Princesa

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Regreso a este libro con un drabble sobre un momento muy tierno que siempre quise resaltar.

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Sentada está mirando su reflejo, no percibe pena, dolor o miedo. Allí está, peinando su dorado cabello, esperando con una sonrisa anhelante que el reloj le indique que ya es hora.

Yo la veo y todavía escucho su risa cantarina que tanto me llenaba de alegría cuando regresaba a casa. Era contagiosa, tan pura como su mirada. Nunca imaginé que llegaría a crecer tan rápido, pero aquí está, sonriendo al espejo como si mi reflejo fuera lo más hermoso que ella ha tenido el placer de observar.

Sabía que este día llegaría, tarde o temprano ella dejaría de ser mi preciada niña. De blanco viste, combinando sus ojos que tanto me recuerdan a su madre. Es un regalo único, seguramente invaluable, perfecto; no hay duda del amor que tanto transmiten ellos.

Su mano pronto detiene su peinar y al levantarse sé que ha llegado el momento. Un simple "estás bella" no es suficiente, ella merece lo mejor. No escatimaría en gastos triviales de frases que ella ya sabe y ha escuchado de mí. Su risa me acaricia cuando está frente a mí, para luego tomar aquel ramo de flores blancas que la harán sobresalir entre los invitados.

Ella es la estrella y todos podrán verla.

- Gracias por todo, papá - sus ojos se humedecen al instante en que tomo su mano -. No vayas a llorar. - sentencia con el mismo tono bromista que sus hermanos utilizan conmigo. Un pequeño chiste familiar que se ha prolongado por mi absurda capacidad de llorar en cualquier lado.

- Me conoces más que nadie, sabes que no podré evitarlo.

Ella sonríe y me da un beso en la mejilla con un sentimiento tan familiar y cálido, tal como los que suelo repartir entre ellos, mis hijos.

- Entonces haz que sea memorable. - responde luego de unos segundos entre mis brazos. Sé que la música pronto comenzará y le indicará su salida, aquella que la hará ir por un nuevo capítulo en su vida.

Tomo su rostro en mis manos y le doy un último beso en su frente, recordando con ese simple gesto tantos momentos memorables que solo nosotros compartimos.

Ella, ahora de blanco, me dice adiós.

- ¿Estás lista? - arreglo un mínimo mechón de cabello rebelde de su peinado, y tal como en el primer día de escuela, ella se aferra a mi mano como salvavidas.

- Siempre lista.

Ahora la veo caminar a mi lado y los aplausos en el salón nos abrazan.

Mi pequeña Rory ya es una mujer, pero nunca dejará de ser mi primera princesa.

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Queen's Book (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora