Capitulo 28.

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Historia terminada.
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Abrió lentamente los ojos dándose cuenta de que en el lugar en donde se encontraba era muy oscuro y lúgubre. Miró a su alrededor las celdas estaban gastadas y oxidadas con telarañas a su alrededor, no dudaba que en ese lugar podría haber cualquier tipo de animales venenosos, aquel calabozo no se utilizaba desde que era una niña.

Recordó como su padre la encerraba junto a su hermana en ese oscuro lugar, terribles recuerdos llegaron a su mente lo que hizo que se encogiera en su lugar de miedo, no quería estar encerrada en ese lugar de nuevo, le daba miedo.

Recuerda una vez que su padre la encerró en una celda por dos días sin poder salir de ahí, un alacran la había picado y había estado a punto de morir de fiebre si no hubiera Sido por su madre quien había discutido con su padre y fue a sacar a su hija de ahí, tenía miedo, no quería estar en ese lugar que había Sido un infierno en su niñez, quería a su hermana de vuelta, quería a su madre de vuelta, quería a Lorraine y a Ernest, quería a Edward. Los quería a todos ellos de vuelta, quería ser feliz, pero la vida era demasiado cruel.

Empezó a sollozar recordando todos los maltratos que su padre le había hecho, como la había lastimado verbalmente con sus palabras. Cómo intento escapar del castillo para estar con su hermana, pero había Sido descubierta y la encerraron en su habitación. Extrañaba cuando su madre le cantaba para que olvidara todo lo malo del día y para que durmiera tranquila, extrañaba los domingos cuando hacía con su madre galletas con chispas de colores, los días en los que iban a ayudar al pueblo junto a Lorraine, los fines de semana que tenía permitido visitar a su hermana en el castillo de su abuela.

Su cabeza empezó a doler a horrores, se la sujetó tratando de calmar el dolor, pero sintió algo húmedo detrás de su cabeza por lo que empezó a tocarlo haciendo que soltará un gemido de dolor, observó su mano la cual estaba manchada de sangre. Se había hecho una herida cuando tropezó y cayó en el calabozo.

—Al fin despiertas preciosa— susurró una escalofriante voz.

Evangeline dió un salto del susto al escucharlo, se arrastró hasta la esquina más alejada de él, encogiéndose del miedo porque no podría hacer nada, debía idear un plan para escapar.

—No te asustes hermosa, yo no te haré nada, o tal vez si lo haga— murmuró burlón.

Sus ojos fríos la observaban fijamente tan indefensa, asustada y débil, justo como la quería tener. Admitía que Evangeline era hermosa pero él quería poder, él quería tener el castillo Rosewood solo para él, estaba enloquecido de poder.

—¿Qué es lo que quieres de mí?— preguntó con voz temblorosa.

—¿Lo que quiero? Quiero gobernar el pueblo Rosewood, yo sólo.

Tiempo. [Edward Cullen] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora