Por fin después de tanto tiempo de relación, Osamu y yo nos unimos en matrimonio en una ceremonia preciosa, donde todos nuestros invitados asistieron e incluso uno de ellos empezó a bailar como stripper sobre la mesa de los regalos y claramente no les voy a decir que fue Atsumu borracho.
Una vez la ceremonia terminó, yo y mi amado Samu nos fuimos de luna de miel a una playa en Italia.
Todo muy bien.
Solo hay una cosa que me incomoda.
Es una espinita que tengo atorada en la garganta.
Es muy pequeña.
Es el hecho de que no hemos tenido relaciones sexuales.
Llevamos un par de semanas aquí y ni una vez ha querido tocarme o algo.
La primera noche que pasamos aquí, bueno, es pasable por que los dos caímos en la cama como mocos embarrados. Los demás días nos la pasamos paseando y comiendo.
Sin embargo, hoy desperté con ganas. En el día fuimos a comer, después fuimos a una montaña a hacer senderismo, posteriormente fuimos a la playa. Después de la playa, regresamos a la casita dónde nos estábamos hospedando.
— Voy a ir a bañarme — anunció mientras entraba al baño.
Pensé que sería una oportunidad perfecta para seducirlo con mis encantos, así que busqué entre los regalos de la boda, uno en especial. Grité emocionada cuando vi la caja rosada de ese regalo.
Levanté la tapa, saqué un bonito conjunto de lencería negra, del sostén colgaba dos capas de tul negro, que por muy extraño que parezca Kita me regalo.
Fui al otro baño a enjuagarme. Osamu aún no salía para cuando termine, no se me hizo extraño porque siempre que entra al baño, se tarda como 2 horas. Sin desaprovechar el tiempo, me puse ese conjunto.
Fui a la habitación para verme por el espejo y si él no cae rendido ante mí, entonces le da para el otro lado. Acomodé la cama, posteriormente puse un incienso de olor a chocolate.
Ya estaba todo listo, así que me acosté en la cama en dirección al baño, con una pose un poco sensual. Esperando pacientemente a que mi esposo saliera del baño.
Pasaron 5 minutos, 10 minutos, 20 minutos, 30 minutos, 40 minutos, una hora.
Perdí las esperanzas puesto que no salía por alguna razón, entonces me puse a ver mi celular. Deslicé mi dedo para ver la siguiente publicación que el algoritmo de Instagram me mostraba. Ni siquiera me di cuenta, pero empecé a quedarme dormida.
Dejé mi celular en la mesita de noche, me acomodé y comenzó mi viaje astral hacia el mundo de los sueños. Sin embargo, un ruido hizo que una parte de mi siguiera despierta.
La puerta del baño se abrió.
— ¿Ya te dormiste? — escuché que me preguntó, pero ni siquiera me molesté en contestarle.
Sentí que se sentó a mi lado. Luego sentí que se asomaba para verificar si de verdad estaba dormida. No obstante, pensé que simplemente haría eso, pero no fue así.
Dejando a lado el tul negro, empezó a acariciar mi cintura. Siguió hasta que llego a mi panti. Metía su mano entre la tela acariciando mi muslo y yo solo me dejaba porque inconscientemente mi plan había funcionado.
Sus labios empezaron a recorrer mi cuello mientras seguía acariciando mi muslo. Estaba tan pegado a mí, que poco a poco empecé a sentir que algo crecía además de que tenía la sensación de que estaba desnudo.
— ¿Osamu...? — le pregunté haciéndome la dormida. Me besó la mejilla, — ¿Qué haces?
— ¿Desde cuándo te estás haciendo la dormida? — me dijo y me cargo con sus brazos para acomodarme debajo de él. Ups, me atraparon.