No hay lugar

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No importa el lugar en donde esté, siempre vas a estar a mi lado pase lo que pase.

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Los viajes en avión podían ser emocionantes una vez que superas el temor al despegue.

Visitar hermosas ciudades y hospedarse en lujosos hoteles perdía valor cuando se pasaba mucho tiempo lejos.

Conocer nuevas personas dejaba de ser emocionante cuando esas no son las que te esperan en casa con una sonrisa y un cálido abrazo.

Estar encerrado en una habitación con cientos de fotógrafos y periodistas nunca había sido lindo y eso era lo que más odiaba atravesar, incluso al estar acompañado de sus hermanos de vida.

Escuchar las mismas preguntas, responder a las mismas indirectas, posar sin parar a los flashes de las cámaras... ¡Todo! Todo se hacía interminable cuando mi mente solo está en un solo lugar... en una sola persona.

-Listo, ya estoy cansado. Creo que ya podemos dejarles merendar.

-Por favor, una foto más...

-Lo siento, mis mejillas colapsarán en cualquier momento y a Bri se le alisará el cabello. Por ahora estamos bien.

Con un gesto de la mano me despido y paso a un lado de mis compañeros, quienes ahogan una risa al ver cumplidos sus deseos.

-Deberían pagarme por salvarlos, no siempre seré su Mary Poppins al rescate.

-Te damos créditos, más no halagos. - dice el muy descarado Rog mientras me roba un cigarrillo del bolsillo.

-Siéntete tranquilo, mañana es tu día libre, le toca a Deaky. - bromea Bri al empujar a John de manera juguetona.

-¿Seguro? No creo ser tan amable.

Dejo atrás a los niños con sus juegos y me adelanto al querer llegar rápido a mi habitación.

Mi asistente lo distraje en el restaurante del hotel, así que no va a seguirme. Ahora estoy solo y eso es lo que quiero.

Cuando me derrumbo en la cama solo puedo respirar y cerrar los ojos en plan de meditación, o lo que sea que me recomendó el médico. El estrés lo he canalizado, aunque a veces me frustro muy rápido, así que solo vuelvo a respirar, cuento hasta diez y vuelvo a abrir los ojos.

Sonrío al pensar que en dos días estaré en casa, que podré dormir en mi cama y acariciar a mis gatos. Sueño con desayunar en mi cocina y aunque no sea el mejor cocinero, me conformo con un cereal con leche, porque para mí es más que suficiente teniendo en cuenta que estoy en mi lugar, en mi escape.

Pero sobre todas esas cosas, mucho más especial es el saber que pronto estaré con él... con el verdadero motivo por el que ya anhelo pisar el maldito aeropuerto.

Muerdo mi labio al reprimer el deseo de estar junto a él y reírme a carcajadas con sus ocurrencias y comentarios mordaces.

Lo amo y eso es lo único que me interesa, mucho más que el dinero, la fama y el reconocimiento. Solo él me basta para ser feliz... solo él es suficiente.

Me volteo en la cama y abrazo mis piernas con fuerza al recogerlas hasta mi pecho, como si fuera la única vía para alejar las ansias de salir corriendo a su lado. Veo hacia la ventana y sonrío al imaginar despertar a su lado en la mañana, tal como muchas veces he hecho y adoro hacer.

Ver su sonrisa vale más que un premio. Sentir sus labios es mucho más acogedor que un halago. Ser parte de él es más importante que la fama misma y ahora espero contar con su presencia para conversar y echar uno que otro chiste estúpido acerca de cualquier cosa, o incluso de alguien.

Suspiro profundo y vuelvo a cerrar los ojos, esta vez con su imagen grabada en mis párpados. Él está sonriendo, él está ahí esperándome.

Cuando siento que voy cayendo en los brazos de Morfeo, el sonido del teléfono de la habitación me sobresalta, haciéndome saltar y salir de mi capullo.

De mala gana me estiro, tomo el teléfono y me aclaro la voz para no sonar soñoliento.

-Diga...

-Señor Mercury, tiene una llamada.

Parpadeo aturdido y poco a poco me siento en la cama, para luego escuchar la interferencia y por último recibir la más hermosa sorpresa.

-¿Todavía tengo que esperar tu regreso? Porque ya me estoy aburriendo.

Escuchar esa voz y esa risa traviesa al final hace que mi corazón de un vuelco de emoción. Solo en ese instante vuelvo a sentir que tengo fuerzas para seguir adelante y sobre todo ser feliz, muy feliz.

-Si quieres hago que ese aburriendo se vaya por completo ahora mismo, así la espera no es tan tediosa. - muerdo mi labio para reprimir la risa mientras escucho como él tararea en respuesta.

-Sabes que nos pueden estar escuchando, ¿verdad?

-Tranquilo, apuesto que no es la primera vez.

Su risa funciona perfecto para ambientar esta tarde y solo con eso estoy bien.

Es algo que Jim sabe hacer y muy bien.

-Te amo, Freddie.

Con esas palabras sé que estoy en el lado correcto y solo cuento las horas para estar feliz en casa, junto a él.

Mi lugar favorito.

-Te amo, cariño.

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Queen's Book (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora