Isabella: Mierda, Camila.- Isabella la mayoría de las veces no insultaba era una persona tan correcta y muy pocas veces se dejaba llevar por el momento pero justamente ahorita era uno de esos días.En la mañana siguiente le habían dado de alta a Mike estaba tan feliz por eso, mi pequeño estaba bien y sobre todo estaba donde debía estar, en casa y a Salvo.
- Que sucede.- Grite desde la sala aún que ya sabía de sobra lo que sucedía siempre solía dejar los juguetes de Mike botados en todos lados y eso le disgustaba a morir a Isabella.
Isabella: Cuando entenderás que esos juguetes un día van a provocar un accidente mujer, ten más cuidado.
- Bueno miralo de una forma buena si te sucede algo estarás a Salvo conmigo.
Isabella: Si claro con eso que odias los hospitales seguramente moriré con tus cuidados.
Yo solo reí con su comentario, estaba tan agusto en el sofá que no podía moverme, miré como lo hijo respiraba de apoco a poco Mike era todo lo perfecto que podía existir en mi vida y no solo por qué venía de Maia, Mike había llegado a mi vida de la forma más natural y simple cuando no lo estaba esperando ni planeando. El había llegado a mi para darle un nuevo sentido a mi vida y dejarme ver qué era más de lo que estaba siendo el me demostró el amor sincero y verdadero ese que no pedía nada a cambio por qué con tan solo alimentarlo, abrazarlo, cambiarle el pañal y hacerlo dormir el era feliz no necesitaba más para darme una de sus hermosas sonrisas.
Si me hubieran dicho que un hijo me cambiaría la vida y las perspectiva no lo hubiera creído, es más hubiera enloquecido y atemorizado a la vez pero ahí estaba siendo una madre y cuidando del pequeño Michael. No negaría que si tuviera a Maia todo sería diferente en mi vida, estaría en el trabajo quizás y Maia aquí cuidando de nuestro hijo o tal vez sería al revés, el punto era que no sabía ni tampoco descubriría eso por qué Maia se había ido y no sería posible saberlo, de cualquier forma se que lo habríamos echo funcionar.
Isabella: También sentí miedo al saber que estaba mal, esta eso mal.- La mire de golpe no entendía su pregunta en realidad.- Está mal que me haya dado miedo perderlo cuando no soy nada para el.- Entonces entendí lo que me quería decir, entendí lo que ella estaba sientiendo en esos momentos, me pare y fui hacia donde estaba, la mire y la abrace.
- Ho cariño, claro que no está mal, al contrario no sabes lo feliz que me hace saber eso, el día que Mike nació y tú me lo entregaste sentí todo el amor que le tenías Isa, y eso no está mal por qué desde ese momento tu y el crearon un lazo inseparable. Es más juraría que Mike moriría sin tu presencia.- Ella sonrió y eso me gustaba.
Isabella: A veces eres tonta.- Estaba tonta por ella, en cierta forma lo estaba y como no iba a estarlo si Isabella era una maravillosa mujer que desde el día que había traído a Mike al mundo no hacía más que preocuparse por el.
- Isabella se que a veces suelo ser una mujer muy inestable y sobre todo alguien indecisa pero puedes estar segura que amo la manera en que cuidas y haces tuyo a Mike, puedes estar segura que no hay manera de enojarme que el te adore y te ame más, de echo estoy segura que cuando crezca no habrá poder humano que haga separarlos.
Ella me abrazo aún más y sentía su calor tan cerca de mi que no podía evitarlo, no podía evitar besarla, y eso hice, la bese y era un beso suave y puro sin nada de deseo era raro a la vez por qué me sentía tan nerviosa era la primera chica después de Maia que besaba y que sentía esto, estaba comenzando a querer de más a Isabella y no sabía si estaba bien.
Isabella: Tengo miedo en que esto llegue a cambiar nuestras vidas Camila.
- Claro que va cambiar nuestras vidas pero para bien Isa, ya lo verás que si, solo debo hacer algo más y creo que sabes que es, no me sentiré bien si comienzo algo sin antes decirle o al menos desahogarme con ella entiendes la situación verdad.
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Apareciste tu ( II PARTE).
RomanceHace mucho que ya no sé de ella, ya no conozco que libros le siguen apasionando, ya no se que lee por las tardes. Ya no se qué música escucha ahora, ya dejé de contar los días y la distancia en el que está por el simple echo que no sé a dónde se enc...