𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 29: ʟᴀ ᴠᴇʀᴅᴀᴅ sɪᴇᴍᴘʀᴇ sᴀʟᴇ ᴀ ʟᴀ ʟᴜᴢ Pᴀʀᴛᴇ 1

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Cuando hay amor uno hace todo lo posible por ver feliz a la persona amada, hace sacrificios que jamás imaginó realizar, o comete el peor error de su vida, alejar al que logra sacarte una sonrisa, al que complementa tu vida, a tu alma gemela, creo en las relaciones donde cada uno pone de su parte, en la que las decisiones son tomadas por los dos, pero en este último terminé fallando, ya no tiene caso lamentarse, como dijo mi tía Suzy, no puedo dejar que la cobardía vuelva a formar parte de mi vida, he dejado pasar situaciones que han arrancado esa felicidad que anhelaba mi corazón.

—Entonces ¿quieres que entregue esto a J…. ? —me apresuro a que él no termine de decir el nombre para quien va dirigido esta carta, a estas alturas del partido creo que las paredes tienen oído, desde que el sol hizo su aparición y cuando estaba dispuesta para bajar al comedor real unos guardaespaldas del rey se encontraban fuera de mi habitación vigilando, armé un escándalo en ese momento que espanté a los invitados de tía Suzy—. Con esto autorizo que parte de mi dinero sea donado a las escuelas de escasos recursos de la provincia, espero que puedas realizarlo sin ningún inconveniente, es de suma importancia que esto llegue directamente a sus manos.

—Sus deseos son órdenes my lady —murmura J-hope, para después despedirse con una reverencia.

Mientras lo veo partir pienso en que manera puedo lograr que me dejen salir sin ninguna sospecha del palacio, por lo visto el Rey Sung Go Jong aún teme que pueda escapar.
Eso es lo último que planeo hacer, estoy totalmente decidida a descubrir la verdad.

Mis planes de ir a visitar a la abuela de la chica nueva, Yubin, se vinieron abajo cuando intenté poner un pie fuera del palacio, como sucedió en la mañana, provoqué un alboroto, ni así logré que me dejaran salir.

Supuse que no sería fácil, pero tampoco imaginé que me negaran el derecho de poder ir a distraerme, es que eso fue la primer condición por la que accedí venir.

Renuncié prácticamente a todo, esto se me hace injusto, camino de un lado a otro en mi espaciosa habitación, la molestia es palpable en mi rostro, lo digo porque mis damas de compañía se mantienen a una gran distancia de mi.

Se ven algo nerviosas por lo que trato de tranquilizarme, también porque no tiene caso gastar más energía.

De repente uno de los guardias anuncia la llegada de la persona que menos deseo ver, doy un largo y tendido suspiro para serenarme y no decir lo primero que me venga en mente.
Mis damas de compañía abandonan la habitación para darnos espacio.

—Hija —no creí que él fuera capaz de romper las reglas de etiqueta para dirigirse a mi de forma casual, mi rostro muestra sorpresa y desagrado, él lo nota—. Sun Jeong, sabes muy bien que esto lo hago para protegerte, no es oportuno que una chica de tu estatus ande por ahí sin alguien que pueda protegerla.

Se excusa, ruedo los ojos antes sus palabras, acaso cree que no sé cuidarme, o que aún sigo siendo una niña, además desde la muerte de mamá nunca volvió a preocuparse por mi,

¿Por qué hacerlo ahora?

Es tan voluble, que no sé que es lo que pasa por su mente, se lamentará él habernos dejado ir hace tiempo, es una gran interrogante que cruzó en este instante por mi cabeza.

—Su alteza, debería saber usted que sé cuidarme sola, desde que abandoné hace tiempo el palacio, mi hermana Seungyeon y yo aprendimos a cuidarnos entre nosotras, por lo que veo algo ilógico su resistencia a dejarme salir por un día del palacio —murmuro con suma tranquilidad—. Ahora, si teme que no regrese al palacio le aseguro que eso es lo último que deseo hacer, estar y pasar de vez en cuando en los lugares que mi madre frecuentó cuando gozaba de buena salud me llena de alegría y esperanza tan solo sentir esa presencia que ella dejó plasmada.

Aᴍᴏʀ Eɴᴛʀᴇ Lɪɴᴇᴀs [Ⓙ︎Ⓔ︎Ⓞ︎Ⓝ︎Ⓖ︎Ⓜ︎Ⓘ︎Ⓝ︎] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora