Capítulo 20: Esto es una despedida

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Debió intuirlo cuando su jefe dijo ese nombre con molestia mal disfrazada, también cuando su lobo se alarmó y se mostró reacio advirtiéndole que no tenía que salir

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Debió intuirlo cuando su jefe dijo ese nombre con molestia mal disfrazada, también cuando su lobo se alarmó y se mostró reacio advirtiéndole que no tenía que salir. Debió ser precavido cuando escuchó esa voz, también cuando por su necedad decidió asomarse y comprobar que no se trataba de... él.

Ahí estaba, igual que la primera vez que lo conoció, cabello castaño y muy bien arreglado, sonrisa radiante que no perdía su toque de arrogancia, siempre vistiendo con ropa costosa solo por presumir y con un atractivo que no tenía nada que envidiar a los artistas o famosos de Corea del Sur. Demonios, no había cambiado nada en todos estos años.

Sabía que en el momento que sus miradas cruzaron, todo estaba perdido. Porque, para empezar, se había jurado a sí mismo que no volverían a cruzar sus caminos, Park Jimin desapareció ese día que el Alfa decidió humillarlo frente a su familia. Necesitaba escapar. Los latidos de su corazón continuaban resonando en su oído, las manos le picaban y su respiración subía y bajaba con velocidad.

Sabía que algún día todo esto pasaría, ya era demasiado el encontrarse con Hoseok en Seúl. ¿Por qué no pensó que también podría encontrarse con él?

Y la conversación que se desarrollaba fuera de esa habitación, tampoco le ayudaba.

—N-no es nada —respondió con un tono diferente al que ingresó y aclaró su garganta— creí haber visto algo. Pero no importa, tal vez fue mi imaginación.

—¿Seguro? Estás pálido —le dijo la mujer que lo acompañaba.

—Sí Jun, parece que necesitas salir al sol —bromeó, o eso intentó hacer su jefe—. Te traeré un vaso de agua.

—No. No necesito nada. Volveré en otra oportunidad, vamos cariño.

Podía sentir como las lágrimas se asomaban por sus ojos, intentó con todas sus fuerzas calmarse y no sollozar ahí, se contuvo de salir y decirle que era un maldito cobarde. Tan solo agachó la mirada, sintiendo como una lágrima rodaba lentamente por su mejilla.

—Jimin, ¿qué tienes?, ¿qué pasa?

No se percató del momento que su jefe regresó, ni cuando lo sostuvo de sus hombros, tomándose incluso el atrevimiento de acercar su mano hacia su rostro y limpiar las lágrimas silenciosas que se deslizaban por su rostro. Tan sólo pudo abrir la boca dejando que algunos sollozos se escapen.

—Tranquilo, no estás solo —decía Jungkook, porque sin pedirle permiso, lo estaba abrazando, dejando que su aroma lo arrope—. Tranquilo... Jimin, estoy aquí.

—N-no me... no me suelte por favor.

En ningún momento se imaginó que diría esas palabras, mucho menos que la protección que le brindaba Jeon Jungkook se sentiría tan reconfortante. La manera en que lo abrazaba y sostenía, se sentía tan única y especial, pero también se sentía mal.

¡Papá en Renta! ♡ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora