Uncle Freddie

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Después de mucho tiempo sin pasar por aquí, he querido regresar con un lindo one-shot que se me vino a la cabeza luego de ver videos sobre la banda.

Nuevamente, ellos me regalan momentos felices y aquí estoy para hacer sonreír un poco a ustedes.

Mis saludos a cada uno.

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Ensayos del Magic Tour.

El plan era simple, solo tenía que cuidar a las hijas de sus compañeros de banda por unos minutos mientras sus padres debían hacer unos ajustes de último momento a sus amplificadores. No iba a ser tan complicado, de por sí, son solo niñas.

Muchos comentaban que no era "sano" llevar niños a los ensayos de la banda, pero los pequeños tenían tanto tiempo sin compartir con sus padres, que al final no podían negarse. Lo mismo pensarían sus tiernos gatos al verlo llegar a casa, no era justo que sufrieran su ausencia una vez más y estando tan cerca de casa.

Sus madres habían salido, las chicas querían tener un momento a solas y ellos se lo concedieron, pero ahora con ese desajuste, las niñas quedaban a solas con su tío favorito, por no decir, el más adorado... porque así era.

Laura Deacon y Louisa May amaban a Freddie tanto como a sus padres; las niñas se desvivían por un abrazo de su tío y disfrutaban cada minuto junto a él, por lo que se había ganado la confianza de sus progenitores, aunque en ocasiones no estaban tan convencidos, como aquella vez que confesó haberles dado helado a las diez de la noche.

"El helado es una comida sagrada y mis sobrinos estarán bendecidos por siempre."

¿Qué podían decir contra eso? Era evidente que había ganado.

- Bien, tío Freddie, tenemos hambre.

La princesa de los Deacon se colocó a su lado y con ojos de borrego a medio morir, logró ablandar su corazón rápidamente.

- ¿Has dicho, tenemos? Tu prima no dice lo mismo - señaló a la pequeña Lu que jugaba distraídamente con su muñeca -. No está bien decir mentiras.

La niña frunció su ceño y se cruzó de brazos, un gesto muy parecido al que hacía su padre cuando estaba frustrado. Eso le causó mucha gracia.

- Es hora de almorzar, lo sé por mi reloj. - refutó y de inmediato le alzó su muñeca para mostrar su reloj de Hello Kitty.

Claro, tenía que ser una Deacon - pensó Freddie. Ya sabía que no le ganaría esta partida.

- Bueno... - suspiró - al final todos íbamos a comer dentro de un rato...

- ¡Sí! - gritó ella, haciendo que su prima saltara del susto - Lu, vamos a comer hamburguesas. - la menor abrió los ojos con pura ilusión al escuchar el anuncio, ignorando por completo el asombro de su tío favorito.

- ¡Hey, Laurita! No dije que serían hamburguesas.

La rubia rió con descaro y alzó sus brazos para ser cargada.

Siempre obtiene lo que quiere, la muy aprovechada.

- Tú prometiste que lo harías antes de irte de gira. ¿No recuerdas? - con puchero incluído, la niña hizo su mejor actuación, logrando capturar la atención y el corazón del cantante, quién no podía negarse a tal manipulación.

- Yo también quiero, tío Fred. - reclamó la pequeña May más atrás, quien corrió hasta él mostrando su mejor puchero y pestañeando de manera exagerada.

Este par, ganarán un Oscar algún día.

El cantante puso los ojos en blanco y no supo qué más hacer, salvo morder su lengua y aceptar que tenía razón. Todavía se impresionaba con la retentiva de la niña, muy parecida a la de su padre. Ese John supo heredarle cosas buenas.

- Siempre te sales con la tuya. ¿Qué diría tu papá?

- Que me quiere mucho.

Freddie no pudo resistir y comenzó a llenarle de besos por toda la cara, logrando que Laura comenzara a reír.

- ¡Yo también te quiero mucho! - reclamó Louisa, al tiempo que alzaba sus brazos pidiendo la atención del mayor.

- También hay para ti, pequeño saltamontes.

De pronto todo el camerino improvisado se inundó de risas mientras el cantante jugaba con sus sobrinas, dando vueltas en su eje simulando un helicóptero.

Él las amaba tanto como si fueran suyas, era un amor que nació desde el primer momento que las vió en brazos de sus madres.

¿Cómo podía negarse a complacer sus peticiones? Para eso estaba él, para consentirlas en todo momento, era lo mínimo que podía hacer.

Al dejarlas en el suelo de nuevo, Freddie suspiró y tomó sus lentes de sol de la mesa. Si no salían ahora las niñas no iban a quedarse tranquilas.

- Muy bien, tomen sus cosas y vamos por esas hamburguesas.

- ¿Hamburguesas? ¡Yo también quiero!

La voz de un pequeño lo hizo girar y de inmediato sonrío al ver al mini Roger parado con un brazo en jarra, mientras que con el otro sostenía un balón de fútbol que él le había regalado en su cumpleaños.

Su frente fruncida le hizo recordar tanto al baterista, que no pudo evitar soltar una carcajada.

- ¿Dónde habías estado? Se te había olvidado saludar a tu tío preferido, ¿no?

- Acabo de llegar, mi papá me dijo que estabas con mis primas.

Claro, el muy astuto. - pensó entre risas.

- Y vamos a comer hamburguesas ahora. ¿verdad? - insistió Laura, halando de la manga de su sweater.

El castaño le guiñó el ojo en respuesta, para luego tomar en brazos a Louisa.

- ¿Y bien? ¿Vienes o te quedas, amigo?

Felix presionó sus labios y miró a su alrededor, pescando la atención de Freddie que supo la razón de su reacción.

- Descuida, yo me encargo luego de tu papá.

Con esto dicho, el niño soltó su balón y corrió para tomar la mano libre de su tío.

- La mía sin queso.

- Siempre pides lo mismo, Félix. Ya sabemos. - refutó Laura, poniendo los ojos en blanco.

- Y tú siempre dices: "sin salsa blanca, por favor". - respondió, imitando muy bien a la niña con voz aguda.

- ¡No me gusta la mayonesa!

- Y a mí el queso.

Los dos niños mayores avanzaron ante la risa de la menor de los May, quien abrazaba con fuerza su muñeca favorita.

Freddie rió al ver la absurda discusión de los niños y sin ánimo de meterse en los pleitos Deacon vs Taylor, simplemente se puso sus lentes y sonrió ante la mirada de Louisa.

- Tranquila, tío Freddie te dará su ración de papas fritas, pero será nuestro secreto.

- Shhh, nos pueden escuchar - silenció la niña al cantante al poner un dedo sobre su boca.

Más tarde, sus padres le reclamaron por el menú amplio de comida chatarra que él les dió, pero eso no le importó en absoluto, y tampoco le impidió que siguiera siendo para esos niños, su maravilloso y amoroso tío favorito.

Y así sigue siendo para ellos hoy en día.

Queen's Book (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora