Capítulo 6.

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Dulce melodía.
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Los rayos de sol entraban por las cortinas de un suave color lila, Evangeline se talló los ojos molesta por los rayos de sol, se la había pasado bailando toda la noche con aquel joven de ojos dorados, Edward Cullen había encantado a la peli-negra, una pequeña sonrisa surcó por sus labios al recordar la noche anterior, le dolían un poco los pies pero había valido la pena.

—¡A levantarse cariño!— exclamó Lorraine emocionada entrando a la habitación de la princesa.

Evangeline dió un salto en su cama levantándose rápidamente, miró a la mujer que conocía desde que era una niña con una sonrisa.

—¿Estabas despierta?— preguntó.

—Estaba medio dormida, ¿Y Anastasia?— dijo en un bostezó.

—Ya he levantado a tu hermana ahora mismo te está esperando para tomar el desayuno— contesto acercándose a ella para después abrazarla con mucho cuidado porque la podría lastimar.

Lorraine Mcfly había extrañado demasiado a su pequeña niña, aunque Evangeline no era su hija biológica la amaba como a una, sufrió demasiado cuando fue asesinada por Jhonson al igual que Ernest. Los Mcfly lo único que querían hacer era matar a sangre fría a Jhonson para que no le hiciera daño a la hermosa princesa, pero sabían que si lo hacían alterarían el futuro, y por más que les doliera debían dejar que todo fluyera con normalidad para después irse a su época antes de que Evangeline fuera asesinada, no querían sufrir de nuevo por su muerte aunque de igual manera sufrirían porque no la podrían volver a ver nunca más. Pero sabían muy bien que el que más sufriría sería Edward, el cobrizo sentiría de nuevo aquel vacío cuando volviera a su época y él lo sabía.

—¡Oh cariño de extrañe demasiado!— exclamó abrazándola y besando todo su rostro causando que la chica riera.

—Pero Nana, nos vimos ayer por la noche, prácticamente siempre estamos juntas.

Lorraine solo sonrió para dirigirse al armario de la azabache sacando de este un hermoso y sencillo vestido color crema.

—Vamos cielo, ve a tomar una ducha.

Evangeline asintió para después tomar sus cosas de aseó personal y meterse al gran baño.

A unas cuantas habitaciones de ahí, estaba Edward escuchando la melodiosa voz de su compañera, escuchando los pensamientos de Lorraine que por más que él negará aceptaba que era cierto, que él nunca podría estar con Evangeline por ser de diferentes épocas, y él quería quedarse pero sabía que le causaría un profundo dolor a su familia. Pero entonces él también sería infeliz sin ella.

Cuando Evangeline salió del baño se vistió y se sentó frente a su tocador dónde venían distintos tipos de perfumes y joyas. Lorraine acaricio delicadamente el cabello azabache de la princesa con una sonrisa para después empezar a peinar con una trenza suelta, al último le puso un listón rojo. La princesa tomó el collar que su madre le había heredado antes de morir.

Tiempo. [Edward Cullen] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora