Crocodile Rock

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One-shot escrito para animar unos días duros que atravesé. La música siempre será terapéutica para mí.

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-¡Cierra tu maldita boca!

-¿Qué dijiste?

-Lo que escuchaste… ¿Quieres que te lo repita?

-Ven aquí y repítelo en mi cara, imbécil.

Verlos discutir era música para mis oídos, entre tanto y tanto llegaba a involucrarme solo para hacer molestar más al otro bando, pero en esta ocasión decidí quedarme como espectador a la espera de un buen show para recordar.

Hemos estado con mucho estrés encima, la grabación del nuevo album va muy lenta y a estas alturas no sé si lleguemos vivos a final de año. Nuestros cuerpos, cuerdas vocales, dedos y puños están cansados de tocar, cantar, insultar y golpear. Ya he perdido la cuenta de las veces que hemos discutido en esta semana y me temo que si seguimos así solo uno de los cuatro permanecerá vivo para contarlo.

-Estoy harto de tus niñerías, Roger. Por favor, madura de una buena vez.

-Mira quién habla de madurar, ¡señor perfección! Me chupa un huevo tus opiniones, si no te gusta me vale.

-¿Pueden callarse ya? Son unos idiotas los dos.

-No vengas con esa, Deaky. Tú comenzaste esta mañana al decir que la melodía de la canción era una mierda. Ahora no entres con tu política de santidad.

-Y estoy diciendo la verdad, cabrón. Los dos son unos enfermos orgullosos, ni siquiera pueden ponerse de acuerdo, me dan verguenza. 

Ahora John entra en el cuadrilátero y los estúpidos de Brian y Roger no dan tregua. Mi cabeza está por entrar en un colapso nervioso y no tengo ánimo de defender a nadie, sobre todo cuando ayer fui yo quien casi le parte la nariz a Brian por un manotazo accidental. 

El estudio está saturado de estrés, enojo acumulado y descargado entre todos, además de alcohol y muchos insultos, unos más creativos que otros; pero al final decido apartarme y fumar otro cigarrillo a la espera del primer golpe. Sin embargo, este nunca llega y ya me estoy aburriendo, por lo que prefiero recargarme en algún lugar para despejar la mente.

Y ese es mi querido escape.

Me siento frente al piano del estudio y toco una tecla al azar, mi dedo la presiona y deja sostenida la nota que distorsiona los gritos del otro lado del estudio. Miro hacia el campo de batalla y no se percatan de mi altercado, así que vuelvo a tocar la tecla, pero esta vez la adorno con otras notas. El resultado final es una extraña melodía que sirve de banda sonora para la escena de acción de los chicos, a lo que prefiero seguir explorando y concuerdo que si no puedo unirme en golpes, puedo hacerlo con la música.

Le doy una profunda calada a mi cigarrillo y fijo mi visión en un cuadro que está colgado en la pared, en donde se muestra un recorte de periódico que muestra un artículo dedicado a Elton John. Eso me parece curioso y algo extraño, pero al escuchar la primera patada a una silla, concuerdo que mi compañía con el maestro es mucho mejor.

No puedo leer bien el artículo por culpa de mi mala visión, pero puedo distinguir en una parte del texto el nombre de una canción que me recuerda mis años en la universidad, lugar en el que empecé mi sueño de ser artista y llegar muy lejos, al igual que él, quien ha atravesado por muchos obstáculos para estar ahora en la posición que ocupa.

Aquella semejanza con nuestra carrera me hace sonreír por la ironía y comienzo a tocar la intro de aquella canción que tanto alegró mis noches de fiesta y algunas de estudio.

Queen's Book (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora