Tiempo. [Edward Cullen] ✓

Capitulo 20.

¡Renunció!
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Evangeline escuchaba atentamente lo que decían, aún no se lo podía creer.

—Esa es la razón por la que habías estado tan distante— preguntó resentida.

—Lo siento— contesto el cobrizo.

—Aun no entiendo, ¿Cómo morí? ¿Qué me pasó?— preguntó sin tener sus dudas aclaradas.

Lorraine y Edward se miraron preocupados.

—Cariño tienes que ser fuerte para lo que te diga Lorraine— susurró Edward tomando la mano de su compañera.

—¿Es algo malo?— preguntó mientras se acercaba más a Edward y era abrazado por el cobrizo.

—Pequeña, dentro de algunos días, en el castillo se desatará un caos. Anastasia quiere renunciar y quiere viajar por el mundo después de hacerlo, tu hermana viajará en un barco y lamentablemente ese barco se hundirá— informo Lorraine con lágrimas en los ojos.

Evangeline sollozo al escucharla, su hermana no podia morir, ella no, se abrazó más a Edward mientras esté la consolaba, el cobrizo estaba muy dolido pues seguía la parte de ella. La azabache miro a la rubia con lágrimas en los ojos.

—Sigue por favor— susurró entre sollozos.

—Cuando el pueblo se entera sobre que el barco en el que iba Anastasia se ha hundido, vendrán rápidamente al castillo para saber si ella está viva, el caos se desatará— suspiro conteniendo sus sollozos— y tú mi niña trataras de contactarla, pero no hay señal de ella, de un momento a otro te encuentras en el suelo con una daga de plata en tu corazón

Edward cerró los ojos fuertemente tratando de borrar esa imágen.

—¿Qué?

—Jhonson te asesinara, para tener el poder del castillo Rosewood, porque sabe que tú eres más poderosa que él.

—No, no es posible.

—La única forma de que eso no suceda, es que nosotros volvamos a nuestra época con tu collar, y trates de enamorarte del principe Lucas, que Anastasia no renuncie ahora y que los tres se mantengan juntos para que Lucas las mantenga a salvó, después los guardias se llevarán a Jhonson por los fraudes que a cometido, y ustedes estarán bien a salvó y vivas.

—Pero no los tendré a ustedes— musitó con la mirada perdida.

—Siempre estaremos contigo mi niña, aquí— a punto a su corazón.