Et dans le bruit, je cours et j'ai peur
Est-ce mon tour? Vient la douleur
Dans tout Paris, je m'abandonne
Et je m'envole, vole, vole, vole, vole, vole, vole
¡Ah!
El dulce aroma parisino que recorre las preciosas calles de Francia, llenas de elegancia y riqueza cultural. El aroma de la panadería recién horneada, el delicioso olor del chocolate y el restaurante que estaba al lado de donde trabajaba Satori hizo que su estómago rugiera del hambre.
Decidió que entonces sería hora de cerrar su chocolatería. Después de todo, solo él quedaba.
No obstante, antes de que colocara el letrero en "cerrado", la puerta se abrió y la campanilla se escuchó.
— Bon nuit mademoiselle ¿En qué puedo ayudarle? — preguntó el pelirrojo cuando vio a una mujer entrar a la tienda.
— Bon nuit, quería saber ¿a qué precio tienen las trufas de chocolate blanco? — preguntaste una vez viste a la persona de la barra.
Era un lugar precioso y bastante elegante para ser una chocolatería, pero después recordaste que al dueño le habían hecho un par de documentales y muchas noticias de su tienda.
— Las vendo en cajas de 8 porciones y se puede elegir entre chocolate con leche, chocolate oscuro y chocolate blanco. Puede estar rellenas de lo que usted guste y tienen un precio de 253 euros — respondió Tendo con una sonrisa.
— Muy buen, ¿podría hacer un recargo de 500 para dentro de 4 meses, por favor? Es para mi boda — expresaste emocionada. Habías encontrado al hombre ideal en el lugar ideal.
— Esta bien, la entrega de las trufas será el día que usted indiqué y puede terminar de pagar dos días antes del evento — añadió el pelirrojo mientras agarraba una agenda y un bolígrafo.
— ¿Cuándo sería el evento?
— El 5 de junio. A nombre de (Nombre) (Apellido) — contestaste.
Tendo escribió en la agenda todo lo que le indicaste.
— ¿Serían de chocolate oscuro, con leche o blanco?
— De los tres.
— ¿El relleno de que sería?
— Nueces.
— Esta bien, su pedido estará en tiempo en forma. El primer pago sería de 5, 720 euros
— Claro — respondiste y sacaste tu cartera. Le entregaste la cantidad ducha y él te dio un comprobante del pedido.
— Muchas gracias, señor...— dijiste.
— Tendo, Tendo Satori — dijo amigablemente.
—¡Muchas gracias señor Tendo! Regresaré en tres semanas para pagar la siguiente parte — dijiste con una sonrisa genuina.
Te despediste agitando tu mano y saliste de la chocolatería.
El pelirrojo suspiró.
Le habías gustado.
Una pena que te fueras a casar.
(...)
Tendo le dedicó tiempo, esfuerzo, sudor y dedicación a las trufas que le pediste. Además de ser para ti, era lo que más le apasionaba.
El ver como las barras de chocolate se derritan y el aroma que producían. El calor que se sentía, simplemente todo ese mundo de sensaciones le daba calidez a su corazón.