana había pasado desde que ellos habían llegado, desde que a Lucas le había gustado Evangeline, su Evangeline.

No podía soportarlo, simplemente no podía dejar que ella se casará con su asesino, debía alejarse y alentar a Lucas a qué la enamorara, pero la simple idea de que él la toque, la besé o le hago cumplidos lo volvía loco. Deseaba llevársela, mandar al diablo a todos y todo, no le importaría afectar el futuro o el pasado, él solo quería a su Evangeline, la quería con él por siempre. No quería estar siempre con el pensamiento de que algún día se alejaría de ella, odiaba demasiado eso, el no poder estar junto a ella porque eran de tiempos diferentes.

Deseo con todas sus fuerzas haberla conocido en su época o cuando ella era princesa, deseo poder tenerla entre sus brazos sin ningún problema.

Se recargó en la pared pensando en todo lo que tuvo que pasar para estar con ella, para encontrarla. Y ahora que la tenía debía alejarse, debía volver y no verla nunca más.

Quería ser egoísta y dejar a todos atrás y llevársela solo a ella, había veces en las que se sentía culpable porque dejaba de lado a su familia, pero era normal centrarse más en su compañero que en cualquier otro, durante sus largos años observó a su familia ser egoístas para estar bien con sus compañeros, pero él se sentía mal, no quería dejarla, la necesitaba, la necesitaba tanto.

Debía irse y volver a su época, ahora Lucas lograría su cometido y enamoraría a Evangeline, ella lo olvidaría y estaba bien porque así ella no moriría, su Evangeline estaría a salvó, Lucas la salvaría. Jacob también estaba pensando seriamente en dejara a Anastasia si era la única forma de que ella no muriera en ese barco, se iría para que ella estuviera bien y viva.

—La única forma de que ella viva es que se enamore de Lucas, ¿Cierto?— preguntó hacia Lorraine.

La rubia había llegado al ver tan desesperado al cobrizo, sabía porque estaba así, ella estaría igual o peor. Estaba demasiado triste esos días y todos lo notaban, pues la historia se volvía a repetir de nuevo, cada palabra, cada gesto, cada escena, cada llanto se volvía repetir de nuevo.

—Es la única forma— aseguró la rubia.

—No quiero dejarla, no podría soportarlo, amo a Evangeline— susurró con la mirada baja.

—Debes dejarla ir.

—No quiero hacerlo.

Lorraine tampoco se quería ir, pero era la única forma de que sus niñas vivieran, y finalmente sean felices las dos.

—Tenemos que hacer esto más rápido Edward, falta poco para que Anastasia renuncie a gobernar y cuando lo haga, el rey morirá y desde ahí el caos se desatará, el trágico final llegará y nosotros no podremos hacer nada .

Lorraine tenía razón, faltaba poco para toda la tragedia, faltaba poco para que la muerte llegará nuevamente.

—Hay que evitar que Anastasia renuncie.

—No importa cuánto tiempo pase pero Anastasia renunciara y Evangeline podrá enamorarse de Lucas, solo es cuestión de tiempo.— susurró con voz entrecortada.

—No quiero perderla, quiero estar con ella.

—Es por su bien, debes dejarla ir.

Dejarla ir— se susurró así mismo.

Tenía y debía dejarla ir, debía estar seguro de que ella estaría bien, feliz a lado de ese príncipe. Pero le dolía saber que ella con el tiempo lo olvidaría, pero era lo mejor.

—Asi podremos evitar la muerte de Evangeline.

Fue demasiado rápido cuando escucharon un sonido de sorpresa. Los dos voltearon rápidamente hacia donde se había escuchado y se quedaron congelados al ver a Evangeline ahí parada enfrente de ellos, con lágrimas en los ojos.

La princesa había estado paseando por los jardines cuando los vio platicando tan apagados, iba a seguir caminando cuando escuchó aquellas palabras, su muerte. Tenía sentido porque ellos venían del futuro, por lo tanto Lorraine sabía lo que pasaría más adelante, por esa razón ninguno de los Mcfly le quisieron decir su futuro.

Porque ella no tenía futuro, iba a morir.

¿Mi muerte?— preguntó con voz entrecortada.

>¡Por eso no me dijiste nada de mi futuro!

—Cariño es por tu bien, nosotros...

—¿Porqué?— los vampiros la miraron apenados— ¡¿Porqué?!

Mientras Edward trataba de acercarse a ella al igual que Lorraine quien quería razonar y arreglar las cosas. Mientras tanto Anastasia se dirigía a la oficina de su padre, la castaña sin ser conciente iba a hacer lo que Edward y Lorraine querian evitar, que ella renunciara. Era como el último rompecabezas para que la muerte y la tragedia finalmente puedan entrar en sus vidas.

 Era como el último rompecabezas para que la muerte y la tragedia finalmente puedan entrar en sus vidas

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Maratón 2/3.

Tiempo. [Edward Cullen] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora