Capitulo 17.

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¡Tú no eres mi padre!
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Anastasia daba vueltas por la oficina de su padre, desesperada porque este no llegaba, quería decirle que iba renunciar, quería renunciar a ser reina pero sabía que si renunciaba pondrían a Evangeline como reina y ella no quería eso para su hermana. No quería que toda la vida estuviera ocupada con cosas estúpidas del reino, prefería ser ella la encargada de todo eso, pero no quería casarse con un hombre que no conocía. Ella amaba a Jacob, lo quería a él, quería casarse solo con él, pero sabía que sería imposible mientras su padre siguiera vivo.

Las grandes y elegantes puertas de la oficina fueron abiertas para después ser cerradas rápidamente, el rey caminaba tranquilo hacia su silla ignorando olímpicamente la presencia de su primogénita lo que hizo que Anastasia se enojara aún más.

—¿Qué quieres?— preguntó directo.

Anastasia estaba roja del coraje, odiaba a ese hombre con toda su alma.

—No quiero casarme— recalcó cada palabra mirando seriamente al hombre que estaba delante de ella.

Felipe soltó una carcajada llena de gracia para él pero para Anastasia no le veía para nada la gracia.

—¡Esto no es gracioso!— gritó azotando sus manos contra el fino escritorio.

Las carcajadas del viejo cesaron para después mirar con una sonrisa burlona a la castaña.

—Querida hija mía, sabes muy bien que tú te terminarás casando con ese príncipe, quieras o no.

—No lo amo, ni siquiera lo conozco— replicó con voz fría.

Aquel hombre tenía diferentes planes qué lo beneficiarían muy bien, pero debía mantenerlos ocultos ante todos.

—¿A quién le interesa el amor Anastasia? ¿Acaso te has enamorado de un campesino?— musitó con voz muy seria y fría.

Por un momento la castaña sintió miedo pero rápidamente se recompuso.

—N-no.

—¿Entonces porqué?— dice mientras buscaba algunos papeles en un cajón.

—Porque no lo amo, Porque no quiero reinar.

—¿Acaso no te interesa el poder? Imagínate todos a tus pies, dando órdenes a cualquiera, teniendo al mundo comiendo de la palma de tu mano, todos te obedecen, consigues todo lo que quieres— aseguró mientras miraba sonriente a su hija.

—Yo no soy como tú, yo no me casare sin amor. Madre no te amaba cuando se casaron, tú solo querías el poder del castillo de mi madre, y aún así ella se enamoró de tí pero tú eres un maldito ser sin alma— musitó siendo escuchada por el rey quien tenía una sonrisa burlona— Ella te amaba, murió por tí pero tú eres un monstruo, una mierda.

Tiempo. [Edward Cullen] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora